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De lo más artesanal a lo más moderno. De los perros expertos en encontrarla a combinarla con vermú. La trufa no pierde ni vigencia ni interés y la octava feria del producto en Álava, que cuenta con la colaboración de EL CORREO, dio ayer buena ... cuenta de ello en Rivabellosa. Ni los fuertes vientos, que pusieron a Álava bajo alerta meteorológica, pusieron freno a la afluencia de cientos de visitantes al evento agroganadero, que este año ha apostado por la innovación y por profundizar en el conocimiento de un producto exquisito y que en el territorio encuentra las condiciones propicias para su crecimiento.
La jornada arrancó a las 10.00 horas con la apertura de los puestos de productores y artesanos, que por suerte no tuvieron que lidiar con las rachas de viento gracias a la cubierta del polideportivo en el que estaban instalados los puestos. Un total de 44 'stands' hicieron las delicias de quienes acudieron no sólo a comprar trufa; también otros productos como miel, queso y embutidos. No faltaron, como en toda feria que se precie, los talos y los 'txampis' para completar el festín gastronómica.
A las 10.30 tocó formarse. La truficultora Luz Cocina, directora técnica de MicoLab, ilustró a los interesados sobre el hongo con una conferencia para profundizar en el conocimiento de la trufa alavesa y, sobre todo, en cómo asegurar su producción en el futuro. «Es una eminencia en el sector, una de las personas con más experiencias. Ha llenado el salón de actos, que tiene capacidad para unas 160 personas, durante más de una hora», explicaba Patricia Álvarez, del Ayuntamiento de Ribera Baja.
Responsable de organizar el evento, Álvarez lo tildó de un «éxito». «No he parado en toda la mañana, ahora acaba de llegar la txaranga y les he tenido que decir para dónde tenían que ir», se disculpaba. Cree que, pese al creciente interés, «la trufa sigue siendo una gran desconocida en Álava», y eso que la de aquí es de alta calidad. Apunta, no obstante, que sobre la mesa de los pequeños productores del territorio está el mismo reto que en el resto del agro: «el relevo generacional».
Después llegó lo práctico: el momento de empezar a oler la trufa con una sesión de 'show cooking' a cargo del chef mirandés Javier Sanz. El evento sirvió a los espectadores para ver en directo aplicaciones culinarias del producto, uno de los retos pendientes para quienes saben degustar la trufa pero no prepararla en casa. Y es que frente a esa imagen de producto de élites, la Feria busca mostrar precisamente que la trufa está más al alcance de la mano de lo que creemos. Por eso, igual que en 2024, este año volvió a organizarse un 'vermú trufado' para que la gente viese aplicaciones como la de Casa Julio, que este año ofreció unas alubias trufadas dentro de la oferta de pintxos que ofrecieron los bares en esta jornada y que ayer se podía degustar por dos euros.
La exhibición canina también encandiló a los espectadores por la rapidez con la que XX, un XXX rescatado por una protectora hace XX años, encontraba los hongos.
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