La familia de Sophia Lösche está convencida de que «hubo un móvil sexual»
Arranca el juicio por el asesinato de la activista alemana aparecida hace 13 meses en Egino. El acusado alega que «me culpó de robarle hachís, me agredió y la maté»
La familia de Sophia Lösche está convencida de que Boujemaa L., camionero que la recogió cuando hacía autostop, «la mató por un móvil sexual». ... Así lo ha recalcado en el juicio por asesinato que ha comenzado esta semana en la localidad alemana de Bayreuth y que se alargará hasta mediados de septiembre. La joven apareció sin vida cerca de Egino hace ahora 13 meses. A 1.600 kilómetros de donde fue vista con vida por última vez.
Un resquemor extra embarga al entorno de la víctima. «Si la Policía alemana hubiera hecho bien su trabajo, mi hermana estaría viva», asegura Andy. Se refiere al informe de la autopsia, que será analizado la próxima semana. Timbrado por dos forenses del Palacio de Justicia vitoriano, este dictamen marca con bastante exactitud el momento de su muerte. Las fechas dejan en mal lugar a los investigadores teutones.
Sophia, de 28 años, subió al camión conducido por Boujemaa la tarde del jueves 14 de junio del año pasado. Su padre alertó oficialmente de su desaparación la mañana siguiente. «Y la autopsia dice que mi hermana murió entre la tarde del sábado 16 y la siguiente tarde. Sophia estaría viva si la Policía de mi país nos hubiera hecho caso», denuncia Andy, convertido en portavoz de los Lösche.
Fue la propia familia la que obtuvo las pistas para señalar a Boujemaa, un camionero marroquí de 42 años capturado por la Guardia Civil en Jaén al incendiarse su vehículo. Intentaba alcanzar su país. Se enfrenta a una pena de quince años.
En su turno de palabra, Boujemaa reconoció su autoría. La mató «con un trozo de tubería de hierro» jamás hallado. Pero dio una versión totalmente diferente a la esgrimida por la familia. «La recogí y al principio todo fue bien». Hay imágenes de que tomaron un café en una gasolinera. «Luego ella se fumó un canuto y me culpó de robarle el hachís. Se puso agresiva, me atacó y la golpeé», relató. Pidió perdón a los Lösche, presentes en la sala de vistas.
Ni la fiscalía ni los Lösche le creen. «No es más que un cuento de hadas, como el de las mil y una noches», apunta Andy, para quien «resulta duro ver la cara del asesino de mi hermana».
Dónde la mató
Aparte del posible móvil sexual, se desconoce el lugar exacto donde la asesinó. Es seguro que fue dentro de la cabina de su camión, la cuestión capital se refiere a en qué punto geográfico se encontraba. Tras la revisión de decenas de cámaras y el estudio del GPS, la Policía alemana apunta a Lauf, localidad próxima a la frontera francesa. A partir de esa parada –hizo 13 en Alemania–, el procesado se cambió de pantalones. Quizá porque los primeros se le mancharon con sangre de la víctima.
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