Txus, el protagonista de la mítica canción de La Polla, es el fallecido en la balsa de Langarica
Era un conocido vecino de la localidad alavesa que trabajó como cartero en la zona después de ser pastor de ovejas en Estados Unidos. «Le dio un ataque epiléptico y se quedó allí»
Salvatierra vive conmocionada tras conocer la identidad del cadáver encontrado el pasado domingo en la balsa de Langarica. Nadie quiso creerse el rumor que ... primero se empezó a divulgar por WhatsApp y que este jueves se confirmó cuando se colgó su esquela en las paredes de la localidad. Jesús Uriarte no era un vecino cualquiera. Su carácter bohemio y su afición a las largas conversaciones hacían que a muchos les temblara la voz tras conocer que la fatalidad se había cruzado en su camino.
Sus amigos destacan que era habitual que desapareciera con su bicicleta de vez en cuando, así que nadie dio la voz de alarma. La familia relata que el motivo de la muerte fue un ataque epiléptico que sufrió mientras se daba un chapuzón en la balsa, en cuya orilla se encontraron un pantalón, una camisa y un par de sandalias, pero ningún tipo de documentación. «Le dio un ataque y se quedó en Langarica», remarca uno de sus conocidos a este periódico.
Había recorrido la zona en numerosas ocasiones repartiendo cartas cuando trabajaba para Correos. «Le llamábamos el cartero hippie», rememora un vecino de Iruraiz-Gauna que se resiste a aceptar la noticia.
Su vida destaca por ser muy poco convencional. Con media melena y barba aparece junto a los componentes originales de La Polla Records en los álbumes de fotos de sus primeros conciertos, a principios de los ochenta. De hecho, Evaristo Páramos le dedicó la canción 'Txus', una de las más conocidas y coreadas de la banda de Agurain que, precisamente, vuelve este año a los escenarios tras 16 años de parón. «La letra era una exageración, una broma entre colegas», reconocen aquellos que participaron en aquel movimiento del rock radical vasco que nació en la Llanada Alavesa.
A partir de ahí, su vida dio muchos saltos. Entró en el Ejército para formar parte de la brigada de paracaidistas y más tarde puso rumbo a Estados Unidos, país que veneraba, donde fue pastor de miles de ovejas. Finalmente volvió a Salvatierra, donde trabajó -entre otros oficios- como cartero.
«Alma de nómada»
Ahora, sin aquella media melena de juventud, recorría el territorio a bordo de su bicicleta y muchas veces había sufrido importantes golpes en caídas provocadas por ataques epilépticos. «Tenía alma de nómada. Bajaba a Marruecos con un coche, lo vendía y se pasaba allí una larga temporada. Hubo una época en la que estuvo viviendo en una especie de tienda de campaña india junto al Nacedero de Zarpia, que tiene unas cascadas de agua preciosas. También estuvo por la zona Alaiza, en Iruraiz-Gauna. Era un hombre muy inquieto», describe uno de sus conocidos que recibe la noticia con «mucha tristeza».
Ahora residía en la calle Mayor de Salvatierra, donde sus vecinos reciben atónitos la noticia. «Yo juraría que lo vi hace poco caminando solo. Aún no me lo creo. Al principio me han dado ganas de salir a la calle para ver si alguien me decía que todo había sido un malentendido», se lamentaba este jueves una hostelera.
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