Tiene dos millones de lectores y ha ganado parte de ellos en el último año gracias al reconocimiento que supone el Premio Planeta. La ... escritora vitoriana Eva García Sáenz de Urturi, un fenómeno literario, aprovecha 2021 para disfrutar del éxito y recargar energías antes de volver a los borradores y las planificaciones de escenas. Mañana firmará ejemplares de 'Aquitania', Premio Planeta 2020, en la Casa del Libro a partir de las 19.00 horas.
–Al fin regresa a Vitoria con 'Aquitania' para firmarlo. ¿Lleva mucho tiempo de gira?
–Este año del premio Planeta ha coincidido con la pandemia y hasta ahora no había sido posible hacer una firma en Vitoria. En San Jordi estuvimos muy pocos escritores con todo controlado y cita previa. Aún así, estuve firmando durante doce horas. Vuelve la conexión con el lector, que es algo más humano que hacer clubs de lectura 'online'. Tener la pantalla de por medio supedita mucho.
–Vuelve a su ciudad natal tras recibir el Planeta. ¿Cómo se siente?
–No había tenido oportunidad de volver a Vitoria con los cierres perimetrales y siento mucho orgullo de que haya una escritora de la ciudad con este premio. Yo ya publicaba en 40 países, pero este es el referente que cualquier escritor tiene de lo mejor que le podría pasar en la vida y algo que realmente queda para toda la vida, como apellido. Mi padre era muy bibliófilo y de pequeña me dormía viendo los lomos de los premios Planeta. Me sé de memoria los de los años 70 y 80 y sus portadas. Mi padre los compraba todas las Navidades.
–¿Le deja tiempo para escribir tanta repercusión?
–Aunque la gira presencial ha empezado más tarde, tengo entrevistas y charlas todos los días. Me planteé tomarme este año para disfrutar del Planeta. Es un momento único y pienso que hay que saber estar presente, disfrutar de los triunfos en esta era de la inmediatez y la productividad. La pandemia nos ha enseñado a dar valor a las cosas. Hay quien piensa que terminamos con una novela y empezamos otra, pero la literatura es un oficio creativo. Se necesita un periodo de incubación, volver a llenarte y pensar en qué te apetece escribir. Luego hace falta un periodo de documentación de año y pico para hacer la planificación de escenas y pasar al primer borrador. Cada trabajo es como una tesis doctoral.
«De pequeña me dormía viendo los lomos de los premios Planeta, mi padre los compraba todos»
«Un lector ruso se ha tatuado la oveja de la cubierta del libro, es un halago inmenso»
–Terminó de escribir 'Aquitania' en marzo de 2020, en pleno confinamiento. ¿Cómo lo vivió?
–Estaba con las últimas 60 páginas y quería mantener el tono emocional de la novela. Recuerdo con intensidad todo lo que supuso estar en el despacho. La novela trata sobre Aquitania, un territorio entonces culturalmente más avanzado que el resto de Europa, Leonor y todo el linaje. La historia arranca con su padre, que murió en Compostela, pasa por su abuelo y sus hijos, entre los que se encuentra Ricardo Corazón de León. Todo nace de personajes muy potentes y carismáticos que quedaban bien para una narrativa muy dramática. Como dijo Juan Eslava Galán, esta novela es como un fresco, un retablo del Medievo. Por eso tiene cuatro voces.
–¿Por qué decidió escribir una novela coral?
–Pongo voz desde al mendigo hasta al rey y la reina. Me interesaba esa parte dura del Medievo que habla de la supervivencia. Todos tenían que sobrevivir con las cartas que a cada uno le tocaban en la vida, era una época muy convulsa y conflictiva. Todos los personajes, tanto los protagonistas como los antagonistas, son supervivientes puros y duros. Que estuvieran al borde de la supervivencia me atraía mucho. Que tuvieran una amenaza letal en todas las etapas de su vida me parecía interesante narrativamente.
–¿Es complicado escribir sobre el pasado sin atribuir valores actuales a los personajes?
–Para ello hay que sumergirse en la documentación. Leer cartas de los reyes de la época, los documentos que firmaban y descubrir su punto de vista. Ver cómo veían los cronistas de la corte francesa el día a día... Empecé a documentarme y, tras año y medio, tenía una idea de la legislación de la época, la comida, los vestidos, la arquitectura, cómo funcionaban ciudades como París y Poitiers.... Su cotidianidad. A partir de ahí es fácil ver el mundo desde su punto de vista y olvidar los sesgos de la mirada contemporánea.
–¿Prefiere el público leer sobre el pasado en estos momentos? No parece que la pandemia haya empapado todavía la literatura.
–El año pasado hubo una primera ola de literatura de inmediatez con muchos diarios de confinamiento. No funcionaron porque todos estábamos viviendo la misma experiencia y nadie quería leer cómo otro pasaba por lo mismo. ¿Habrá una literatura revisionista? Estoy segura de que sí, pero entre 7 y 15 años después de que pase la pandemia. Se evita trasladar las PCR, las mascarillas y geles a la ficción, tanto escritores como lectores huyen de la fatiga pandémica.
–¿Qué opiniones recibe de los distintos países en los que ha publicado?
– Es fascinante que algo tan local como la trilogía de la Ciudad Blanca triunfe en Alemania, Polonia o Brasil. Un lector ruso se ha tatuado la cubierta del libro, que en la edición rusa es una oveja con una calavera en el lomo. El libro le había marcado tanto que había decidido llevarlo toda la vida encima. Me lo tomo como un inmenso halago, he conseguido una narrativa muy universal.
Firmas de libros y encuentros en el «año planetario»
Recibió el premio más prestigioso de las letras españolas en octubre pero la pandemia no le permitió arrancar su gira presencial entonces. La vitoriana visitará la capital alavesa mañana y protagonizará una firma de ejemplares en la Casa del Libro a las 19.00. Espera seguir de gira los próximos meses para encontrarse con sus lectores y seguir promocionando 'Aquitania', el libro más vendido en España en 2020.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.