

Álava celebra el «milagro» de hablar euskera
Las ikastolas reúnen en Vitoria a miles de personas en un evento que se impone al viento, los amagos de lluvia y la huelga de jardineros
'Etengabe'. Con este lema (constantemente, en castellano) celebraron las ikastolas el Araba Euskaraz este domingo en Vitoria. Un clamor por el euskera y ... una fiesta sin parangón que se impuso a la huelga de jardineros, el viento e incluso algún amago de lluvia a primera hora. A falta de las campas de Olárizu buen papel hicieron el parque del Prado, la ikastola Armentia y Mendizorroza para celebrar los avances –el 85% de los jóvenes alaveses hablan euskera– y pedir que se extienda más allá del ámbito educativo un idioma cuya permanencia en el tiempo fue tildada de «milagro» por la escritora Karmele Jaio. «El euskera no es algo que tenemos, sino algo que somos», enfatizó la autora vitoriana.
La fiesta, que este año destinó la recaudación a la ikastola Bastida, reunió a cientos de jóvenes repartidos entre los tres espacios reservados para el evento. Desde primera hora, el entusiasmo era más que visible. Así lo mostraban unas jovencísimas Nuria Baños, Maider Minguillo, Mireia de Lacalle, Jare Murga, Aintzane Manterola y Uxue Ortiz. Venidas desde Aiaraldea hasta la capital alavesa, esperaban a los conciertos jugando y hablando íntegramente en euskera. Ortiz hacía de portavoz del grupo, que ya celebraba que el año que viene la fiesta se trasladará a Amurrio tras un lustro en Vitoria. Lo hará a la ikastola Aresketa, en cuyas aulas ha estudiado buena parte de la cuadrilla.
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«Nos hace mucha ilusión, será como jugar en casa», apuntaba. Como ella, muchas de sus amigas son habituales a la cita y acuden año tras año. «El Araba Euskaraz es mucha emoción. Es algo que esperas durante mucho tiempo con ganas. Yo llevo viniendo desde pequeña con mis aitas y poder venir con mis amigas ahora es ir viendo como, poco a poco, vas avanzando en la vida», indicaba.
Aunque algunos como el vizcaíno Iker Peña sí que lamentaban no celebrar en las campas de Olárizu – «estaba todo más concentrado»–, también los había que no tenían problema. En el primer bando imperaban padres como Unai Fernández que opinaban que «había más espacio y más actividades» en la ubicación tradicional que en este recinto «algo separado» y repartido en tres puntos distintos. Entre los segundos, dominaba los jóvenes como Lucía Causape, que después del viaje desde Oion no ponía reparos a las matas asilvestradas porque «la fiesta sigue igual» en cualquier caso.
Realidades sociolingüísticas
Jóvenes y mayores coincidieron con los mensajes institucionales sobre la necesidad de extender el euskera más allá de las aulas. Cada uno, desde su propia realidad sociolingüística. Para las jóvenes de Aiaraldea, lo más llamativo es «la diferencia entre Bilbao y Vitoria». «Allí oyes gente en euskera y aquí esto casi ni pasa», relataba Ortiz. En Rioja Alavesa, el problema está en los propios pueblos. «Da pena, porque vas por la calle y no puedes hablar porque la gente no lo entiende. Poder usarlo un día como hoy está genial», resumía Causape.
Incluso entre los más adultos, como entre la pareja de Unai Fernández y Leixuri Álvarez, las opiniones son distintas. Mientras vigilan a los pequeños Sugoi y Ainize, el padre de los pequeños opinaba que ha habido un avance en los últimos años. «Ahora los niños hablan más euskera y se oye más en la calle. En parte porque los padres nos hemos mayores y ya aprendimos euskera en su día, de modo que los adultos lo hablamos más», señalaba.
Sin embargo, la madre discrepaba y contraponía a ello la diversidad de orígenes de los vitorianos, con muchos vecinos procedentes de otros puntos donde no se habla euskera. «En clase la mayoría de los padres no son vascos, son de otros sitios de España o de otros países», algo que hace que muchos de los progenitores «no hablen euskera con los niños». «Me parece que el euskera, últimamente, ha vuelto más a los centros educativos». Algo que muchas veces no es sencillo. La propia familia admitía que con los pequeños se entremezcla el euskera y la lengua de Cervantes, pero que con los abuelos –oriundos de otras regiones de España– «hablamos en castellano». «Si estás con toda la familia, es el idioma con el que nos entendemos todos».
Referencias a la historia, los retos de futuro y el desplante de Ayuso
La apertura institucional incluyó un amplio abanico de referencias. Mientras el presidente de la organización Unai Mendizabal defendió el carácter acogedor de las ikastolas, la viceconsejera de Políticas Educativas, Lucía Torrealday, admitió que a futuro la mayor diversidad de orígenes obligará a «hacer un esfuerzo especial para seguir educando al alumnado en euskera». Por su parte, el diputado general Ramiro González reivindicó que «la historia ha demostrado que el idioma puede romper barreras» y la alcaldesa Maider Etxebarria pidió «protección» para la lengua ante «ataques como los que hemos sufrido recientemente», en alusión al desplante de Ayuso en la Conferencia de Presidentes.
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