La esencia de San Cristóbal y Adurza en 72 'disparos'
Los vecinos, con sus imágenes analógicas, resultado de talleres con artistas locales, ofrecerán una «mirada crítica» sobre el pasado, presente y futuro de estos barrios
Sólo una toma debe bastar para reflejar el espíritu obrero, la convivencia con la inmigración o el sentimiento de comunidad que pervive, entre muchas otras ... señas de identidad, en los barrios de Adurza y San Cristóbal. Una treintena de vecinos -residentes allí y en otros distritos- se enfrentan durante algo más de medio año a un reto creativo que les imponen las cámaras analógicas. El carrete de una Kodak de medio formato les deja hacer 72 'disparos' para explorar el pasado, presente y futuro presentes en sus calles.
Ese proceso en el que están involucrados las asociaciones de de vecinos, el Bizan, el centro de salud de Olárizu, estudiantes del instituto Federico Baraibar o el centro cívico Hegoalde, entre muchos otros agentes, forma parte de la esencia del proyecto 'Barrio Creativo'. La iniciativa, impulsada por el Centro de Innovación Abierta y Transferencia Creativa de Álava, Hibridalab, persigue trazar un imaginario de estas zonas en distintas períodos de tiempo, que culminarán con distintas exposiciones en mayo. El resultado se mostrará en el exterior del edificio del centro en la calle Miguel Unamuno, pero también en distintos comercios o instituciones.
Para llegar hasta ese punto, lo primero es enfocarse en lo lejano. Ese primer paso lo empezaron a dar el pasado 28 de octubre. Hasta el 10 de marzo se reunirán todos los lunes en el auditorio de Hibridalab y ayudados por artistas locales irán dando forma a todas esas ideas que hoy resultan tan abstractas. Los curadores del proyecto son el fotógrafo vitoriano Josetxu Silgo y las impulsoras de la asociación cultural IN SITU Art, Yone Estivariz y Sara Berasaluce. Esta última ha sido la que ha marcado las primeras guías para saber cómo manejar negativos. No unos cualquiera, si no aquellos que se encuentran en los álbumes familiares olvidados y que, sumando los de todos, servirán para armar una imagen de cómo se ha transformado el barrio.
Una forma más de «crear red»
En esta etapa, antes de que cada uno se enfunde unos guantes blancos para mantener libres de polvo y de dedos grasientos esas valiosas imágenes, de que les enseñen a catalogar los documentos de archivo y como tarea previa a ponerse creativos con todo el material que hasta hace poco se acumulaba en sus estanterías de recuerdos, se pide a los participantes una palabra o una frase. Con la puesta en común de la visión de todos bosquejan una estampa primigenia de cada barrio.
Ese primer 'flash' que aparece en su memoria devuelve coincidencias que se expresan de distintas formas, pero que vienen a decir lo mismo. «Estos son barrios origen que dieron lugar a la expansión de Vitoria», comentan. Destacan su «fuerte identidad» y reconocen que son «especiales», que tienen algo distinto a todas esas parcelas casi en exclusiva residenciales que se han multiplicado en los últimos años y han dado lugar a nuevos distritos.
Sonia se ha apuntado a los talleres porque quiere averiguar qué hacer con todas esas fotos antiguas, a la par que le motiva contribuir a esa reflexión sobre el futuro que le espera a las calles de su infancia. Marieta e Ibone, aunque pertenecen a generaciones completamente distintas, consideran que ésta es otra forma de «crear redes o puntos de encuentro» entre los vecinos. «Se trata de reapropiarnos el espacio», se responden y asienten. «Y con voces diferentes, de distintas edades, también podemos plantar cara al Ayuntamiento, aportarle críticas, pero constructivas, desde las herramientas creativas», apostillan. Porque hay numerosos aspectos que les preocupan como la falta de convivencia con la diversidad, las zonas sombrías, la poca accesibilidad, una posible desmemoria o las lonjas vacías, entre otros.
Así, el presente resulta, a priori, más sencillo de analizar. Se corresponde con ese vistazo que se encuentran cuando cruzan el umbral de su casa. A la vez es la base para reconstruir el pasado y reinterpretar el futuro. La arquitecta María Azkarate les ayudará a entender cómo nos relacionamos con los espacios que habitamos: calles, plazas, casas y comercios, y con sus consejos, aprenderán a captar las distintas facetas de la vida urbana. Eso sí, no tienen una directriz única sobre qué capturar. Cada uno escoge aquello que le hace conectar con el barrio: desde su evolución hasta una cuestión que le haya marcado, como haber crecido al otro lado de las vías.
El futuro, «que cuando se imagina, en muchos casos, parece apocalíptico, pero no tiene por qué ser así», tomará forma de la mano de la artista visual Alejandra Bueno y del gestor cultural Roberto Gómez de la Iglesia. Por el alto interés que ha tenido el proyecto, también se abrirá a otras personas que quieran sumarse, aunque éstos deberán mandar sus imágenes (ya hechas con sus propios aparatos electrónicos) por redes sociales o correo electrónico.
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