«Empezamos a faenar en la viña todavía de noche»
Los vecinos de Rioja Alavesa intentan sortear el sofocón tras cuatro días sin bajar de los 35 grados. «Por la tarde ya no se puede trabajar»
La segunda ola de calor del verano amenaza con achicharrar toda Álava, pero Rioja Alavesa tiene muchas papeletas para acabar llevándose la peor parte. Así ... lo indican los pronósticos de Euskalmet. La menor altitud con respecto a la Llanada y la llegada tardía del viento de componente norte por las tardes elevarán los termómetros hasta rozar los 40 grados. Sin ir más lejos, la cuadrilla del vino ya encadena cuatro días sin que los mercurios desciendan de los 35 grados y, con este jueves, el territorio en su conjunto cumple su tercera jornada en alerta por elevadas temperaturas. Ayer en las horas centrales del día el bochorno ya se sentía casi insufrible y, antes de que el termómetro se disparara hasta las cifras más tórridas, los vecinos apuraban los primeros compases de la mañana -los más frescos- para pasear por la calle o el campo antes de que el solazo les obligara buscar resguardo en casa.
La estación de Páganos registró ayer 38,4 grados y en la de Moreda se alcanzaron los 37,7
Los más tempraneros fueron una vez más los agricultores. «Intentamos madrugar lo máximo posible. Hay quien se monta en el tractor incluso estando todavía de noche», explica Miguel Ángel Bujanda, viticultor y alcalde de Moreda de Álava. En este pueblo en el que se cruzan las fronteras de la provincia con La Rioja y Navarra, los vecinos se libraron por poco de probar otra noche tropical con una mínima de 17,9 grados. Todavía lejos de los 22 a los que llegaron a dormir en el peor día de la anterior ola de calor, el pasado 17 de junio.
Insomnio también provoca en más de algún bodeguero la manera en la que la canícula pueda dejar su poso en el viñedo. Con la espergura hecha hace poco más de un mes, las tareas se reducen antes de la vendimia a vigilar la buena salud de los racimos. Máxime cuando la sucesión de días con registros excepcionales se suceden con una frecuencia preocupante. «Con este calor los cultivos sufren un parón en su crecimiento y se retrasa la maduración de la uva». Un mecanismo de autodefensa frente a una temperatura que en aquella muga no baja de los 35 desde el pasado domingo y que ayer ya escaló a los 37,7.
«No sé si pondremos el aire acondicionado, por lo pronto bajaremos las persianas hasta abajo»
Otros que también ralentizan su caminar y miden más sus esfuerzos son los obreros. Albañiles de mucho aguante como Txus de Sa, capaces de soldar, amartillar y levantar pesos pesados impertérritos a pleno solazo. Ayer él y su cuadrilla de cuatro peones continuaban como si nada la reforma que estas semanas acometen en la iglesia y casa cural de Lapuebla de Labarca. Eso sí, con flexibilidad. «De momento no hemos cambiado el horario. Pero, si no se puede trabajar, no lo haremos. Hay veces que no se puede ni coger una barra de hierro de lo caliente que está. Lo mismo pasa con el mortero. A ciertas temperaturas tampoco se puede aplicar porque no se pega y se acaba desprendiendo», explica el cabeza de obra.
Con la nevera a cuestas
Conveniente es, además, seguir a rajatabla la regla número uno para esquivar la insolación: beber agua muy a menudo. De ahí que, a parte de la caja de herramientas, este verano el inseparable de este grupo sea esa nevera portátil bien surtida de botellines. «En mes y medio que llevamos con este encargo hemos gastado ya 10 cajas y un día como este podemos gastar una entera».
«En mes y medio de obras hemos gastado diez cajas llenas de botellines»
Momentos en cualquier caso sembrados para el descanso y la tertulia como la que ayer mantenía María Ángeles Ruiz y otras cinco vecinas en ese magnífico balcón sobre el Ebro que es la plaza de El Plano. «Aquí al lado del río parece que viene la brisa más fresca», comentaba. «Hay que aprovechar que luego a la tarde no hay quien trabaje», decía ya pensándose seriamente si necesitaría enchufar el aire acondicionado, que, con los precios de la luz, ya se antoja casi un lujo. «Por lo pronto cerraremos las persianas hasta abajo».
Y del café caliente a ese vino al que no quiso renunciar Antonio Camacho, que ayer disfrutaba como un enano con nuestros preciados caldos y deliciosos pintxos en Laguardia. Claro que contra eso del calor ya anda inmunizado, como todo buen cordobés. «Nos habían dicho que era muy bonito y efectivamente lo es», alababa de la villa amurallada donde un día más en sus estrechas calles no faltaron 'guiris' ni mochileros. «Esto no es calor, calor es lo de Sevilla. Aquí se va por la sombrita divinamente. Es que sois un poco quejicas», lanzaba con cierta sorna Rosa Romero, de la mano de Camacho.
Eso sí, con 38,4 grados que se registraron al mediodía en la cercana Páganos, a más de uno le habría apetecido matar el sofocón de golpe con un chapuzón. Así lo hicieron Mikel Martínez, Gloria Viñegra y sus hijos Unai, Ainara y Janire, a menudo los primeros en entrar y los últimos en salir de la piscina de Navaridas. El plan era bien sencillo. «Vivimos aquí al lado. Venimos un rato, comemos en casa, los críos se echan la siesta y después volvemos», explicaba Martínez. Además, con apenas otros 200 vecinos, se aprecia la visita hasta exclusiva y mucho más tranquila que bañarse en Gamarra o Mendizorroza. Allí la paz solo la interrumpían las zambullidas y chapoteos de los peques. «Estos días hay muy poca gente en el pueblo y se está genial».
19 capitales de provincia superarán los 40 grados
La ola de calor tendrá hoy en aviso rojo, naranja o amarillo a todas las comunidades autónomas excepto a Canarias. 19 capitales de provincia superarán los 40 grados y la ciudad más calurosa será Sevilla, que alcanzará los 45. Cerca se quedarán Badajoz, con 44, y Cáceres y Córdoba, con 43.
Predominarán los cielos poco nubosos en la mayor parte del país y solo se esperan algunos intervalos de nubes bajas en el litoral noroeste peninsular, Ampurdán, Ceuta, Melilla y el norte de las islas Canarias.
También podría darse algún chubasco o tormenta aislada en zonas montañosas del noroeste.
Las temperaturas máximas irán en ascenso en el suroeste de Galicia y en descenso en el área Cantábrica, con pocos cambios en el resto y también en las mínimas, predominando los ascensos.
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