El futuro se conserva
Pino Pérez | Conservas Valera ·
Pino Pérez dejó su trabajo en una aseguradora y ahora está al frente de una tienda de encurtidosNina A. Rodríguez
Sábado, 4 de octubre 2025
Todo comenzó en el año 2022, durante el verano en el que Pino Pérez dejó su trabajo. Siempre había pertenecido al sector asegurador, hasta que cierto día, una empresa de Bilbao adquirió la sucursal donde trabajaba en Vitoria. Debido a esto, le requirieron que se trasladara a la capital vizcaína. «Yo no me hacía a la idea de salir de aquí».
Pino frecuentaba el Mercado de La Hebilla y solía detenerse en uno de los establecimientos, Conservas Valera. La dueña y ella se conocían de vista, y fruto de una conversación casual, la mujer le comentó que tenía ganas de jubilarse. A ella se le encendió la luz y pensó que tal vez había llegado el momento de emprender. Fue justo ahí cuando la idea empezó a fraguar en un pacto.
Pino Pérez no tenía experiencia como autónoma y ese era su mayor temor. «Yo tenía 50 años, una edad complicada en el ámbito laboral. Me daba un poco de miedo». Para tantear el terreno, Pino comenzó a trabajar mano a mano con la jefa, para al cabo de unos meses, convertirse en la nueva responsable.
«Me fascina trabajar de cara al público, es muy gratificante»
A Pino le intrigaba saber si estaba capacitada para hacerse cargo de una tienda, aunque pensó que se trataba en definitiva de generar afinidades. «Cada cual se gana a los clientes de una manera, pero depende de cómo se las trabaje, del trato, de ponerse en su lugar...».
El cambio de titularidad del negocio finalmente salió adelante con la ayuda de 'Berriz Enpresa', el programa del Gobierno vasco dirigido a facilitar el relevo generacional en el comercio. Pérez conocía a una persona de la Cámara de Comercio, entidad que colabora con esta iniciativa, que además de proporcionarles información, les presentó a los coordinadores, quienes le asistieron en los trámites, ya de manera más individualizada.
La emprendedora subraya que cuando le pusieron al día no había reparado en aspectos que parecían fáciles a simple vista, pero para nada lo eran. «Si no tienes a un equipo detrás, o en su defecto, a alguien que te ayude a hacer las gestiones, el proceso se vuelve tortuoso. El darse de alta como autónomos, pagar el IAE...» Un sinfín de tareas desconocidas para ella y que mediante el apoyo culminaron de manera satisfactoria. «Te surgen muchas dudas. Tuve miedo, sí, pero la verdad es que me lo pusieron muy fácil y me ayudaron muchísimo».
«Más que un trabajo»
Pino matiza la buena relación que siempre ha mantenido con la antigua dueña: «Ella también estaba asustada porque no se había planteado el hacer las cosas tan de súbito. Pero nos entendimos muy bien». Comenta que su familia siempre ha trabajado en la compraventa. Lleva 30 años viviendo en Vitoria y el comercio lo lleva en la sangre, pero nunca se había dedicado al mundo de la conserva, ni de los encurtidos, ni de la alimentación. «Me fascina trabajar cara al público».
Como telón de fondo, entiende que entre todos se debe apostar por el pequeño comercio. Pino considera que «sobre todo en Vitoria está un poco de capa caída. Confío en que ahora no llegue una superempresa de conservas. Cada vez, la gente compra más por internet y el ciclo va a seguir. Yo también intentaré apostar por la venta online, sin dejar de estar al frente de mi pequeña tienda». Enfatiza que los clientes habituales terminan siendo una pequeña familia. «Esa calidez te la da estar de cara al público».
La empresaria añade que en un mercado de barrio con bastante gente mayor «se busca esa conversación, ese ratito de charla que es importante para muchas personas. Hay gente que, desafortunadamente, se encuentra sola. Cuando interactúan con un vendedor en su día a día buscan un atisbo de cariño. Ese instante se repite y con el trato adecuado puede volverse muy gratificante».