Los colegios alaveses que apuestan por programas Erasmus se triplican en dos años

Si bien no todos mantienen esas iniciativas –pues requieren un «trabajo burocrático costoso», según coinciden la mayoría de centros–, el empuje de Europa ha facilitado que todos los escolares se puedan permitir empaparse de conocimientos de otras culturas y tengan opciones de mejorar su dominio de los idiomas a través de encuentros con personas nativas. «Es un lujo que todas las familias, sin importar su economía, puedan acceder a esta experiencia», valora Raquel Carracedo, encargada del programa Erasmus en Los Herrán, donde ocho alumnos de 1º de Bachiller junto con dos profesores viajarán en marzo a Portugal.

Y es que, en lo que respecta a este año, siete escuelas movilizarán al extranjero tanto a su personal docente como a sus estudiantes. Sus estancias pueden alargarse hasta un año, pero casi todos escogen permanecer dos semanas porque así resulta más sencillo mantenerse al día del programa educativo, aunque no descartan optar a un período de 365 días más adelante.

Para poder participar en estas movilidades educativas, los colegios e institutos deben presentar un proyecto a través del que consiguen una acreditación, que les dará acceso a las subvenciones durante cuatro años, hasta 2027. También existe la posibilidad de pedir fondos para acciones internacionales de forma anual o, si no logran el carné de centro Erasmus, es posible que se les conceda una movilidad de máximo 18 meses de duración.

«Está extendida la creencia de que Erasmus es sólo para la etapa universitaria, pero no. Con estos viajes los alumnos se motivan mucho, practican otras lenguas y conocen gente nueva», apunta José Luis San Juan, coordinador del programa en Corazonistas, quien además se encarga de organizar otras actividades internacionales por ser ésta la única escuela embajadora del Parlamento Europeo en Álava.

Ahora bien, las bondades del programa Erasmus son infinitas. Y en casi todos los centros plantean salidas progresivas que empiezan por el profesorado. En origen, hacen cursos de formación o 'job shadowing' (un tipo de aprendizaje a través de la observación) con el fin de encontrar una escuela en el extranjero que se ajuste a su filosofía.

En Marianistas han enviado a nueve educadores a Francia, Inglaterra, Polonia o Alemania para que, entre marzo y abril de este año, se desplacen hasta 90 alumnos a esos mismos destinos. «Nosotros tenemos proyectos como 'Ecomarias' que intentan instruir a los alumnos en cuidar la naturaleza. En esta línea, es importante escoger colegios con los que encajemos en valores. Así aprendemos nuevas formas de trabajarlos», expresa Cristina Rojas, directora del centro vitoriano.

El alojamiento se realiza en casas de familias locales, algo «fundamental» para vivir la experiencia al completo. Además, cualquier alumno podrá optar a los viajes, siempre que demuestre un compromiso. «A ellos les da madurez y nuevos aprendizajes, mientras que a nosotros nos aporta pistas para trabajar metodologías distintas, incluso nos puede servir para gestión de conflictos», indica Patricia Benítez, responsable de innovación y coordinadora del programa Erasmus en la ikastola Ikasbidea. Allí están trabajando en varios viajes al mismo tiempo: en marzo una docena de alumnos partirán a Florencia para trasladar lecciones sobre el arte vasco a la par que ellos aprenderán sobre el italiano para, después, en diciembre, acogerlos en Vitoria. Por otro lado, en abril algunos instructores marcharán a Suecia y otros a Finlandia, uno de los países «referentes» en Educación.