El cereal gana peso en el campo alavés en detrimento de la patata y el girasol
Los datos de producción y superficie agraria al cierre de 2024 reflejan una buena campaña en los cultivos de cebada y trigo, que cada vez se hibrida más con centeno
El campo alavés se abona al cereal de invierno. Eso es, al menos, lo que reflejan los datos al cierre de 2024. El Ministerio de ... Agricultura ha hecho público el avance provisional de las cifras que arrojó el sector primario en la pasada campaña. Un ejercicio de luces y sombras de acuerdo a la radiografía que hace el Gobierno central sobre el estado del agro. El ejercicio pasado fue un año relativamente positivo para cultivos como el trigo y la cebada, que fueron los que mejor evolución experimentaron con respecto a 2023.
En el año de la 'agrofuria', marcado por unas intensísimas tractoradas una vez que Álava culminó la siembra, no impidió que en los campos germinase lo que el sector primario había dejado plantado. De hecho, la mejora en los rendimientos fue enorme, superior al 25%. La cosecha del 2024 permitió recabar 138.012 toneladas de trigo y 96.943 de cebada. En la cebada, la cosecha se disparó hasta un 37% con respecto al curso anterior y la avena, pese a perder terreno labrado (-11%), ha conseguido dar más fruto (+10,8%) que un año antes. Ya el verano pasado, Andrés García, director gerente de Garlan, calificó de «buena» la cosecha del cereal. «Tampoco histórica como en algunas zonas de Navarra, pero buena. Veníamos de dos cosechas francamente malas. Sobre todo, la de 2023, que fue la peor de este siglo», sentenció en las páginas de este periódico. No iba mal encaminado.
Así le fue al agro
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Trigo El primer cultivo de Álava selló una gran campaña, con un incremento de la producción del 30% hasta las 138.012 toneladas.
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Cebada Cerró el curso con un alza del 37% y rozó las 97.000 toneladas.
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Patata Las lluvias lastraron al sello estrella del campo, que sufrió una de sus cosechas «más complicadas» de los últimos tiempos.
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Colza Se extendió por 37 hectáreas más que en 2023 tras dos años de vaivenes por la guerra de Ucrania.
Esa buena producción, no obstante, también se ha trasladado a los mercados, donde la ley de la oferta y la demanda opera sola. Un ejemplo: en la lonja de cereales de León, la tonelada de trigo para pienso se pagó en 2023 a 242 euros, en 2024 perdió valor y se quedó en 204 y ahora en 194. Es decir, que las ganancias para el campo alavés tampoco se han disparado en el mercado como consecuencia de esos mejores rendimiento cerealísticos.
El crecimiento en los cereales, en cualquier caso, ha cumplido con su consecuencia directa: un descenso del girasol. La flor amarilla, con sus pipas, es siempre un cultivo de último recurso porque se puede plantar más tarde, hasta entrado el mes de junio en Álava. Cuando el cereal va mal o cuesta sembrarlo, cosa que no ocurrió este año, es cuando esta planta brota con fuerza en el campo como plan B. «El girasol es un producto que se usa cuando hay problemas de siembra. Como se siembra en mayo o junio, siempre puede ser un último recurso», ha señalado en más de una ocasión Alfonso Sáenz de Cámara, que hace un año llegó a enmarcar el auge del girasol en 2023 como un «movimiento especulativo».
Un otoño demasiado lluvioso
El tiempo parece haberle dado la razón. La presencia de esta especie ha caído en más de mil hectáreas y su producción en Álava se ha desplomado un 41,4%. No es la única variedad que ha cerrado el curso de capa caída. La patata se vio con una de las cosechas «más complicadas» de la historia reciente. Así la calificaron durante su marcha figuras como Javier Díaz de Espada, gerente de la cooperativa Nuestra Señora de Ocón de Bernedo. Las lluvias dificultaron sobremanera la recolección del tubérculo por su cantidad y persistencia. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), septiembre y octubre fueron meses «muy húmedos». En la estación que el ente estatal tiene en el aeropuerto de Vitoria, las precipitaciones se dispararon hasta el punto de duplicar la media habitual de octubre, con 136 litros por metro cuadrado. No fue hasta noviembre cuando el campo empezó a gozar de una tregua para sacar las patatas del suelo.
El girasol es el plan B si la siembra de trigo se complica, por eso sus registros son inversos
Quienes pudieron cosechar bien, eso sí, han llegado al mercado con unas rentabilidades récord en los mercados de exportación. De acuerdo a los datos del ministerio, «en 2024 también se registraron cotizaciones muy superiores a las de años anteriores». Detalla Agricultura que las campañas más cortas de Andalucía y Murcia, unida a una menor producción en Francia, han empujado el precio del kilo de patata a una subida del 65,3% en comparación con la media del último lustro. Aquí, en cualquier caso, hay una apuesta en firme del Gobierno vasco para que la variedad de siembra crezca en los próximos dos años. Para ello, el ejecutivo quiere invertir 6.7 millones en el territorio.
Fuera de los grandes cultivos del territorio también hay cambios. Tras su 'boom' en 2022 por la guerra de Ucrania y posterior hundimiento en 2023, la colza volvió a ganar peso en 2024. La superficie de Álava teñida del peculiar amarillo de su flor creció en 37 hectáreas y ya supone el equivalente a más de 2.000 campos de fútbol donde, en vez de porterías, hay tallos de hasta metro y medio de altura. Junto a este cultivo han crecido otros aún más minoritarios como las tomateras, el pimiento, las lentejas, los garbanzos, la alfalfa o la berza. Caen, por contra, las plantaciones de guisantes secos, habas secas y judías verdes.
Tras el auge y caída que provocó la guerra de Ucrania, la colza ha vuelto a cotizar al alza
Entre los datos del ministerio obra otro de gran relevancia: el auge de nuevas técnicas. Durante la temporada pasada los cultivos en regadío crecieron casi un 5%, la inmensa mayoría regadas por aspersores. La cifra de Álava duplica con holgura la suma de los regadíos vizcaínos y guipuzcoanos juntos.
Los invernaderos se disparan
Sin embargo, la verdadera revolución ha sido el uso del invernadero en la agricultura del territorio alavés. El uso de plásticos se ha multiplicado por nueve de un curso a otro, pasando de 3 a 27 hectáreas, aunque todas son 'de baja tecnificación', según el ministerio que dirige Luis Planas.
De acuerdo a los datos de la misma institución en Álava quedarían además, unos cinco millones de kilómetros cuadrados pendientes de cultivar porque el año pasado se quedaron en barbecho. Otros 959.000 se usan como pequeñas huertas de uso familiar según la contabilidad del Gobierno central correspondiente a 2024.
El relevo generacional de los agricultores, el gran reto
En la página de debes para el sector primario, el relevo generacional ha surgido con fuerza a lo largo de estos últimos años. Según datos de la Diputación alavesa, el 48% de los titulares de las explotaciones que actualmente se encuentran en funcionamiento están por encima de los 57 años. Es decir, que en una década la mitad de los agricultores podrían estar jubilados. Para plantar cara a esa amenaza sobre la producción del campo alavés, las instituciones han lanzado una estrategia integral con la que pretenden que 60 jóvenes se incorporen cada año al agro alavés y frenen ese invierno demográfico
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