Los pintores vuelven a colorear el carnaval vitoriano
El grupo inspirado en la popular canción han llegado a la estación de tren al mediodía para animar la fiesta en un día primaveral. Cerca de 6.500 personas participarán en el desfile
Si el jueves de Lardero fue el pistoletazo de salida al carnaval, la llegada de los pintores a la estación de tren en este mediodía ... supuso el aviso definitivo si quedaba algún despistado. La fiesta de los disfraces ya empieza a colorear Vitoria antes de que comience el desfile de las 18.00 horas en el que participarán cerca de 6.500 personas. A las 13.00 horas, puntuales a la cita, estos artistas de brocha gorda llegaron a la calle Dato y enfilaron esta vía principal con una parada en la escultura de El Caminante, que amaneció vestida de indio en un día primaveral. Fue la comparsa del Hogar Extremeño la encargada de decorar al viandante más popular del centro. «Los pintores de Vitoria han terminado ya de pintar las estaciones de Atxuri y la de San Sebastián. Y nos vamos a Vitoria a pasar el carnaval, pita pita maquinista…», era la melodía más repetida de la fanfarre y Indarra junto a 'Soul Bossa Nova', canción que sonaba desde los altavoces del grupo K de calle, unos zancudos que animaban el paseo por el centro de la ciudad. El paseo del mediodía por la calle Dato es la antesala de una de las grandes jaranas del calendario.
Noticia Relacionada
Carnavales 2023: ¿Qué calles se cortan? ¿Dónde está prohibido aparcar?
La conocida canción popular ha vuelto a sonar en el pasacalles que llegó a la plaza de la Virgen Blanca (en los años anteriores no lo hizo debido a la pandemia) y arrastró a muchos curiosos, muchos ya caracterizados. Indios y 'Batman', faraones y científicos locos, policías y ladrones. Algunos con una combinación que llevaba a confundir, como un hombre con un disfraz de Pikachu por encima del chándal del Alavés. Con él se podría jugar perfectamente al 'Quién es quién', ese disfraz tan socorrido que salvó a más de uno del apuro.
Payasos de todo tipo, algunos con un toque original, ya pasean por la ciudad. «Les gustó mucho el espectáculo de Fofito y pidieron a Olentzero una carpa de circo. En lugar de la carpa de circo les ha traído el traje», comentaban Izaskun Díaz y Eduardo Armiño acerca del disfraz de sus hijos Aimar e Ibai, un calco de Fofo y Fofito. ¿Pero quieren ser como ellos? «Bueno, yo quiero ser arquitecto, esto es un disfraz», soltaba uno.
La jornada de este sábado supone la vuelta de la fiesta más vinculada al buen rollo que existe. Esta vez sin mascarillas, ya que el año pasado desde las instituciones pidieron que se evitaran «aglomeraciones y que se lleve la mascarilla puesta en todo momento». Parece mentira.
De la chistera de Lewis Carroll también han salido muchos personajes. Carmen Diez de Sousa, brasileña afincada en la capital alavesa desde hace una década, reconocía que salvando las distancias. Y mucho. «Había ganas. El carnaval transmite alegría y se vive igual, aunque todo sea diferente». La previsión metereológica con hasta 16 grados a primera de la hora de la tarde no es una amenaza para aquellos que van más abrigados en su caracterización. «Aguantaremos todo el día», comentaba una familia de superhéroes y dinosaurios antes del desfile.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión