El campo alavés cautiva a los vitorianos
Gansos, gallinas, conejos y vacas comparten espacio en el campus con la miel, los quesos de Ayala o las verduritas de Abetxuko en la feria de Santiago
El sector agroganadero no quería hablar este martes de sus múltiples problemas. Prefería reivindicar su duro trabajo y cómo este se materializa en los productos ... que cada año ofertan en la Feria de Santiago del campus universitario. «Es un día estupendo para sensibilizar al conjunto de la ciudadanía de que es muy costoso producir alimentos hasta el punto de que algunos acaban el año con pérdidas», defendió el diputado general, Ramiro González, en la inauguración oficial.
Mucho antes de que las autoridades diesen el 'banderazo de salida' oficial, algunos ya habían llenado la cesta de la compra. Alberto se había acercado a por caparrón, Isabel a por rosquillas y Luis a por unas verduras «fresquísimas». «Desde primera hora de la mañana hemos tenido gente delante del puesto. Yo no me puedo quejar», comentaba sonriente Leire Ibarrola, que en Izoria -municipio de Ayala- prepara tres tipos de quesos: fresco (Txuria), antiguo de pastor (Otzara) e Idiazabal de caserío.
«Nosotras ya estamos vendiendo lo último que nos queda. La gente parece bastante animada y nos preguntan mucho», subrayaba optimista Andrea Campesino, de Tierra Papel Tijera, el proyecto agroecológico que desde Salcedo (Lantarón) vende 'cestas fijas' de veduras, garbanzos y alubias.
Estas ferias son una oportunidad para tener un contacto estrecho con el cliente -como defendía el gerente de Fresaraba, Santiago Osa- y para que el ciudadano redescubra esos magníficos manjares que se elaboran a pocos kilómetros de su casa. Ese fue el caso de la miel, la 'estrella' de la jornada. Las asociaciones Apial y Apigor -que suman más de 500 productores en la provincia- se esforzaron en explicar «la importancia de la apicultura para polinizar y mantener el medioambiente», pero también para que la gente degustase sus diversos sabores, explicaba Begoña Díaz de la Presa, directiva de Apial, junto a una colmena con abejas (vivas) que llamaba la atención de cualquier viandante. El colectivo Slow Food también trató de 'entrenar' las papilas gustativas bajo su carpa productos como pan de Maeztu, verduritas de Abetxuko a la plancha, gildas de Amurrio, guisadito, queso azul de Respaldiza, sidra o cerveza.
Otra vez más, los ejemplares de la exposición ganadera fueron quienes más fotografías protagonizaron. Hubo gansos, gallinas, conejos, vacas (terreñas, pirenaicas y limusinas), caballos de monte, asnos de las Encartaciones, 'pottokas', cabras 'azpigorri' y ovejas latxas y 'sasi ardis'. «La media de quienes trabajamos en el sector supera los 60 años y es muy difícil incorporarse. Aunque las ayudas puntuales son necesarias, nosotros queremos vivir del resultado de nuestro trabajo y para eso necesitamos que las instituciones diseñen un plan de gestión estructural para que la ganadería sobreviva», reclamaba Juan Mari Apodaka, vicepresidente de Euskal Abereak.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión