Los benedictinos ultiman su salida del Santuario de Estíbaliz

El nombre de la congregación religiosa aún no ha trascendido «por prudencia» y para «facilitar las concreciones del proyecto». Las tres que se han interesado en acudir son la orden francesa 'Stella Matutina', las clarisas capuchinas originales de Italia y las argentinas del Verbo Encarnado. Lo que está claro es que necesitarán mucho más espacio que los tres benedictinos. Sí o sí, habrá que acometer obras para la consolidación de muros y de la cubierta para recibir a las nuevas inquilinas del Santuario, así como otras intervenciones de menor calado en las celdas que han permanecido abandonadas.

Durante la ejecución de esos trabajos, el templo no se quedará vacío. El diácono Manuel Arozamena y su mujer, Ane Miren Eguizurain, se trasladarán allí para ser «guardianes y custodios» de la patrona, además de celebrar actos litúrgicos como laudes y vísperas, mientras que un sacerdote diocesano celebrará Eucaristía los domingos a mediodía. «La Cofradía de Estíbaliz colaborará activamente en este tiempo de transición para que el cerro de la Virgen siga siendo alma de nuestra Diócesis», comunicó ayer el obispo Juan Carlos Elizalde a sus vicarios.

El encargo que recibirán las monjas no es menor. No solo por el gran simbolismo en la resistencia antifranquista, sino también porque el hogar de la patrona tiene grandes dimensiones y un pobre mantenimiento. Además, en 2023 se prevé que también quede libre el ala que ahora mismo ocupan los menores con problemas conductuales tutelados por la Diputación.