Barrios de Vitoria
Txagorritxu, Adurza y Ariznabarra se unen al Casco Viejo en su cruzada contra las pintadasLas cuatro asociaciones de vecinos, a las que se pueden unir otros doce colectivos más, quieren tomar la palabra en el pleno municipal para exigir una solución
El debate de las pintadas salta del ámbito vecinal al político. Hasta cuatro asociaciones de vecinos -Casco Viejo, Txagorritxu, Adurza y Ariznabarra- han solicitado al ... Ayuntamiento de Vitoria disponer de un turno de palabra en un pleno municipal -previsiblemente en la sesión de abril- «hartas» de que muchas paredes de sus calles estén manchadas con grafitis absurdos y antiestéticos. Quieren interpelar directamente a los grupos municipales y exigirles «un consenso que afronte un problema serio que afecta a negocios, portales y patrimonio de la ciudad». Este paso al frente conjunto responde a una razón: «El problema se agrava. En Vitoria cuesta ya encontrar una pared que no tenga pintadas», apuntan. El cuarteto de asociaciones puede ver incrementado su número hasta un total de 16 colectivos vecinales. Sus respectivos presidentes han dado el visto bueno a la iniciativa, pero deben refrendar la postura de los vecinos a los que representan en sendas asambleas.
El recorrido de los grafitis arranca en el Casco Viejo, donde los residentes amenazan con convocar movilizaciones. «Actúan a diestra y siniestra, las calles están tomadas en cualquier rincón. Y percibimos una desidia en cuanto a la limpieza porque hay pintadas que llevan desde el siglo pasado», denuncian, poniendo el acento en la calle Cuchillería.
«En Zumaquera una comunidad se gastó un dineral en cambiar la envolvente y al de poco les hicieron una pintada»
Esta misma impresión la comparten los residentes en Lakua-Arriaga. «Si te das un paseo no te vas a encontrar ninguna pared que se haya salvado de las pintadas. Los vecinos están desesperados, parecemos el Bronx», describen desde el colectivo, que pide «más mano dura contra los autores». Un fenómeno que se empieza a notar al otro lado de Portal de Foronda. «En cuestión de dos meses se ha llenado el barrio de pintadas. Y no son solo lonjas, también viviendas. Como no se ataje de raíz...».
Las quejas tienen eco en el otro extremo de la ciudad. «El barrio de Adurza está abandonado. Hay casos como el de una comunidad de Zumaquera que se gastó un dineral en cambiar la envolvente y al de poco les hicieron una pintada», recuerdan desde la asociación, quien incluirá este tema en la campaña de limpieza del distrito para buscar una salida. Pero esa tarea se antoja complicada. Ariznabarra vive una cruzada con los grafitis con éxitos escasos. «La situación es insostenible, el barrio está tomado», denuncian sus vecinos. Las antiestéticas pintadas se extienden también por Judimendi, Coronación, Zabalgana, Goikolarra, Salburua...
La unión entre asociaciones vecinales -hasta ahora los distritos exponían su problemática individualmente- surgió la semana pasada. El impulsor fue Arturo Martínez, de Guiartu, quien tras sufrir un ataque en su local, decidió dar un paso al frente y envió una carta a las asociaciones para trasladarles la necesidad de abordar el problema desde un prisma de ciudad.
Las cinco claves
Martínez subraya que «no estamos en contra de los grafitis como expresión artística», pero esas creaciones apenas representan un «5-10%». El resto son firmas o garabatos «absurdos» en muchas ocasiones. De ahí que muestren su preocupación por la imagen que están adoptando las calles e incluso monumentos como la muralla o la Catedral Nueva.
Como solución a esta problemática el colectivo de las asociaciones plantea dos vías. Por un lado, hablar directamente con los autores. «Analizar la situación actual y estudiar fórmulas de consenso donde se les escuche. Otorgarles espacios -donde expresarse libremente- si hay una demanda». Y para frenar nuevos episodios, «revisar la normativa y establecer cambios urgentes si fuera necesario» para endurecer las multas.
El Ayuntamiento puso en marcha una campaña de limpieza para poder actuar, no solo en los espacios públicos, sino también en las comunidades privadas para ayudar a los vecinos en sus derramas para hacer limpieza extra. En Ariznabarra hasta la fecha se han limpiada 696 fachadas; 1.332 metros cuadrados de pared. Sin embargo, está siendo víctima de un «boicot»: pared que se limpia, pared que pintan de nuevo. En el Casco Viejo, en lo que va de año se han eliminado 13 pintadas.
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