Diputación creará un piso para personas con enfermedad mental en Llodio en 2022

Por ahora, «mantenemos contactos con el Ayuntamiento para ver si dispone de algún inmueble. Si no, contactaremos con inmobiliarias, pero ya lo tenemos en movimiento», adelantó Sola, en respuesta a la pregunta de Claudia Venceslao, de EH Bildu, pero no avanzó «en qué mes empezará a funcionar». El diputado puso de relieve los efectos de la soledad en este colectivo, más acentuados que en el resto y destacó la puesta en marcha en Llodio de la primera Escuela de las Soledades que se crea en Álava para enfrentar estas situaciones.

El colectivo de personas con enfermedad mental reclama desde hace años esta vivienda para atender a las más de ochenta personas que lo integran. Su necesidad les ha llevado en varias ocasiones a trasladar su malestar a las calles y plazas de Llodio y Vitoria. Ya en febrero pasado, la presidenta de Asasam, María Ángeles Arbaizagoitia, recordaba que «llevamos doce años pidiendo un piso de atención continuada. En la legislatura pasada estaba todo listo, solo a falta de buscar la ubicación. Ahora, está todo paralizado y cuando el diputado empezó, ni tenía noticias del proyecto». Fue con la exdiputada, Marian Olabarrieta, cuando el piso quedó comprometido. «Entonces, había siete personas en lista de espera y el proyecto era viable. Ahora tenemos diez», se quejó Arbaizagoitia.

La asociación discrepa de la valoración de Sola respecto a la lista de espera para acceder a este servicio. El diputado destacó que en Vitoria, donde está el grueso de la demanda de este tipo de viviendas, el descenso de la presión ha venido de la mano de «la concertación de plazas en residencias de mayores». La asociación ayalesa en cambio defiende que la demanda es superior a la que estima la Diputación porque muchas personas que salen de un ingreso hospitalario y necesitan una vivienda con atención permanente, se tienen que quedar en Vitoria, aunque residan en Ayala, porque carecen de este servicio en la comarca.

Asasam ha denunciado en varias ocasiones, que estos usuarios, si rechazan por tres veces ese alojamiento, «salen de la lista». De esta forma, Asasam entiende que desde los servicios sociales se hace un uso de la lista de espera que «no refleja la demanda real». Las personas con enfermedad mental lo que quieren es volver a su entorno, mantener sus relaciones sociales, estar donde tienen arraigo, y si les obligan a ir a Vitoria, pierden todos esos referentes», asegura Arbaizagoitia.