El extraño misterio de la cabeza de Baco hallada en Álava y ahora perdida
Un exalto cargo del PNV, último poseedor conocido de la pieza, asegura tener una réplica y desconocer dónde está la original que se encontró en Arkaia
Sergio Carracedo
Domingo, 23 de enero 2022, 01:38
El yacimiento de la ciudad romana de Suestatium, ubicado en la actual Arkaia, ha dado abundante material arqueológico de distinto tipo del que se ha ... extraído mucha y valiosa información. Todos estos preciados materiales están depositados en el Museo de Arqueología de Álava Bibat, para la contemplación del público en general y para el estudio de los investigadores. Sin embargo, una cabeza del dios Baco, de época romana, no se encuentra en el depósito foral sino «en poder de un particular», según confirman la Diputación y la UPV.
Varias personas conocedoras del caso aseguran que el busto está, o al menos estuvo, en manos del exalto cargo del PNV Jon Buesa Blanco. Este periódico se ha puesto en contacto con el que fuera director de Aguas de la Diputación y el Gobierno vasco, además de portavoz foral del PNV, ahora jubilado, y éste defiende que él tiene una réplica y que no sabe nada de la original. Lo que sí se sabe, y todas las fuentes consultadas confirman, es que tras hallarse la pieza de mármol en una zanja de Arkaia, el museo de Arqueología la fotografió e hizo una copia en yeso de la original y la expuso hasta que en 2009 se reorganizó la exposición en las instalaciones del Bibat. Con dos supuestas copias localizadas y una original en paradero desconocido, la Diputación ha renunciado a recuperar la pieza ya que, según ha explicado el departamento de Cultura, «el asunto ha prescrito».
«La pieza original apareció en una zanja cuando hicimos el saneamiento de aguas residuales del pueblo de Arkaia», reconoce el propio Buesa. Unos trabajos dirigidos por la Diputación y adjudicados en 1976, cuando Buesa ocupaba el cargo de ingeniero de obras públicas de la Entidad foral. Según personas conocedoras directas del caso, «un operario la encontró y se la entregó a él en el desempeño de su cargo, pero se negó a entregarla». Sin embargo, el jeltzale asegura que no está en su poder: «Yo no la tengo. Yo tengo una copia que creo que viene de una sepultura romana. No tengo más. No tengo ni idea de quién tiene la original, pero me extraña que no la tenga el museo», respondió ante las preguntas de EL CORREO.
Varios investigadores, interesados en analizar la pieza de mármol, le han requerido en varias ocasiones su préstamo para estudiarla y su entrega al museo, pero Buesa asegura que no puede dejar una escultura que no tiene y que la suya es «una réplica idéntica a la que tiene el museo», aunque afirma desconocer cómo llegó a sus manos. «No sé cómo se hizo, ni quién la hizo ni quién me la dio».
El museo expuso la réplica de yeso hasta 2009, ya que con la reestructuración del Bibat se retiró de la exposición para mostrar sólo piezas originales, confirmaron los responsables del Bibat, que muestran su completa disposición a intercambiar la réplica de yeso por la original de mármol, ya que es absurdo custodiar una copia cuando existe la original.
Desde entonces, es de dominio público que la estatuilla de Baco, también considerado Dionisio, sigue «en manos de un particular», como informa la revista Veleia, editada por la UPV (1993), donde se recoge el deseo de que «pronto sea depositada en el Museo provincial de arqueología de Álava». También consta que está «en poder de un particular» en el libro 'Las termas romanas de Arcaya / Suestatium', editado en 2014 por la Diputación alavesa.
«Ha prescrito»
Este periódico consultó el asunto hace dos años al departamento de Cultura de la Diputación, poco después de que pasara de manos nacionalistas a socialistas. La noticia sorprendió al nuevo departamento dirigido por Ana del Val, que desconocía el tema, pero solicitó un informe jurídico para estudiar cómo proceder para tratar de recuperar el bien. Tras iniciar los trámites para tratar de recuperar la escultura, hace un par de meses, el departamento jurídico de la Diputación confirmó que el asunto «está prescrito». «Por doloroso que pueda parecernos, que nos lo parece, no había mucho que hacer si los actuales poseedores no quieren entregar la pieza», declararon las fuentes forales consultadas. «Fue un hallazgo anterior a la Ley de Patrimonio Cultural Vasco de 1990 y la ley no tiene retroactividad, por lo que depende de la persona que la encontró en su día el entregarlo en el Museo», explicaron. Por tanto, cuatro décadas después de su aparición, la escultura continúa en manos particulares cuando «lo lógico, lo moral y lo legal es que esté en el Bibat», añadieron.
Fuentes jurídicas ajenas a la entidad foral aseguran que hay margen de acción para recuperar esta obra patrimonial de todos los vascos, mediante la incoación de un expediente que determine el régimen de protección y conservación del bien. Si el hallazgo fue anterior a 1985, el Código civil le obligaba a entregarla al Ayuntamiento, lo que le hubiera dado la opción al Consistorio vitoriano de ejercer el derecho de tanteo.
«Tiene valor. No estamos sobrados de mármoles de época romana»
Según los análisis de los que pudieron estudiar la cabeza de mármol, de 12 centímetros de alto y 8 de ancho, se trata de una obra del siglo II que ha perdido el busto y parte de la cara. El dios con diadema y «triste sonrisa» tiene un gesto «típico de este tipo de estatuas» y tendría una función ritual o de carácter mágico. «Su presencia era habitual en el jardín o en el peristilo de las casas romanas», apuntan los estudiosos. Expertos consultados aseguran que la réplica «destacaba» en el museo con respecto al resto de esculturas de la época «por su fina talla» y «por su calidad», aunque con el hándicap de no haber podido examinar la pieza original.
Este tipo de esculturas del tipo Dioniso-Baco es abundante, sin embargo, «patrimonialmente tiene valor e interés porque en el País Vasco no estamos sobrados de mármoles de época romana», aseguran. «Lo más doloroso es que un entendido hiciera eso mientras que una familia de Arkaia entregó la cabeza de un filósofo sin ningún problema pensando en que es en el museo donde tiene que estar».
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