Aitor Arregi es el nuevo embajador de la Sal del Valle Salado de Añana
El exfutbolista del Alavés y chef de Elkano es el embajador de las salinas, «una referencia para otros territorios»
Ania Ibañez
Lunes, 21 de julio 2025, 13:57
La afición de Mendizorroza quería -y quiere- a Aitor Arregi (Getaria, 1971) por su pundonor, entrega y también cercanía y humildad. En los cinco años que vistió la elástica del Alaves -de 1991 a 1996, incluido el ascenso a Segunda División en 1995- se ganó el apelativo de 'Gudari', un soldado al servicio albiazul. Este lunes el Valle Salado le eligió como embajador, en un acto que repite año tras año con personalidades del mundo gastronómico a los que adornan tanto sus capacidades culinarias como las humanas. Y en el caso de Arregi han dado en el clavo. Porque aquel rubio lateral -una cabellera que ha pasado al recuerdo hace ya algunos años- suma una estrella Michelin al frente de Elkano, el restaurante de su pueblo, Getaria, donde 'doma' rodaballos al fuego de las brasas. Y este lunes, en la entrega de la placa remarcó algo que aplica a su oficio. «Es el amor a su trabajo de parte de los salineros y los lugareños lo que hace este condimento -la sal- tan importante».
Aitor Arregi, que regenta Elkano desde 2002 -primero junto a su padre y ahora él al frente-, explicó que tras hablar con los vecinos de Añana se había dado cuenta de que «todos se saludan por su nombre», lo que le hizo sentir una sensación de «pertenencia al pueblo y de que se ama el espacio en el que estás». Recordó también su última visita al valle en 1992, cuando se encontraba en declive, y admiró la capacidad del trabajo realizado en los últimos 25 años. «Ojalá sea referencia para otros territorios», subrayó, antes de agradecer que pueda comprometerse con «un espacio que admiramos» y ser embajador «de esta mar de sal».
Cariño al patrimonio
La entrega de la placa corrió a cargo de Ramiro González, diputado general y presidente de la Fundación Valle Salado, que recalcó también el trabajo de recuperación del valle. «Lo que tenemos a la vista es una labor todavía inconclusa, pero se está recuperando el valle paulatinamente», explicó sobre el cambio vivido en este emblemático entorno.
«Aquí los vecinos se llaman por su nombre, hay sensación de pertenencia, de que se ama el espacio en el que estás»
Aitor Arregi
González subrayó también la «labor extraordinaria» en las eras de sal a cargo de los propios aldeanos. «Aquí cultivamos sal, esto es agricultura», expresó sobre una tradición que «lleva más de 7.000 años para producir una especia excepcional». El diputado general destacó «el cariño que ponemos a nuestro patrimonio», garantía de que así «las cosas se hacen bien. Vienen años de desarrollo del valle», auguró.
La decisión de elegir a Aitor Arregi como embajador del Valle Salado fue unánime, según informó Pablo de Oraá, director-gerente de la Fundación de las salinas, cuyos pilares son «el respeto al producto, a la localidad, a los habitantes y al proveedor local». De Oraá describió a Arregi como «un gran hombre y cocinero». «Sus amigos futbolistas le llaman 'Gudari' porque él domestica el fuego y atempera la brasa, susurra al rodaballo, silva al bogavante y hace poesía con el besugo y las cocochas», remarcó sobre el reputado chef guipuzcoano.