El águila real tumba el parque eólico de Cantoblanco

En un documento de 32 páginas, Lakua argumenta su postura y centra su negativa en la afección que podría tener la central sobre las aves. Particularmente, sobre una especie: el águila real, que sería según el Ejecutivo autonómico el animal más perjudicado si se instalasen aerogeneradores allí. Las estimaciones de la Dirección de Calidad Ambiental es que «el proyecto puede ocasionar la pérdida de hasta un 50%» de los territorios en el entorno de la central eólica. Un deterioro, que a ojos del Gobierno vasco, «es ambientalmente inasumible».

Actualmente, detalla el documento que hay catorce parejas de águila real en Euskadi y, de ellas, doce habitan en Álava. «No existen medidas que puedan evitar, corregir o compensar la desaparición de territorios de esta especie», advierte la resolución.

El Ejecutivo señala que el impacto no se puede evaluar sin tener en cuenta la presencia de la cercana central de Badaia. También llama la atención sobre otra especie: el águila de Bonelli. «Aunque el estudio de avifauna (hecho por Euskal Haizie, la promotora) no ha constatado ninguna observación, los ejemplares radioseguidos confirman la presencia de esta especie en el cordal de Cantoblanco», subraya.

De las rapaces detectadas en ese entorno, Lakua destaca «su longevidad y baja tasa de reproducción, así como su dificultad de maniobra», lo que requiere de una mayor prudencia a la hora de protegerlas. Además, la presencia de niebla en el entorno de Cantoblanco resta visibilidad a las aves y «aumenta el riesgo de colisión».

Por eso, concluye el Ejecutivo que «las medidas propuestas por el promotor para evitar el riesgo de colisión para la avifauna son insuficientes y las que se pudieran articular al objeto de evitar impactos críticos (para que el riesgo de colisión se pudiera considerar asumible) no serían proporcionales para poder considerar sostenible el balance entre la producción energética y la afección ambiental que provocaría el proyecto».

La Diputación alavesa ya había advertido de este mismo problema en un informe previo, desvelado por EL CORREO. El Ejecutivo foral reprochaba en ese documento a Euskal Haizie que su informe infravaloraba «muy sustancialmente» los datos sobre la presencia de rapaces. Según los técnicos, la promotora se había limitado a un seguimiento de «cuatro horas en todo el año en el mayor parte de los puntos de censo».

El Gobierno recuerda que ya se han producido muertes de varias aves en Badaia: buitres, alimoches y milanos reales. En cuanto a la muerte de murciélagos en ese parque, los datos son muy escasos. Lakua reprocha que esa baja detección probablemente se deba «a la ausencia de una metodología y esfuerzo uniformes a lo largo de los años de explotación del parque eólico».

El Departamento de Industria admite en este punto que «existe evidencia científica de que las tasas de mortalidad reales de quirópteros se alejan mucho de las estimaciones realizadas en los estudios del uso del espacio». También reconoce, sobre el impacto paisajístico, que «no existen medidas correctoras o compensatorias que puedan hacer asumible este impacto». «La magnitud de las actuaciones previstas hace imposible restituir la morfología de la montaña a su estado original, ni lo más próximo a dicho estado, una vez finalice la vida útil del parque eólico».