Las bodegas de ABRA inician «un nuevo camino» para la «diferenciación» y relegan 'Viñedos de Álava'
La organización habla de un compromiso que «no consiste en crear nuevas denominaciones» y aboga por unir a todas las bodegas alavesas más allá del sello de sus botellas
A semanas de la vendimia, la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) presentó ayer un manifiesto en el que anuncia «un nuevo camino» para ... la entidad vinícola. En esa nueva estrategia, sin mucha concreción, el organismo que lidera Itxaso Compañón aboga por un «compromiso» que «no consiste en crear nuevas denominaciones, sino en fortalecer aquello que nos hace únicos».
El reposicionamiento no implica una renuncia al proyecto de 'Viñedos de Álava', pero sí relega la cuestión a un segundo plano. «El proyecto de 'Viñedos de Álava' es un proyecto que va aparte de ABRA. Hay bodegas que decidirán en su día ser 'Viñedos de Álava'. Y si esas bodegas en su día tienen otra denominación, también pueden estar en este equipo de trabajo», afirmó ayer Itxaso Compañón ante los medios de comunicación.
ABRA centra ahora su discurso en aunar fuerzas en torno a la idea de una «diferenciación clara» de los vinos de Rioja Alavesa. «Queremos unificar los esfuerzos de todas las pequeñas bodegas, que es algo que tenemos todos en común. Y eso cubre tanto a las bodegas que están en una denominación como las que están fuera», señaló Compañón.
Fuentes consultadas por este periódico señalan que el giro no descarta la creación de un sello vinícola alavés. Dos años después, la batalla judicial por 'Viñedos de Álava' sigue a la espera de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Sin embargo, sí que «prioriza» hacer frente a la crisis que afronta el vino en la comarca más allá de la marca con la que se comercialicen: sea con la DOCa Rioja, con un hipotético sello de Arabako Mahastiak o como mero vino de mesa. Insistir en la diferenciación sin entrar al cómo gestar la distinción.
La crisis actual, con más vino almacenado que en lo más duro de la pandemia, «es una cuestión de supervivencia» para ABRA. Y es que desde 2015 Rioja Alavesa ha perdido, según sus datos, 96 bodegas que han cerrado sus 'calaos'. La asociación sostiene que hacen falta «medidas» para «garantizar la viabilidad de nuestras bodegas», pero no concreta cuáles deben ser las actuaciones a seguir.
El bache del Rioja, según la entidad, «amenaza con socavar el legado que tantas generaciones han construido» a ojos de la asociación bodeguera. Los precios de comercialización de la uva han caído desde los 1,19 euros por kilo registrados en 2017 a los 55 céntimos que se cobrarán este año en los casos donde se venda más barata la uva.
«Sinónimo de excelencia»
ABRA, además, censura una senda de «homogeneización» de los caldos que achaca a «la alta producción permitida por el Consejo Regulador». Critica, asimismo, que las grandes distribuidoras han ganado terreno en el mercado del vino hasta crear un «monopolio» que ha dejado «a nuestras bodegas familiares en desventaja».
Es por eso que la entidad apuesta ahora por la diferenciación en genérico más allá la etiqueta de los vinos. El objetivo pasa a ser ahora que los caldos alaveses sean distinguidos por el consumidor. Como se dice en el manifiesto, «garantizar que cada botella con el nombre de Rioja Alavesa sea sinónimo de excelencia». «Lo que queremos es promocionar nuestros vinos, promocionar nuestras bodegas y que el consumidor tenga claro lo que compra, de dónde es, de dónde viene y a qué está ayudando: al tejido social de de Rioja Alavesa», afirmó Compañón.
Se espera que el 25 de septiembre se concrete más en qué consiste ese «nuevo camino», probablemente con un evento en Vitoria. En un dossier que acompaña su análisis, ABRA menciona la creación de una «campaña de promoción independiente bajo una marca colectiva y privada para resaltar nuestra singularidad en origen y calidad».
Un litigio de más de dos años a la espera de que el Superior vasco dicte sentencia
Mientras la crisis sectorial se ha ido agravando en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja), el proyecto de 'Viñedos de Álava' sigue encallado en los tribunales. Pese a obtener en su momento el 'plácet' del Gobierno vasco para elaborar sus vinos, un recurso del Consejo Regulador de la DOCa Rioja ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco paralizó en verano de 2022 la iniciativa alavesa. El organismo de Logroño consiguió entonces que la justicia ordenase como medida cautelar que no se comercializase el vino con esa nueva denominación, que con el 'ok' de Lakua ya podría haberse comercializado en España. La institución que preside Fernando Ezquerro argumentó que ese permiso generaría un «daño irreparable» para su denominación.
Desde aquel 22 de julio de 2022, el Superior vasco tiene a la escisión alavesa en 'stand by'. Las bodegas que quisiesen podrían elaborar vino de 'Viñedos de Álava', pero no podrían venderlos con esa etiqueta. Además, deberían afrontar la penalización que introdujo el Consejo Regulador de Rioja para quienes abandonasen su denominación: habría que esperar un año -y perder esa añada- para volver al sello riojano y vender de nuevo si 'Viñedos de Álava' no sale adelante.
Los promotores del sello alavés ya han pedido en más de una ocasión que la justicia falle, pero de momento los tribunales no se han pronunciado sobre el asunto. Tampoco la Comisión Europea, que pese a todo ya dejó entrever en 2023 que no daría luz verde a la etiqueta alavesa si no contaba con el respaldo del Estado miembro del que procede; en este caso, del Gobierno central. En Álava, la Diputación siempre ha mantenido un discurso centrado en la idea de promover una mayor diferenciación a través de una subdenominación que no rompiese por completo con la DOCa Rioja.
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