Schommer brillará en la nueva oficina de turismo
Urtaran cierra con Repsol la cesión de la gasolinera Goya, que exhibirá el legado del fotógrafo vitoriano
Iosu Cueto
Sábado, 3 de junio 2017, 22:36
La antigua gasolinera Goya languidece cuatro años después de su cierre, asfixiada por los tentáculos de la crisis. Pero el edificio que rompió moldes en ... 1935 como referente de la arquitectura regionalista está cada vez más cerca de resucitar como nueva oficina de turismo de Vitoria. El Gabinete Urtaran acaba de cerrar con Repsol, propietaria de la instalación, el acuerdo que permitirá la permuta del histórico inmueble al Ayuntamiento a cambio de que la compañía se haga con unos locales comerciales municipales en un edificio de Salburua. Este apretón de manos desbloqueará uno de los objetivos del Gobierno PNV-PSE para la presente legislatura, pero además incorporará una novedad de calado. Según ha podido saber EL CORREO, el alcalde quiere que la primera planta de la instalación esté ocupada por un espacio expositivo dedicado a la obra del fotógrafo vitoriano más internacional, Alberto Schommer, que falleció en 2015 sin ver cumplido su deseo de contar con un espacio en la ciudad para exhibir su legado.
De esta forma, las instantáneas del llamado fotógrafo de la elegancia se convertirían en la tarjeta de presentación de la ciudad en su nueva oficina de turismo de la calle Cadena y Eleta, que sustituiría a la de la plaza de España y se ubicaría además en el mismo lugar en el que descienden del autobús decenas de visitantes que llegan a Vitoria en viaje organizado. De hecho, el Ayuntamiento maquilló la fachada de la instalación el mes pasado con unos vinilos que muestran fotografías de distintos rincones urbanos como el Casco Medieval o el Anillo Verde para paliar la mala imagen que se llevaban estas personas al toparse con una gasolinera sucia y abandonada nada más pisar la ciudad.
Electrolinera
Con todo, y a falta de redactar el proyecto que determine los detalles de la remodelación, la reorganización de la estación de servicio permitiría llevar a cabo la siguiente distribución. A pie de calle, bajo la visera que protegía a los clientes que paraban a repostar, se ubicarían los nuevos puestos de atención al público, donde los turistas podrían conocer los encantos de Vitoria, apuntarse a recorridos guiados, conocer la oferta hotelera, las principales actividades culturales y las líneas de transporte público. También se prevé la venta de merchandising o productos locales.
Además, y como claro guiño al pasado del edificio y al espíritu green de la ciudad, el equipo de gobierno pretende instalar una electrolinera o punto de recarga de coches eléctricos. Por el momento se desconoce el número de vehículos que podrían repostar a la vez o el precio del servicio, dado que la propuesta debe ser detallada por los técnicos. Con esta estación en pleno centro quedarían completados los 675 metros cuadrados de la planta baja, la más amplia del inmueble.
En el primer piso, que ocupa 525 metros cuadrados, se habilitaría una pequeña zona de restauración más que un bar se piensa en una zona de vending o take & go y el centro expositivo dedicado a Schommer, que contaría con vistas privilegiadas a La Florida. En ese parque estaba, precisamente, el rincón favorito del artista: el haya situada frente a la estatua de Eduardo Dato que la ciudad le regaló en 2002 como reconocimiento a su trayectoria. Junto a este árbol hay un monolito conmemorativo que recuerda al retratista.
No resulta extraño, por tanto, que el Ejecutivo local haya pensado en aprovechar la rehabilitación de la gasolinera Goya para encontrar un espacio en el que se muestren las instantáneas del fotógrafo. Desde que el PSE entró en el Gobierno, uno de los objetivos prioritarios en materia cultural de la concejala Estíbaliz Canto siempre fue resolver esta cuestión para «saldar una deuda» y «hacer visible» el fondo artístico del autor, custodiado por los técnicos de los dos archivos institucionales (municipal y provincial) y la familia del artista. También hay fotos sueltas en la Casa Consistorial, el Palacio de Villa Suso o las oficinas de Fray Zacarías. «La intención sería mostrar toda su obra», indican fuentes municipales.
En paralelo, el proyecto de la oficina de turismo contaría con un apéndice frente a su entrada. El Gabinete Urtaran quiere que el pequeño edificio que durante años ha albergado distintos espectáculos infantiles bajo la denominación de Txoroleku se convierta en otro de los atractivos de la zona tanto para los visitantes como para los propios ciudadanos.
Bicis de alquiler
La casita de piedra, que también funcionó como oficina de turismo del Gobierno vasco hasta diciembre de 2002, cuando el Ayuntamiento consiguió la cesión del coqueto local y lo rehabilitó para ofrecer funciones de títeres y cuentacuentos, se convertiría en un centro de alquiler de bicicletas eléctricas. Para ello, el Consistorio debería convocar un concurso para que una firma suministrara los vehículos y ofertara unas condiciones.
El interior de la casa también incluiría la nueva sede de la Bikestation de la calle Landázuri. Este servicio está orientado a impulsar la cultura de la bicicleta de acuerdo a los planteamientos del Plan de Movilidad de Vitoria. Así pues, en la coqueta edificación de La Florida se facilitaría asistencia a todas aquellas personas que se acercaran a este equipamiento a reparar o ajustar su vehículo de dos ruedas.
Con todo, el proyecto de la nueva oficina de turismo de Goya y de su entorno más próximo nace con la intención de abrir las puertas de un centro que, más allá de aportar información a los visitantes, demuestre el compromiso de la ciudad con el medio ambiente y la cultura.
No obstante, el plan cocinado durante meses por el Gabinete Urtaran habrá de superar varios escollos para convertirse en realidad. El principal será el político, dado que el proyecto deberá contar con el visto bueno del consejo de administración de Ensanche 21, donde se debatirá el acuerdo de permuta con Repsol. Esto significa que la decisión final de lo que pase con este edificio dependerá del apoyo de al menos uno de los dos grandes partidos: PP o EH Bildu. En realidad más del segundo, porque los populares ya exigieron el año pasado a Urtaran que ampliara la actual oficina de la plaza de España y se dejara de «jugar a las ocurrencias» con un edificio que, por entonces, ni siquiera era municipal.
Además, el plan de reforma deberá redactarse de forma escrupulosa, dado que la antigua gasolinera es un icono arquitectónico del movimiento moderno. Y eso queda patente en la protección que las instituciones asignaron en su día al inmueble.
Una orden firmada el 22 de noviembre de 1994 por el consejero de Cultura, por entonces Joseba Arregi, inscribió la gasolinera como Bien Cultural, con la categoría de Monumento, en el Inventario General del Patrimonio Cultural Vasco. La normativa local también exige respetar el inmueble. Asimismo, el Plan General, el documento urbanístico de mayor rango de la ciudad, cataloga la antigua estación como un edificio de conservación estructural. La calificación pormenorizada menciona un uso como infraestructura de grandes servicios urbanos, algo lógico en el caso de una instalación diseñada para suministrar carburante.
Polémica
Con el paso de las décadas la gasolinera se ha ganado un lugar en el listado de edificios emblemáticos, aunque su construcción estuvo rodeada de polémica. En 1935, poco antes de que estallara la Guerra Civil, el industrial vitoriano Vicente Goya encargó el proyecto de la estación de servicio a los arquitectos José Luis López de Uralde y Francisco Alonso. La ubicación no era tan céntrica como ahora, pero resultó clave para levantar una ola de controversia. El proyecto inicial era más ambicioso y hubo quien vio con malos ojos que se levantase un edificio de cierta envergadura junto al parque de La Florida y la catedral nueva, dos emblemas urbanos. Incluso hubo una recogida de firmas, como recuerdan los expertos de la Sociedad Landazuri. Finalmente, Goya cedió y redujo la gasolinera a proporciones más modestas en su antiguo garaje de adena y Eleta.
La estación de servicio fue una de las más concurridas de la ciudad, pero la actividad de sus surtidores empezó a resentirse con el cambio de milenio. El Ayuntamiento empezó a limitar la circulación en calles tan concurridas como Prado y General Álava a partir de 2001, con una presión gradual que una década después se completó con la instalación de cámaras para multar a los infractores. Con ello consiguió ampliar el salón peatonal del centro, pero buena parte de los conductores que pasaban frente a Goya empezaron a buscar rutas alternativas.
La estación de servicio cerró en el verano de 2011 ante el evidente descenso de tráfico en Cadena y Eleta. Un año después los surtidores fueron reactivados con una clara finalidad social, ya que la empresa Gureak Araba aprovechó la instalación para dar trabajo a una docena de discapacitados. No obstante, el negocio tampoco funcionó y la firma tuvo que cerrarlo a finales de junio de 2013.
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