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Trabajadores de Tubos Reunidos en una protesta en Bilbao durante una junta de accionistas.

Amurrio contiene el aliento por Tubos

La localidad se sume en la incertidumbre tras el anuncio del Expediente de Regulación Temporal de Empleo en una fábrica con 900 operarios

Marta Peciña

Jueves, 17 de marzo 2016, 01:13

No les pilló por sorpresa, pero el anuncio de que Tubos Reunidos presentará un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para su planta de Amurrio, la más grande de Euskadi, cayó como un jarro de agua fría entre los vecinos de la localidad ayalesa. «Ya esperábamos algo así, después de lo que ha ocurrido en Productos Tubulares», confesó un trabajador mientras ojeaba EL CORREO, que avanzó ayer la información en exclusiva. En el bar Ruperto del barrio de San Roque, muy cerca de la fábrica, se respiraba una gran preocupación. «Yo acabo de comprar un coche, no podía esperar más. A ver qué pasa ahora», subrayó uno de los empleados, que mantuvo el anonimato.

En la empresa, los trabajadores mostraban su inquietud por la situación de incertidumbre que se abre. «Todavía no sabemos nada», aseguraron varios a la salida del turno de mañana. «Tenemos que esperar a que se cree la mesa de negociación y a ver lo que plantean». Es probable que hasta después de Semana Santa no se conozcan los detalles del expediente y las conversaciones de ayer entre los afectados giraban en torno a los escasos datos de que disponen. «La regulación de empleo será parecida a la de Trápaga, para un año», señalaba uno, que confía en que «no alcance a un porcentaje tan alto de la plantilla como allí», donde 398 de los 430 trabajadores pueden ver reducida a la mitad su jornada laboral. «Bueno, acuérdate que en 2009 también tuvimos otro ERE y estuvimos cuatro meses en el paro», apuntó su interlocutor.

Otros se lo tomaba con más calma. «Esto es algo cíclico, siempre hemos pasado por temporadas peores», indicaba un jubilado de la planta mientras hacía la compra. Pese a ello, lamentaba que la regulación temporal de empleo «afecta a dos de mis hijos, que están trabajando allí y tienen críos e hipoteca».

La carga de trabajo

La plantilla es consciente de la situación del mercado petrolífero, que afecta de lleno a la fabricación de tubos. «Exportamos la mayor parte de la producción y en Estados Unidos parece que se está estancando la demanda», reflexionaban algunos trabajadores mientras esperaban al tren para volver a casa. Las pérdidas de la compañía en 2015 alcanzaron los 16,18 millones de euros «y sólo se refieren a los dos últimos trimestres del año, nada que ver con la situación que tuvimos en 2008, cuando estábamos al 110% de la producción», señaló uno de ellos.

Los empleados confían en que «los sindicatos se nieguen a negociar», aunque reconocen que el ERTE, se aplicará «igual», si no haya acuerdo con la empresa y confían en que «sea lo más breve posible». Otro de los operarios de la acería mostraba su preocupación porque «hemos reducido el ritmo de producción, y cuando antes de hacían 56 ó 58 coladas durante el fin de semana, ahora se hacen veinte», señaló. El mismo empleado ha visto cómo «se ha reducido el personal en uno de los tres relevos que trabajan allí». En la misma charla, uno de los eventuales temía que «seamos los primeros en irnos a la calle cuando empiece a aplicarse el ERTE» y que la situación se extienda al resto de la comarca porque «si aquí cobramos menos, se va a notar en toda la zona. Habrá menos consumo y menos trabajo para los talleres pequeños».

Cuando una compañía como Tubos Reunidos se enfrenta a una situación como ésta, muchas otras pequeñas industrias y servicios de la comarca pasan auténticos apuros, cuando no se ven abocadas directamente al cierre, una experiencia por la que ya han pasado sus vecinos de Llodio, en los casos de Aceros o más recientemente, Lipmesa. Jon Aspuru, presidente de la asociación de comerciantes de Amurrio, Apymca, admitía que «Tubos es una gran empresa y si tiene problemas, nos asustamos todos». Sin embargo, para él, lo más preocupante es «la psicosis de parón que se genera y que ya hemos notado en anteriores ocasiones». Luego aportaba la fórmula que permitiría aclarar el futuro. «Me gustaría que a nivel político hubiera una apuesta decidida por el sector comercial y de servicios, que emplea a mucha gente y somos el tejido empresarial de la zona».

La alcaldesa Josune Irabien, por su parte, admitía que «no es una buena noticia», ya que «estábamos remontando en los picos de desempleo y las cosas eran más favorables, pero esto genera la incertidumbre de saber cómo va a concluir». La primera edil recordó que «Tubos ya tuvo un ERE y después hubo una etapa de recuperación». Coincidiendo con Aspuru, temió que haya «pesimismo generalizado» en la comarca que produzca, además, un descenso en el comercio. En cualquier caso, abogó por esperar a que se constituya la mesa de negociación y tener más noticias.

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