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El joven Alfred Vukaj, encarcelado por matar para 'limpiar' el asesinato de su tío ./ GENT SHKULLAKU/ AFP
VIEJA COSTUMBRE AÚN VIGENTE

Niños prisioneros de la 'vendetta' luchan por sobrevivir en Albania

Unos 600 menores permanecen recluidos en sus casas, sin salir ni para ir al colegio, por miedo a que los maten debido a venganzas de sangre

PACO SOTO

Domingo, 13 de octubre 2013, 12:00

La 'vendetta', una palabra de origen italiano que significa venganza, es una siniestra costumbre que se remonta al siglo XV, propia de sociedades agrarias y fragmentadas en clanes, y que defiende la 'venganza de la sangre por la sangre'. Todos tenemos en mente las películas de Hollywood ambientadas en el sur de Italia donde aparecen mafiosos despiadados y pueblos miseros de calles sin asfaltar, ancianas vestidas de negro que salen y entran de la iglesia y jefes de clanes dispuestos a matar a quien sea para lavar con sangre el honor mancillado de los suyos.

Esta vieja práctica de otros tiempos que ha desaparecido de la Europa más desarrollada, sigue, sin embargo, vigente en algunos países muy atrasados que en el pasado pertenecieron al campo del denominado socialismo real. Albania, un Estado pequeño y muy pobre ubicado en el sureste de Europa, en la región de los Balcanes, fronterizo con Serbia, Macedonia y Grecia, es uno de esos países.

En Albania, la venganza de la sangre forma parte del código de honor. Fue establecida por el príncipe Lek Dukagjini en el siglo XV y todavía reglamenta aspectos de la vida cotidiana en el norte del país. Según denuncia una ONG local, 590 niños y 600 mujeres viven hoy en día encerrados en casa para evitar ser víctimas de una 'vendetta'. La mayoría de los menores han dejado de ir al colegio y sus padres tienen miedo de que sean víctimas de un ajuste de cuentas entre familias o clanes. Así lo denuncia el activista social Gjin Marku. Varios de estos niños viven en Mazrek, un pueblo perdido en las montañas, a 150 kilómetros al norte de Tirana.

El fenómeno de esta 'vendetta' está muy extendido en las regiones del norte del país pobladas por habitantes de confesión católica, mientras que la mayoría de los albaneses son musulmanes. En esta paupérrima zona, el famoso precepto 'ojo por ojo y diente por diente' del Viejo Testamento se aplica como si el tiempo se hubiera detenido hace siglos. La muerte de un pariente en una familia se sigue vengando con el asesinato de una persona del bando contrario, y no importa que la víctima sea un menor de edad. La única manera de salvarse de la venganza es permanecer encerrado en cada el tiempo que sea necesario.

Las autoridades no han podido poner freno a esta práctica atávica, y el año pasado se vieron en la obligación de poner en marcha un plan para que los niños amenazados por la 'vendetta' tuvieran educación individual en sus casas. La Policía calcula que el número de muertos por culpa de la 'vendetta' es de 225 en los últimos 14 años, pero las ONG estiman que la cifra es mucho mayor.

La socióloga Suela Dani considera que la venganza de la sangre es la consecuencia de «un sistema judicial débil que hace que la gente prefiera arreglar sus diferencias por su cuenta», y defiende una «verdadera movilización de todas las estructuras del Estado» para erradicar esta práctica. El régimen comunista de Enver Hoxha consiguió suprimir casi totalmente la 'vendetta' a través de la represión contra todos los miembros de una familia que ejecutara esa venganza, pero después de su caída a finales de los años 80 esta tradición sangrienta resurgió.

El drama de Nikolin

En el pueblo de Mazrek, Nikolin, de nueve años, y su hermano Amarildo, que tiene 12, viven mucho tiempo recluidos en su casa y este año no han podido ir al colegio. Los dos niños se pasan la vida en una vivienda que apenas permite que entre la luz del día y no pueden salir a jugar a la calle. Los dos niños, que viven con el miedo metido en el cuerpo, sufren las consecuencias de un crimen que cometió su tío durante una reyerta en 1993. El tío fue condenado a 25 años de cárcel, pero la familia ha sido sentenciada de por vida a la pena capital por los parientes del muerto.

El mayor de los dos niños es consciente de lo que ocurre. «Afuera nos espera la muerte», cuenta Amarildo a un medio de comunicación. La casa de Nikolin y Amarildo está situada a unas pocas decenas de metros de la vivienda de los vecinos que les amenazan de muerte. Hace unos meses el cabeza de familia disparó contra la casa de los dos menores, pero el padre respondió a tiros a esa agresión. La situación de los dos niños cobró aún mayor dramatismo cuando hace poco su madre, Vjollca, que tenía 29 años, se suicidó. «La encontré ahorcada en el desván», recuerda Amarildo. En ese caso, la familia vecina decretó tres días de tregua.

En privado, muchos habitantes de Mazrek dicen que es inaceptable que en un país que aspira a entrar en la Unión Europea (UE) los niños puedan ser víctimas de la 'vendetta', pero públicamente casi nadie se atreve a denunciar esta práctica criminal.

En teoría, la 'vendetta' perdona a las mujeres pero en la práctica esta regla no es respetada en muchos casos. Por eso mismo, la joven Marie Qoku, de 17 años, fue asesinada en Kasnec de Dukagjin, otro pueblo del norte de Albania, mientras trabajaba la tierra con su abuelo. Fue víctima de una venganza porque la adolescente era la prima de un asesino.

Esta ley no escrita es también la responsable de que un joven de 17 años como Alfred Vukaj cumpla condena en una prisión para adolescentes en Kavaje, después de haber matado a una persona y herido a otras dos para vengar el asesinato de su tío, ocurrido tiempo atrás.

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