El padre del www visita Bilbao
Tim Berners-Lee, creador de la Web, participa hoy y mañana en el Palacio Euskalduna en un congreso mundial sobre la Red
JON GARAY
Martes, 17 de mayo 2011, 14:56
La revista Time publicó en 1998 una lista con los cien personajes más relevantes del siglo XX. Einstein, Churchill, Lenin, Gandhi, Juan Pablo II, Walt Disney, Nelson Mandela y Picasso fueron algunos de los elegidos. Ninguno de ellos necesita presentación. Tim Berners-Lee formaba parte de este elenco de ilustres, pero su caso es un ejemplo de cómo una creación puede oscurecer a su creador. Él es el padre de la Web, la biblioteca más grande jamás construida. Y estará en Bilbao hoy y mañana para hablar del presente y del futuro de su criatura en el 'Bilbao Web Summit', un congreso sobre Internet que reunirá en el Palacio Euskalduna a los mayores expertos del mundo.
«Impreciso pero interesante». Ésta fue la respuesta que recibió de su jefe este físico inglés nacido en 1955 cuando presentó un proyecto para reunir toda la información generada en el CERN, el Laboratorio Europeo de Física de Partículas. Corría el año 1988. El gigantesco centro de investigación con sede en Ginebra, que en la actualidad acoge el mayor acelerador de partículas del mundo, albergaba a cientos de investigadores que iban y venían sin parar. Todo su trabajo corría el peligro de perderse en la maraña de datos, departamentos y ordenadores incompatibles entre sí. La idea de Berners-Lee fue crear un sistema que permitiera almacenar toda esa información y hacerla accesible a cualquiera que estuviera interesado en ella.
La afición de Berners-Lee por los ordenadores venía de familia. Sus padres, Conway y Mary, matemáticos ambos, trabajaron en el Mark I de Manchester, uno de aquellos primeros computadores de los años cuarenta y cincuenta que ocupaban habitaciones enteras y servían para que los militares calcularan la trayectoria de los misiles. Con estos antecedentes y poco dotado para los deportes, el joven Tim se inclinó pronto por todo lo relacionado con los aparatos electrónicos, una afición que le llevaría a construir años después su propio ordenador con un microprocesador, un soldador y un viejo televisor.
Un buen día de regreso a casa del instituto, Tim encontró a su padre trabajando en un tema que le cautivó: cómo hacer que los ordenadores «pensaran» como el cerebro humano. Las máquinas son insuperables siguiendo la lógica, las clasificaciones y las órdenes, pero carecen de la capacidad del cerebro humano para asociar ideas aparentemente inconexas. Un ordenador nunca vincularía el olor del café con los recuerdos de la infancia; el cerebro lo hace de forma natural.
Esta idea permaneció hibernando en la mente de Berners-Lee hasta que, después de la universidad, y tras trabajar como ingeniero de software, llegó al CERN en 1980. Visto el desbarajuste de datos, proyectos y personas, decidió crear, en su tiempo libre y para su uso personal, el 'Enquire', el primer programa tipo Web: «Supongamos que toda la información almacenada en ordenadores de todas partes esté unida entre sí. Supongamos que puedo programar mi ordenador para crear un espacio en el que cualquier cosa pueda relacionarse con cualquier cosa. Todos los fragmentos de información que había en el CERN, y en el planeta estarían a mi disposición y a la de cualquier otro».
Un gran desconocido
Diez años después, y tras superar todo tipo de dificultades, el 'Enquire' se convirtió en la World Wide Web (la popular www). El resto ya es historia. La Web, pese a los anuncios sobre su próxima 'muerte', alberga hoy millones de páginas con todo tipo de información, desde la que es capaz de poner en jaque a los gobiernos -Wikileaks- hasta la necesaria para preparar un viaje.
En la actualidad, Tim Berners-Lee preside el World Wide Web Consortium (W3C), el órgano que rige los destinos de esta biblioteca mundial y que esta semana reúne en Bilbao a su Comisión Consultiva, y trabaja en el prestigioso MIT de Massachussets y en la Universidad de Southampton. Caballero del Imperio británico, aún sigue siendo un gran desconocido. ¿Razones? Una, que no se ha hecho millonario con su creación. Otra, su rechazo a desvelar su vida personal. Como dice en su propia web, «si hubieran creado algo como la World Wide Web, ¿les gustaría que le preguntaran por lo que ha desayunado? ¿No, verdad?».