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Bandada de estorninos sobrevolando el parque Antonio Machado.
Medio Ambiente apuesta por la pirotecnia para ahuyentar a los estorninos de los parques

Medio Ambiente apuesta por la pirotecnia para ahuyentar a los estorninos de los parques

El Ayuntamiento confía en que sea suficiente para minimizar su presencia, sin tener que recurrir a emitir sonidos de rapaces

cristina ortiz

Martes, 2 de diciembre 2014, 02:13

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Aunque más tarde de lo habitual, los estorninos ya han empezado a sobrevolar la ciudad y a buscar en ella acomodo para pasar el invierno. Una presencia que, como en años anteriores, se intenta minimizar recurriendo al lanzamiento de artilugios pirotécnicos que les ahuyenten y les hagan abandonar las ramas de los árboles de gran porte, como los del parque Antonio Machado o del Centro de Salud Miranda Oeste, además de en otros puntos como el Antonio Cabezón o la calle Burgos.

En principio, desde el departamento de Medio Ambiente se confía en que sea suficiente con esas explosiones puntuales que se hacen al caer la tarde y que no sea necesario intensificar las medidas con elementos sonoros que simulan aves rapaces. «Con la pirotecnia esperamos espantar a los suficientes para que no se conviertan en un problema y una molestia para los vecinos, sobre todo, en la zona del Antonio Machado, que es donde se da una mayor concentración», explicó el responsable del área, Gustavo Modino.

Y es que los altavoces con sonidos que simulan la presencia de depredadores constituyen una molestia importante para los residentes en las zonas en las que se emplean por lo que, si no son necesarios, se apuesta por evitarlos. De hecho, reconoció Modino, «hace ya varios años que no se utilizan de manera continuada». La pirotecnia es algo puntal y que, por tanto, causa un menor trastorno en la vida cotidiana de los residentes en esos entornos.

Pero lograr que no se asienten en la ciudad es muy difícil, ya que si optan por asentarse en las copas de los árboles de las ciudades es porque encuentran una mejor temperatura que en un entorno rural y a campo abierto. «Eso hace que busquen dormideros en entornos urbanos, pero buscando lo más parecido a su hábitat natural en el campo y esos son los parques», valoró.

Pero su presencia no es inocua. Su movimiento en grandes bandadas hace que allí donde se asientan se genere un importante nivel de ruido y que el suelo de las zonas que ocupan acabe muy dañado, porque sus detritus tienen un fuerte componente corrosivo. «En algunos casos han llegado a estropear algún árbol», sobre todo, en el parque Antonio Machado. De ahí, que sean dos aspectos a tratar de evitar y que ha llevado a trabajar hasta conseguir «reducir notablemente la cantidad de los que duermen en la ciudad, algo que se ha conseguido manteniendo estas medidas en el tiempo», concluyó.

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