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Sombreros con mantas y bolsos con alfombras y paraguas: «Todo lo que me pongo me lo hago yo»
Fashion Revolution conciencia en Bilbao sobre el lado oscuro de la moda con talleres de reutilización, un mercado de segunda mano y una expendedora que relata las condiciones de vida de los trabajadores
El 24 de abril de 2013 el Rana Plaza, una fábrica textil de Bangladesh en la que trabajaban 5.000 personas fabricando ropa para grandes ... firmas, se vino abajo y mató a 1.130. Más de 2.000 resultaron heridas. El desastre puso el foco en las condiciones en las que se fabrica la ropa que vestimos, mucha de ella de usar y tirar, la conocida como 'fast fashion'. Algo que también supone un gran impacto ambiental. El movimiento Fashion Revolution pretende concienciar sobre moda sostenible. Así que durante toda la semana ha organizado talleres de transformación de prendas -por ejemplo, de camisas en pantalones- conferencias y exposiciones. BBK Kuna, en el muelle de Urazurrutia, ha sido el escenario de muchas actividades. Este sábado, la jornada arrancó con un taller de Upcycling. O lo que es lo mismo, reutilizar los tejidos para elaborar nuevas prendas.
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La diseñadora Almudena Agirre, que cuenta con un taller en Henao en el que realiza sombrerería de ceremonia, enseñó a una decena de mujeres, algunas estudiantes de moda y confección, a fabricar sombreros con tela de mantas y adornarlos con remates de retales reciclados. Ella pasó diez años trabajando en vestuario en el teatro y después viajo a Londres y se especializó en sombrería tradicional. «Siempre he estado entre tejidos, tengo muchas telas y materiales», explica, así que siempre le ha gustado dar otro uso a las cosas. Por ejemplo, fabrica bolsos y gorros con alfombras, pero también costumiza camisetas o chamarras con retales. Los sombreros, decía, se hacen como cualquier prenda. Los de sombrería tradicional son más complicados porque se necesita una horma. «En estos, se necesita un patrón, se cortan las tres piezas, se montan y se cosen».
La lana es un material que le gusta. Los sombreros quedaron geniales. No parecían hechos con mantas. «El blanco es un color que puedes llevar bien, te lo puedes poner con todo». Entre las alumnas estaba, por ejemplo, una educadora social, Melita, que fabrica bolsas de la compra y neceseres con la tela de los paraguas que se rompen. Les quita las varillas, lava la tela, la plancha y les pone forro y cremallera. Aprendió a coser porque su madre tenia una «máquina pero nunca he ido a ninguna academia. Para mí es como un juego». Lide Moreno, de 14 años, y vecina de Getxo, también confeccionó gorros con su ama, Eguzkiñe Aranzibia. «Me gusta coser, hacer punto y manualidades, la ropa de segunda mabno y reciclar. He convertido vaqueros en cojines e igual si voy a un rastro me compro un vestido y lo tuneo. Todo lo que llevo siempre lo he hecho yo. Y la cría también se lo pasa bien».
Estudiantes de cuarto de la ESO del colegio Ángeles Custodios de Bilbao tambien han organizado un mercadillo de segunda mano en la planta baja de BBK Kuna. Su proyecto, 'Green Style', nació fruto de un trabajo de clase. Fundaron una empresa de venta de ropa de segunda mano donada por alumnos y familias que se almacena en el colegio. Su web es www.greenstyleshop2021.wixsite.com.
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«Somos unos estudiantes con un proyecto de vender ropa usada porque la industria textil está contaminando mucho el planeta, la segunda que más, y queremos mejorar vendiendo ropa por uin precio justo y solidario a la vez que se le da un nuevo uso», explica Omar Atrach. La profesora, Inma García, explica que el objetivo es que aprendan cómo se forma una empresa. Arrancaron en septiembre y todos los alumnos de la clase se han implicado y se han divido el trabajo: unos se ocupan del marketing y otros, por ejemplo de la contabilidad. Han participado unos 17. A media mañana habían facturado unos 40 euros. «El objetivo pedagógico está cumplido. Han aprendido las dificultades que implica montar un negocio y trabajar en equipo». Toda la ropa de la que disponen, que cuelgan en la web, ha sido recopilada, seleccionada y etiquetada por ellos. También disponen de un inventario y de un plan de contabilidad. El 20% de lo que recaudan se destina a una asociación y el 15% a los estudiantes de FP que les ayudan.
En la sala BBK de la Gran Vía, una máquina expendedora vendía camisetas por un euro, con la colaboración de Deusto Tech, la Facultad de Ingenieria y la Universidad de Deusto. A esta moda se la conoce como 'fast fashion'. En cuanto los compradores pulsaban el interrumptor, aparecía una proyección que les relata las condiciones de trabajo de las personas que fabrican este tipo de ropa, ya que ganan 32 céntimos de dolar por hora. Habían vendido cinco pese a todo. «Hay gente que sabiendo lo que hay detrás de estas prendas sigue queriéndolas, ya no es solo la gente que no tiene acceso a esta información sobre el impacto medioambiental y social de la moda», explica Airí Ferrer, coordinadora de Fashion Week en Euskadi. Durante la jornada también se programó un taller de biomateriales a cargo de Adele Orcajada, directora académica del Basque Design Center, que enseñó a los asistentes a realizar tejidos con materiales como café o cáscaras de plátano.
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