«Me ilusiona saber que nuestra tierra saldrá en medio mundo»
El primer día de rodaje oficial de 'Juego de Tronos' en Barrika atrae a seguidores a la caza de una foto del elenco o tratando de atisbar el set de la playa Muriola
Eider Burgos
Miércoles, 19 de octubre 2016, 17:46
«Somos fans, pero lo normal». El comentario se repite entre todos los que hoy pasean curiosos alrededor del campamento base que la HBO ha levantado frente a la playa de Barrika. No son muchos, pero el goteo es constante. En mayor número y más temprano que los que ayer martes se acercaron a las vallas.
Era lógico: hoy es el primer día del rodaje de la séptima temporada de 'Juego de Tronos' en Euskadi, en la pequeña y discreta playa Muriola. Discreta por su limitado acceso y escasa visibilidad desde fuera. A pesar de las fuertes medidas de seguridad establecidas alrededor del arenal (vigilantes y vallado cuidan por que sea imposible acercarse a menos de 500 metros), EL CORREO consiguió ayer en exclusiva la primera imagen del ensayo en las playas vascas: Peter Dinklage (que interpreta a Tyrion Lannister) y Liam Cunningham (Ser Davos) conversando en lo que parecía la puesta a punto de un encuentro entre dos personajes clave de la saga.
«Ha venido el que más mola de la serie, Tyrion», opina Kerman, que esperaba hoy junto a su amigo Egoi la salida de alguno de los intérpretes de la zona base. Aunque la llegada de fans es constante, en ningún momento llegan a superar la decena al mismo tiempo. No hay gritos, ni euforia, tampoco lágrimas. Solo espera, conversación y, en todo caso, cámaras listas para conseguir una captura rápida. «Me hizo ilusión saber que rodarían en Euskadi, me ilusiona saber que nuestra tierra saldrá en medio mundo. Esto pasa en otras ciudades y seguro que se llena de fans locos; aquí somos más tranquilos», opina Nerea. Ella ha venido desde Bilbao con su amiga Olatz, las dos seguidoras de las desventuras de los Siete Reinos. A la primera le gustaría ver a Arya, la pequeña guerrera de los Stark; la segunda, es más del hermano bastardo de la familia del huargo. Quieren saber cómo llegar a Muriola, con la esperanza de captar algo del rodaje. Pero les avisan: el camino está cortado. «Yo he intentado ir campo a través, pero por ahí también han cerrado el paso», explica José Antonio, con Congo de escolta, un pequeño collie blanquinegro.
En el campamento, dos furgonetas de cristales tintados esperan con las puertas abiertas junto a las caravanas desde bien temprano. Otros dos vehículos se cruzan en perpendicular en la salida, haciendo barricada e impidiendo miradas indiscretas, lo que hace sospechar que pronto se asomará alguien importante. La expectación generada a la salida -larga fila de periodistas sobre sillas y escaleras y fans a la espera- parece divertir al equipo técnico que toma fotos de la escena y bromean fingiendo ser estrellas ocultándose bajo sombrillas oscuras.
«¿Está Peter (Dinklage) aquí?», preguntan Dani y Pilar con emoción. Ambos, estudiantes de Medicina -han aprovechado un par de horas sin clase- y fieles no solo a la serie, sino también a los libros. Ella lleva los apuntes de la presentación que deberá ejecutar en clase dentro de una hora; él una cámara réflex con la que cazar al elenco. Les gustaría ver al Lannister, aunque Dani reconoce ser más Stark-Targaryen («y hasta ahí puedo decir»). Ayer, consiguió acercarse peligrosamente a Muriola a través de un estrecho camino de tierra; sorteó la cinta que debía cortarle el paso y llegó a avistar las furgonetas y los tráilers listos para dar hoy paso a la acción sobre la arena. Un vigilante le detuvo y tuvo que dar marcha atrás antes de pisar playa. Hoy, los dos amigos vienen decididos a conseguir la firma de alguno de los actores: «Les decimos que es tu cumpleaños», propone ella. Se acercan al límite precintado... y se vuelven con las manos vacías.
Nada nuevo. Elena lleva intentando toda la mañana hacerse un 'selfie' con el enano Lannister, sin éxito. «Me han dicho que será difícil, que es muy celoso de su vida privada. También que si me quedo a verles salir será en balde, que ni me enteraré cuando lo hagan». Otra vecina recorre rauda el perímetro del campamento con una cámara profesional al cuello. A la velocidad del rayo cuenta que ha elaborado varios 'power-points' con las localizaciones vascas e imágenes de la serie. La sesión que hoy realice completará su trabajo: «Soy fan de la serie, vivo en la zona, estoy jubilada y soy aficionada a la fotografía. ¡Lo tengo todo, como para no estar aquí!», exclama, y sin pausa pone rumbo a Muriola.
«Si contamos algo, pagamos una multa»
Allí se encontrará el paso cortado, muchos metros antes incluso que durante la jornada de ayer. «Está todo muy controlado. Ni siquiera yo sé nada, ¡y ya me jode! Entré a trabajar aquí precisamente para ver a los actores», comenta uno de los vigilantes, fan confeso de 'Juego de Tronos'. Lleva desde las ocho de la mañana apostado en un camino de tierra y allí deberá permanecer hasta las ocho de la tarde. La comida se la suben al 'puesto de vigilancia', incapaz de moverse de allí en todo el día. Aunque por el momento no ha tenido que plantar cara a ningún 'polizón', sí que se encuentran de forma constante con curiosos que tratan de asomarse a Muriola para echar un ojo al rodaje. «A nosotros tampoco nos dejan ver al reparto ni nos cuentan nada», lamenta. Y aunque algo supiera, no lo contaría. Se niega a pasar por el riesgo de tener que enfrentarse a la clásula de confidencial de su contrato: «Si hacemos fotos, vídeos o contamos algo, nos toca pagar una multa del 'copón'», advierte.
En la puerta del campamento, pasa casi una hora desde que llegaran las furgonetas de cristales tintados. Mikel, que ha venido desde Gernika, ha traído consigo a un amigo con cámara de buen objetivo, Asier, que ni siquiera ve la serie:
¿Te ha obligado a venir?
¡No, obligado no! Pero al menos echamos la mañana.
Finalmente, los actores descienden de las caravanas y se cuelan rápidamente en los vehículos, tapados con paraguas negros. En su camino a la Muriola, se cubren con mantas negras para no ser reconocidos ni desde la ventana frontal. La espera, finalmente no ha sido tan en balde. Al menos, han echado la mañana.