Apoyo a Francia en Malí

La llamada 'comunidad internacional' parece haber entendido la decisión francesa de intervenir en Malí. París tiene una obligación particular con el África francófona y medios militares disponibles al servicio de una causa, frenar el avance del terrorismo islámico en el Sahel. Sin embargo, y pese al apoyo dispensado a la decisión de Hollande, se advierte una muy extendida cautela internacional. Eso incluye a Washington, a los socios europeos de Francia y a la OTAN, que saludó ayer la iniciativa francesa pero añadió que nadie le ha pedido intervenir y que, por tanto, no se lo plantea. Se puede entender ese distanciamiento, pero es preciso, entre aliados y socios, manejarlo con altura de miras: lo que ocurre en el Sahel es, ni más ni menos, un intento de extender la larga mano de Al-Qaida en esa región que hoy, por extravagante que parezca, está muy cerca de Europa. España parece haberse unido al coro de la prudencia expresiva, pero debe reiterar su compromiso con la formación de personal militar malí y apoyo logístico. La UE se juega mucho en el Sahel, y más aún los países mediterráneos de la Unión, y sería poco práctico y un punto insolidario dejar a Francia en una especie de aventura unilateral para no irritar no se sabe bien a quién.