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El doctor Urízar hablará hoy en Portalea. :: FÉLIX MORQUECHO
«El cannabis es, actualmente, una droga idealizada»
Fernando Urizar, Psiquiatra

«El cannabis es, actualmente, una droga idealizada»

Portalea acoge hoy una conferencia titulada 'Las drogas en la sociedad actual', dentro de los actos del 25 aniversario de Centro Médico Eibar

FÉLIX MORQUECHO

Martes, 20 de noviembre 2012, 03:06

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Hay pocos problemas que impliquen a tantas generaciones como las drogodependencias. Se trata de un problema que se puede analizar desde multitud de perspectivas y eso es lo que tratará de hacer el médico psiquiatra Fernando Urízar Barandiarán en la conferencia que ofrecerá hoy a las 20.00 horas en la casa de cultura Portalea, dentro de los actos que se celebran con motivo del 25 aniversario del Centro Médico Eibar.

-Las drogas en la sociedad actual, sin duda un tema muy amplio.

-Efectivamente es un tema que se puede analizar desde puntos de vista muy distintos. Voy a tratar de tener flexibilidad en función del interés de las personas que acudan. Además de ofrecer información, mi intención es generar un coloquio y ver qué interés tiene la gente.

-¿Esa aceptación social del alcohol es un gran problema?

-Yo creo que sí. La nuestra es una cultura de alcohol y sigue siendo un gran caballo de batalla. Que haya un consumo generalizado en todas las generaciones hace que esto se aprenda. Los padres tienden a estar atentos, pero en el fondo tienen mucha permisividad, y los hijos ven que los padres, cuando están con los amigos, consumen. Quizás el problema es que el alcohol se plantea, se permite y se considera como algo habitual. Dentro de ese recorrido hay personas que tienen una mayor vulnerabilidad, ya sea biológica o psicológica, por su personalidad, por fracaso profesional, de estudios, o relacional. En un momento dado estas personas se enganchan más a un tipo de consumo y con el paso del tiempo pueden tener problemas.

-Hace falta tiempo.

-Ocurre con las drogas en general, la persona tarda un tiempo en desestabilizarse. Tardan en verse los efectos negativos. Un aspecto que señalaría son los distintos tipos de drogas que hay. Hay unas sustancias depresoras entre las que incluiría sobre todo el alcohol y otras de tipo farmacológico como barbitúricos y tranquilizantes, estos últimos enormemente utilizados. También entraría la heroína. Luego hay un segundo grupo, el de las sustancias activadoras, empezando por la nicotina, seguida por la cafeína, anfetaminas y cocaína, una de las sustancias que se está utilizando más hoy en día. Un tercer bloque estaría formado por una serie de sustancias que podemos llamar distorsionadoras. Aquí estarían el cannabis, los hongos alucinógenos o el LSD. Aquí hay muchísimas sustancias que se están sintetizando y que desde el punto de vista psíquico tienen un poder impresionante.

-Ha hablado de la permisividad social con el alcohol. ¿Qué ocurre con el cannabis? Hay quien lo defiende.

-En este momento, el cannabis es una droga idealizada. Pero en la clínica estamos viendo muchos problemas. Por una parte, hay gente que empieza con unos consumos muy tempranos. Hay que tener en cuenta que la adolescencia es una oportunidad de desarrollo importantísima, desde el punto de vista intelectual, desde el punto de vista de la persona y desde el punto de vista del desarrollo del cerebro. Entonces, ahí hay mucha vulnerabilidad. Recientemente he visto una persona que ha consumido desde los 17 años hasta los 34 unos 20 porros al día. Si en vez de tener 17 cuando empezó, tiene 12, hace un cuadro psicótico.

-¿Con predisposición o sin ella?

-No es fácil de decir. ¿Se puede hacer una psicosis sin tener una vulnerabilidad? A veces no se llega a saber porque, posiblemente, ese consumo ha distorsionado mucho a la persona. Una experiencia psicótica, en algunas personas produce tal cambio desde el punto de vista de experiencia psíquica que es un descalabro. Y en algunas personas es un antes y un después. En psiquiatría hay un concepto que es un cambio vivencial, una experiencia tan intensa que produce esa sensación.

-Ha nombrado la experiencia psicótica.

-Tiene un elemento muy terrorífico. Conlleva una sensación de pérdida del control de la realidad, una sensación caótica, una sensación de muerte... se despiertan unas angustias con un gran potencial distorsionante. Este tipo de sustancias son las potencialmente más problemáticas para el psiquismo. De hecho, yo creo que la gente tiende a tenerles más respeto, como el LSD. Si 'fulanito' tuvo un mal viaje y estuvo a punto de tirarse por la ventana, eso nos impone.

-¿Hay diferentes riesgos según cada persona?

-Con el cannabis, si hay una estructura de cierta solidez, esto no es tan distorsionante, y si es una persona de 35 años no es tan problemático. Pero si es un chaval de 11 años y tiene una situación un tanto complicada, sí se ve que un consumo un tanto elevado le lleva a ir teniendo un descenso en el nivel de los estudios, una inapetencia de la práctica deportiva, un cambio en sus situaciones relacionales... Aparece un cuadro que tiene una perspectiva amotivacional.

-Hablando de drogas, muchos se acordarán de la heroína, tal vez la más visible en cuanto a riesgos.

-Así es. Se ha llegado a una asociación heroína-muerte. Esto frena y no ha sido sólamente por el propio consumo sino más bien por las consecuencias que han tenido una serie de prácticas asociadas al heroinómano como una promiscuidad sexual que le llevaba a un potencial de sida muy alto, o por compartir jeringuillas. Ahí ha habido un stop.

-¿Y por qué entran?

-Las drogas tienen una etapa de luna de miel, tanto para la sociedad como para la persona. Para cuando se ve que el tabaco produce cáncer, hacen falta 30 años de consumo de un paquete. Uno de los problemas es que cuando la respuesta no es inmediata, no tienes tanto miedo. El joven no tiene un sentido de la muerte, de la enfermedad, porque aparentemente puede con todo.

-De una borrachera se recupera durmiendo un poco.

-Pero con el paso de los años esa capacidad se va perdiendo y se entra en distintas etapas. Hay una fase de estabilización en la que el consumo no produce mucho beneficio y al final acaba en una etapa en la que prácticamente el desfase entre beneficio y perjuicio es tan grande... Muchos heroinómanos, si no murieran, dejarían de consumir porque desde el punto de vista biológico, tienen los receptores tan agotados que ni con grandes cantidades se verían satisfechos.

-¿De qué depende la adicción?

-Cuanto antes empieza el consumo, el potencial de dependencia es mayor. Luego influye el tiempo de consumo, y la personalidad, ¿qué estructura de personalidad tiene esa persona? Quizás en otro lugar colocaría también el ambiente, que puede tener un peso. En el origen de la persona, lo más importante es la familia, tanto desde el punto de vista genético, como en la formación del psiquismo.

-¿Desde cuándo?

-Pues posiblemente desde el embarazo. Ya entonces hay una comunicación entre la madre y ese feto. Después del nacimiento, las formas de establecerse los primeros vínculos son importantísimas. Que se cree una buena situación de comunicación con ese bebé supone crear un bebé con un buen apego, con una buena capacidad de exploración, con lo cual ante los posibles avatares de diferentes situaciones en la vida, estará más entrenado.

-¿A qué llama apego?

-El apego supone saber que tú estás ahí y que tú le puedes apoyar. Eso le va a permitir que a la hora de poder explorar una sustancia lo vaya a hacer desde una posición de cierto control.

-Antes se refería a la capacidad de tolerar el alcohol. Eso es algo bien visto.

-Esto ha sido publicitado, el alcohol «es cosa de hombres». Lo que ocurre es que al que toma quince copas y no le pasa nada, es que ha bebido bastante antes. Está en una etapa más o menos feliz en la que soporta mucho, pero eso supone meter un tóxico a más dosis. En cuanto a las mujeres, uno de los problemas es que el hombre, en el peso habitual, tiene aproximadamente un 30% más de capacidad de metabolización, y por eso en la mujer, a igual dosis produce mucho más efecto.

-¿Prohibición o legalización?

-Ahí habría una opinión pública pero por lo que veo, hay intereses creados muy claros. Somos uno de los grandes productores de vino, es parte de nuestra economía, bares, restaurantes... Y una de las fuentes de ingresos importantes para el estado son los impuestos sobre el tabaco y el alcohol. Son dos drogas legales, pero desde el punto de vista sanitario general, siguen siendo en su conjunto más importantes que el conjunto del resto de las drogas. No podemos olvidar que la nicotina es la sustancia más adictiva.

-¿Por dónde van las soluciones?

-La prevención es lo primero y es importante el trabajo que se hace en los colegios. Luego, cuando el individuo está identificado y quiere desengancharse, la parte biológica es relativamente sencilla. Pero luego hay que ver para qué está utilizando esa sustancia, qué trabajo tiene, qué relaciones... Los grandes consumidores de drogas de cualquier tipo tienden a llegar a un fracaso en lo cognitivo, no pueden estudiar, no pueden llevar un trabajo de cierta actividad intelectual, una gran inestabilidad en relaciones de pareja... La falta de toda esa estructura laboral, de relaciones, de aficiones es un problema. A los grandes drogadictos les gustan muy pocas cosas. No tienen alternativas. Desaparece un proyecto de vida y el ambiente que les rodea les rechaza profundamente. Son individuos que necesitan mucha confianza pero su entorno ha perdido mucha confianza en ellos.

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