La cara menos amable de la Navidad: hasta 5 kilos de más y récord de infartos
Los excesos pueden salirnos muy caros es estas fechas
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A la agenda del mes de diciembre –y parte de enero– no le cabe un evento más. La cena de empresa, la comida con los ... compañeros del gimnasio, las múltiples quedadas con los amigos, la fiesta de jerséis feos que se ha sacado de la manga uno de tus primos, cumpleaños –porque también los hay, claro–, paseos a media tarde para ver las luces que terminan con una taza de chocolate caliente entre las manos, después los churros. Un vino, otro... Y todavía falta el plato fuerte: las reuniones familiares.
Los compromisos sociales se multiplican estos días y encima la mayoría se organizan en torno a una mesa o la barra de un bar. ¿Consecuencia? Solemos comer y beber en exceso y nuestro organismo se resiente... y mucho. Un estudio realizado por el Instituto Europeo de la Obesidad (IMEO) calcula que durante las fiestas navideñas engordaremos una media de entre 3 y 5 kilos, un sobrepeso que, en el mejor de los casos, tardaremos unas cuantas semanas en quitarnos de encima. Y en este cálculo de calorías, los hombres son los que salen peor parados. Según otra investigación llevada a cabo por el grupo NC Salud durante cinco años, las mujeres ganamos una media de 1,8 kilos frente a los más de cuatro que suben ellos.
Las croquetas de la abuela, un par de lonchas de jamón, un poco de ensalada para disimular, unas gambitas, ese segundo trozo de cordero al que no puedes decir que no –no vaya a ser que tu tía se enfade, que se ha pasado toda la mañana metida en la cocina–, un trocito de tarta, turrón, polvorones, una copa de cava... «Una sola comida navideña puede aportar a nuestro organismo entre 2.500 y 3.000 calorías, una cantidad muy por encima de la ingesta diaria recomendada para una persona adulta», apuntan en la Universidad Internacional de Valencia.
Pero no solo eso, las celebraciones navideñas también suelen venir acompañadas de complicaciones digestivas. «Cuando se suceden tantos cambios en nuestra rutina de comidas, el estómago es generalmente el que paga las consecuencias. De hecho, se estima que siete de cada diez personas sufren algún problema gastrointestinal como consecuencia de las celebraciones navideñas. Las comidas de estos días no solo son más calóricas sino que también contienen más ácido úrico y azúcares de los que consumimos normalmente y todo este exceso de alimentos y alcohol hace que las digestiones se compliquen y tengamos gases, acidez, ardor...», precisa la farmacéutica Amanda Dutruc.
El 'fatídico' 25 de diciembre
Y si pensabas que la cosa no se podía complicar más, resulta que el 25 de diciembre es el día del año en el que más personas mueren por fallo cardiaco, seguido del 26 de diciembre y del 1 de enero. Las razones son prácticamente las mismas por las que subimos de peso: una peligrosa combinación de excesos gastronómicos y estrés emocional que dispara la presión arterial y aumenta la grasa visceral que se deposita en el abdomen, una bomba de relojería para nuestro organismo que puede terminar en un ataque al corazón o un ictus.
Algunas investigaciones sugieren que el riesgo de infarto puede aumentar hasta un 15% en estas fechas y superar el 40% en el caso de personas mayores de 75 años con cardiopatías o diabetes. «No cabe duda de que durante las fiestas navideñas existe un menor control de determinados factores de riesgo cardiovascular. Si a esto sumamos la emotividad y la nostalgia propias de esta época junto con el estrés y las clásicas discusiones familiares... Todos estos elementos no son determinantes para desarrollar una enfermedad cardiovascular, sin embargo, pueden ser más perjudiciales si ya se sufren problemas cardiacos o un riesgo alto de padecerlos», advierten en la Fundación Española del Corazón (FEC).
Otro de los motivos que está detrás del incremento de los casos de infarto en estas fechas es «la mala costumbre de posponer la visita al médico para después de las fiestas navideñas y también la falta de constancia en la toma de la medicación al salir de la rutina», desvelan en la FEC.
¿Qué es la depresión blanca o 'blues' de Navidad?
Mientras unos disfrutan al máximo las fiestas navideñas, otros las borrarían del calendario. Si pudiesen, se plantarían directamente en el 7 de enero. Y no, no estamos hablando de que te saltarías encantada la comida en casa de tus cuñados o de que te agobie el tema de las compras. Lo que le pasa a estas personas va más allá de un cansancio puntual o un odio irracional hacia estas celebraciones: se sienten tristes, sin ganas, les cuesta conciliar el sueño... Las luces, los compromisos sociales y las sillas vacías en la mesa les abruman y muchas veces se sienten incapaces de gestionar tantas emociones. Esta sensación que invade a una de cada diez personas en estas fechas se conoce como depresión blanca o 'blues' de Navidad, un estado de ánimo negativo que no puede llegar a calificarse de trastorno, pero que agobia mucho a quien lo padece. «Mucha gente no puede evitar sentirse triste durante la que se supone que es la época más feliz del año y eso le genera una presión añadida. Si a esto le sumamos el esfuerzo de tener que poner buena cara en las celebraciones familiares, no solo resulta agotador sino que además no es nada fácil de llevar», reconoce el psiquiatra Manuel Cassinello. Al margen de las causas, «si este sentimiento de tristeza y melancolía se mantiene durante más de dos semanas y viene acompañado de otros síntomas como, por ejemplo, perder el gusto por las actividades que antes disfrutábamos, podría convertirse en un Trastorno Afectivo Estacional (TAE) y sería necesario comentarlo con el médico de cabecera», aconsejan los especialistas.
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