Flor Palacio Jefa de Salvamento
Flor Palacio ·
No recuerda la última vez que se pidió vacaciones en verano, pero no le importa. Prefiere octubre y lejos de las aglomeraciones: «Aunque siempre elijo lugares con mar»Pablo Antón Marín Estrada
Viernes, 29 de agosto 2025, 00:03
A Flor Palacio le gusta vestir de rojo y blanco, no solo porque son los colores del Sporting de Gijón, su equipo, sino porque los ... comparte con el uniforme del Servicio de Salvamento de la ciudad. Lo dirige desde hace más de dos décadas, una responsabilidad que, en su caso, tiene raíces muy profundas.
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– Lleva toda la vida vinculada a la playa de San Lorenzo y al Servicio de Salvamento. Podría decirse que sus primeros pasos los dio a la orilla del Cantábrico, ¿no?
– (Risas) Prácticamente toda la vida. Mi padre, Maximino, que fue jefe de Salvamento muchos años, me traía aquí de muy pequeña y ya con 13 o 14 años me animó a hacer un curso de primeros auxilios. Con la mayoría de edad empecé a trabajar en el Servicio, un empleo de verano mientras estudiaba, como hacíamos antes. En 2002 aprobé la oposición para ser responsable de Salvamento y aquí seguimos. Pasé por todas las fases.
– Con ese bagaje, pocas personas conocerán como usted las playas de su ciudad...
– Hay grandes expertos que han estudiado la dinámica de la arena de San Lorenzo y de la bahía de Gijón y la conocen muy bien. En cuanto a la seguridad de las playas, pues sí que estoy bastante al tanto. Ese es mi cometido. Para eso estamos trabajando.
– A una parte de los visitantes nacionales que acuden cada verano a las playas de Asturias les sigue sorprendiendo el sistema de mareas. ¿Llega a generar situaciones de riesgo para ustedes?
– Es cierto que llama la atención el recorrido de pleamar a bajamar para quienes están acostumbrados a la costa mediterránea. Pasan por la mañana y ven una playa enorme, y luego por la tarde ven que la pleamar la ha cubierto casi por entero. También son muy distintas las características de las tres playas urbanas de Gijón: Poniente y Arbeyal están resguardadas por el espigón de El Musel y suelen tener casi siempre bandera verde. San Lorenzo es más inestable y con frecuencia tenemos que ir moviendo la zona de baños a medida que va subiendo la marea porque se producen desniveles en el fondo de arena. En el equipo de Salvamento hacemos mucha labor de prevención, alertando a los bañistas de los riesgos y la vigilancia es constante.
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– Desde su experiencia, ¿qué recomendación daría a quienes vienen de fuera sobre la seguridad en las playas?
– Sobre todo que se informen previamente, porque cada playa tiene sus propias características y dependiendo de su orientación va a estar más influenciada en las condiciones de baño por el estado de la mar. Además de los respectivos servicios de Salvamento que haya, en las propias playas hay carteles que advierten de los posibles riesgos, y pueden también recabar información en los recursos que hay disponibles en internet.
– En los últimos años, se han sumado otros visitantes poco deseados, las medusas. ¿Cómo abordan este problema?
– Especialmente el pasado año y este, ha habido presencia de carabela portuguesa y hemos establecido un protocolo de señalizar la zona de baños con bandera amarilla y el distintivo de medusa cuando se detecta algún ejemplar. Si aparecen más de tres, se prohíbe el baño en esa zona.
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– Cambiando de tercio. ¿Lleva usted bien estar trabajando en la playa todo el verano mientras los demás disfrutan en ella del sol y los baños?
– Después de tantos años estoy ya superacostumbrada. Ni me acuerdo de cuándo tuve vacaciones en verano la última vez, debió de ser cuando estudiaba en el instituto. Y realmente no marcharme en julio y agosto, cuando Gijón tiene tanto ambiente y está en las mejores condiciones climatológicas, para mí no supone mayor esfuerzo, porque estoy en la playa, aunque sea trabajando. Realmente, no sé si podría vivir en otro sitio.
– Después o antes del trabajo, ¿tiene oportunidad de darse un chapuzón?
– Aquí en la playa hace años que no suelo hacerlo. Después, sí, cuando me voy de vacaciones en octubre procuro elegir lugares con el mar cerca. Es, además, una temporada más tranquila e ideal para desconectar, porque para aglomeraciones ya tengo bastantes por el verano.
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– En el servicio que dirige escenifican el fin de la temporada poniendo un ramo de laurel en el mástil de las banderas. ¿De dónde viene la costumbre?
– No sé si es una tradición que se siga en otros lugares, aquí se remonta a bastantes años atrás y significa que se ha cumplido el objetivo de una temporada de baños sin percances graves. Tengo entendido que viene de cuando en las edificaciones se colocaba la cubierta y ponían un ramo de laurel como fin de la obra. Para nosotros es siempre una gran satisfacción ponerlo por haber logrado una temporada más en la que la gente haya podido disfrutar de las playas en las mejores condiciones posibles y sin que nadie lo pase mal.
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