¿Por qué Meta quiere crear su propio Twitter?
El proyecto 'P92' y 'Bluesky Social' aspiran a reemplazar a la red social de Elon Musk
Twitter no levanta cabeza. Hace unos días la red social sufrió su tercera caída en un mes (la sexta en lo que va de ... año). Todo a raíz de la entrada en juego del multimillonario Elon Musk, quien adquirió la empresa para convertirla en rentable. Su estrategia, sin embargo, ha despertado el escepticismo de usuarios y analistas.
El magnate comenzó por subastar el mobiliario de la sede de la compañía en San Francisco, para posteriormente comandar despidos a lo largo y ancho del globo. A los pocos empleados que siguieron en sus puestos, Musk les advirtió de que lo hacían con el compromiso de esforzarse hasta el último aliento. Entre ellas Esther Crawford (responsable de la plataforma de suscripción Twitter Blue), que llegó a dormir en un saco bajo su escritorio para resultar igualmente despedida.
Twitter se enfrenta así a dos problemas de peso. Por un lado, la falta de los ingenieros necesarios para sustentar una infraestructura que da soporte a 550 millones de usuarios. Por otro, la ineficacia de un sistema de monetización (basado en los pagos por la verificación de perfiles) que está mermando la inversión publicitaria.
De lo primero dan cuenta los múltiples errores detectados durante las últimas semanas: enlaces que no conducen a ningún sitio, respuestas a tuits desordenadas, notificaciones que no se actualizan y publicaciones antiguas que se repiten hasta el ajo. De hecho y para estupefacción de muchos, funciones como la verificación de doble factor (un mecanismo de seguridad fundamental para cualquier otra plataforma) se han limitado a suscriptores.
Meta arranca el proyecto 'P92'
Este panorama ha motivado la desbandada de no pocos usuarios, convencidos de que el barco de Twitter se hundirá tarde o temprano (más por las malas decisiones de su nueva directiva que por la viabilidad de la red social). Lógico entonces que gigantes como Meta, inmersos en el declive de Facebook, se hayan interesado por el segmento del microblogging.
Según las últimas informaciones, los de WhatsApp preparan una red social basada en mensajes cortos. Apodado en clave 'P92', el proyecto tendría la marca de Instagram y permitiría iniciar sesión con sus credenciales, lo que garantiza una base potencial de usuarios nada desdeñable. De hecho, un portavoz de Meta ha reconocido a Platformer que trabajan en «una plataforma descentralizada para compartir textos; un espacio separado donde creadores de contenido y usuarios puedan manifestar sus intereses».
La clave de P92 (comandada por la cabeza visible de Instagram, Adam Mosseri) reside en su carácter descentralizado. Este modelo se basa en la interconexión de servidores gestionados por administradores independientes a la propia Meta, lo que supone un enfoque diametralmente opuesto al de Twitter. Aquí son los usuarios quienes votan democráticamente la incorporación de funciones y las políticas de uso de cada servidor. Estas redes sociales -adscritas a la interoperabilidad que demanda la Unión Europa- también resultan menos propensas a los ataques informáticos y la consiguiente filtración de datos personales.
Más allá de lo expuesto, la iniciativa de Meta sigue siendo una incógnita. Se da por hecho que los usuarios podrán compartir enlaces, imágenes y vídeos bajo perfiles provistos de biografía y susceptibles de verificación, pero no tanto el intercambio de mensajes directos.
Bluesky, la alternativa del cofundador de Twitter
Más avanzado en su propósito se encuentra Jack Dorsey, uno de los fundadores de Twitter (quien abandonó la empresa el pasado mayo). Tras entonar el mea culpa por el devenir de la red social, persiguió la idea de 'Bluesky Social', aplicación con la que pretende volver a los orígenes de Twitter.
Bluesky acaba de entrar en fase beta (de pruebas) para dispositivos iOS y también apuesta por la descentralización. Dorsey quiere que los usuarios tomen el control pleno de lo que publican y por tanto sus mensajes queden ajenos a la influencia de las grandes corporaciones. Para ello se descarta cualquier algoritmo que determine qué contenidos o perfiles se muestran con mayor asiduidad.
Respecto a la interfaz, encontramos pocas diferencias con la propia Twitter. Cada nombre de usuario tiene un perfil con su fotografía y descripción, donde pueden consultarse sus publicaciones de texto, fotos y vídeos. También están ahí las pestañas de búsquedas y notificaciones, el contador de seguidores y las opciones de responder, compartir o dar me gusta a cada interacción.
Lo que cambia en Bluesky, por consiguiente, son las interioridades del sistema. Sus responsables prometen un rendimiento y velocidad de carga superiores, además de facilitar la portabilidad de cuentas. Lo que no aclaran es la fecha de lanzamiento definitiva, cuando todos los interesados podrán descargar y usar Bluesky libremente. Teniendo en cuenta que su desarrollo comenzó en 2019, la cuenta atrás no puede prolongarse mucho más. Especialmente si quieren aprovechar la oportunidad de una Twitter en horas bajas.
Otras opciones de microblogging
Quienes hayan decidido darle puerta a Twitter (y no quieran esperar a las alternativas descritas más arriba) harían bien en echarle un vistazo a estos otros clientes de microblogging:
■ Mastodon: Rebasó el millón de usuarios tras materializarse la compra de Twitter por parte de Musk. Su estructura en 'instancias' dificulta dar con otros usuarios y no resulta demasiado intuitiva, pero a día de hoy es una de las elecciones mayoritarias.
■ Hive Social: Una fusión entre Twitter e Instagram. Más que a interactuar con usuarios concretos, la aplicación nos invita a descubrir los contenidos que publican a partir de las preferencias que seleccionamos al registrarnos.
■ CounterSocial: Permite mensajes de hasta 500 caracteres bajo una interfaz al estilo de Tweetdeck (por columnas). Cuenta con 60 millones de usuarios y destaca por su veto férreo tanto a las cuentas automatizadas ('bots') como a los usuarios malintencionados.
■ Plurk: También se dice libre de toxicidad, para lo que utiliza un sistema de karma con el que premiar a los usuarios más pacíficos y proactivos. Supone así una mezcla entre Twitter, Facebook y Reddit, con especial incidencia en el continente asiático.
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