'Endless Ocean Luminous': Un canto a la naturaleza hecho videojuego
Crítica ·
El clásico de Wii continúa en Nintendo Switch
El éxito incontestable de Nintendo DS y Wii trajo consigo algunos de los videojuegos más variopintos que se recuerdan. Con 'Brain Training', la doble pantalla de la multinacional japonesa dio alas a unos 'serious games' que aunaron entretenimiento y funcionalidad. Así, pusimos a prueba nuestra inteligencia, relajamos la vista, aprendimos inglés, nos colgamos el delantal e incluso ejercitamos los músculos faciales.
Algunos de estos conceptos recalaron en los sensores por movimiento de Nintendo, de forma elevada. Nos vienen a la mente 'Big Brain Academy', 'Wii Fit' (con su balance board) y propuestas algo más sosegadas como la de 'Endless Ocean'. Este último se nos vendió como un videojuego de submarinismo al uso, sí, pero en esencia no dejaba de responder a esa vertiente de utilidad dentro del ocio electrónico: grandes y pequeños interiorizaban las centenares de especies que pueblan el lecho marino mientras tomaban conciencia de su fragilidad.
Diecisiete años después y tras una secuela algo desapercibida ('Adventures of the Deep') recibimos este 'Endless Ocean Luminous' a manos del mismo estudio. Qué duda cabe de que Nintendo está recurriendo al fondo de armario de su propiedad intelectual para colmar los últimos compases comerciales de Switch, a la espera de una sucesora que será anunciada durante este año fiscal.
La propuesta no varía en exceso de lo que recordamos: disponemos de oxígeno ilimitado para recorrer una extensa superficie submarina (aquí referida como 'mar Velado'). El objetivo primordial es completar un registro de 578 animales, sobre los que se nos ofrece una completa descripción. Para ello escanearemos los entornos a golpe de gatillo, pudiendo identificar a decenas de peces por vez si lo mantenemos pulsado.
En nuestras inmersiones también daremos con numerosos objetos (un radar nos ayuda a localizarlos), peces raros diseminados a conciencia y extrañas tablillas de piedra con las inscripciones de una civilización extinta. Dichos objetivos dan algo de propósito a las dos modalidades principales, 'Inmersión en solitario' e 'Inmersión en grupo', para que no nos limitemos a bucear escaneando sin ton ni son. Así, encontrar a varias especies anómalas hará salir a otras imposibles de avistar de otro modo. Por su parte, algunos de los 340 ítems a rescatar (desde jarrones a muñecas pasando por maletas e instrumentos musicales) están asociados a una colección de 99 'misterios' o desafíos específicos, incluidos sencillos rompecabezas en los que volver a una localización acompañados de animales concretos.
Lo anterior se supedita a un sistema de puntos, ganancias y subidas de nivel que, además de garantizar el que nos sigan determinadas especies, permite desbloquear nuevos colores de atuendo, adhesivos y gestos para las mentadas inmersiones en grupo. Como en las individuales, el mapa se genera proceduralmente, pero a diferencia de éstas no tenemos la opción de seguir explorando el mismo lecho (cada sesión se limita a 60 minutos). Esto hace que cada partida resulte única y brinde sensaciones de descubrimiento genuinas a los 30 buceadores simultáneos que se admiten, quienes pueden interactuar en todo momento y guiarse por las marcas que vayan dejando sus compañeros. De este modo la exploración se agiliza y se consigue progresar a mucho mayor ritmo que si jugamos en solitario.
Y es que, aunque las primeras horas no dejaremos de avanzar a pasos agigantados (fichando peces como si no hubiera un mañana), la cosa cambia a medio plazo: lo normal será pasar horas deambulando de aquí para allá sin ver especies inéditas e intentando desbloquear misterios inespecíficos, a lo que se suma la obligación de escanear cierto número de animales para desbloquear los capítulos del modo historia. Notaréis que lo hemos dejado para el final pese a que muchos usuarios acudirán a él en primer lugar: se trata del clásico tutorial camuflado con cinemáticas 'in-game', en el que una suerte de inteligencia artificial nos irá guiando para salvar de la muerte al gran coral del mar Velado. La premisa ecologista despierta interés de inicio, pero su profundidad es nula y las interrupciones constantes: cada capítulo dura apenas unos minutos y algunos tan siquiera resultan interactivos. A partir del tercero, de hecho, los requisitos para acceder a los siguientes son tan abultados que para cuando podemos acometerlos ya hemos perdido la motivación.
En resumidas cuentas, el grueso de horas con Luminous lo pasaremos en las inmersiones libres, a las cuales Arika insuflará algo de 'picante' periódicamente, con eventos especiales en los que avistar a especímenes únicos. Es la mejor forma de aproximarse a un título como éste: nadando despreocupados y sin prisas, al compás de una relajante banda sonora que podría convertirse en el mejor remedio para los estilos de vida más estresados. Al tiempo, los niños aprenderán mucho y bien de naturaleza, gracias al notable doblaje al castellano (con la voz robótica propia de cualquier IA) de todas las descripciones.
El conjunto sorprende en lo visual por la excelsa recreación de peces, tortugas, orcas o tiburones, donde únicamente chirrían algunas texturas del fondo marino. Estamos además ante un desarrollo caracterizado por su fluidez a los mandos, que tan siquiera se resiente durante las inmersiones más multitudinarias.
Aunque el modo historia de Endless Ocean Luminous no convence por su segmentación y falta de profundidad, las inmersiones libres compensan gracias a su didáctica y sensación reiterada de descubrimiento. Especialmente si jugamos acompañados. Estamos no obstante ante un juego carente de acción (no hay reintentos por dentelladas de escualo ni nada que se le parezca), pensado para disfrutar con sosiego en partidas dispersas. Una buena opción para quienes echen de menos enfundarse el neopreno.
