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Final Fantasy VII Remake
Impresiones

Final Fantasy VII Remake: así han sido nuestras primeras 20 horas de juego

El clásico de PSX se renueva este viernes en PlayStation 4

marc fernández

Lunes, 6 de abril 2020, 12:00

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Mientras termina de cocerse el análisis propiamente dicho, abordaré las que están siendo mis impresiones con 'Final Fantasy VII Remake' (en base a las primeras 20 horas de juego y sin entrar en detalles sobre la trama, obviamente).

Cabe recordar que este es solo el primero de los episodios en que Square Enix fragmentará el desarrollo. A nivel argumental, abarca desde los inicios hasta que salimos por primera vez de Midgar; un arco que en el juego original se extendía de 5 a 10 horas. Por suerte la duración de esta adaptación es mucho mayor, rozando las 50 horas (depende del tiempo que le dediquemos al cumplimiento de actividades secundarias y a la obtención de trofeos). Esto es así por la inclusión de abundante material narrativo, útil para complementar la historia.

Amén del hincapié en los personajes secundarios (como ya habréis imaginado después de jugar a la demo), encontramos muchas subtramas alternativas. Algunas son opcionales, pero pueden resultar de interés para quienes quieran descubrirlo todo.

Tras varias horas a los mandos os daréis cuenta de que la propuesta se centra más en la acción que en el RPG; la aventura es totalmente pasillera y se complementa con cinemáticas, como ha hecho Square de toda la vida. Existe exploración, pero está bastante limitada y apenas hay backtracking. Es una decisión bastante lógica, ya que el arco de Midgard en el juego original también era así (veremos cómo lidian con el asunto del mundo abierto en próximas entregas, o si optan por seguir con espacios cerrados).

Eso no significa que el combate no sea estratégico, ni mucho menos. Machacando los botones no se consigue nada; sobre todo con los enemigos avanzados, que resultan mucho más rápidos y frenéticos. Cada personaje se controla de forma idiosincrática con respecto al resto del plantel y los controles son bastante intuitivos, lo que resulta uno de los puntos fuertes del remake.

También hay elementos que recuerdan a otros capítulos de la saga como, por ejemplo, la barra de aturdimiento enemiga (al estilo de 'Final Fantasy XIII'). De este modo, el daño producido se multiplica si damos con un punto débil. Además existen muchas opciones ofensivas: en poco tiempo descubriremos un sinfín de materias con las que ir probando distintas combinaciones, más incluso de las que podremos aprovechar a lo largo de la aventura.

Otro aspecto de agradecer es el equilibrado del arsenal y el equipamiento. No existe un arma mejor que otra en términos generales y no acostumbraremos a sustituir ítems viejos por los nuevos: cada utensilio tiene sus propias características y nos pueden aportar más ataque, defensa o incluso mayor número de espacios para poner materias.

Quiero apuntar que los combates con jefes son tremendamente espectaculares. No voy a entrar en detalles, pero seguro que los fans lo agradecerán. A grandes rasgos recuerdan bastante a los visto en 'Final Fantasy: Advent Children', película de animación denostada por la crítica pero muy querida por los fans.

El juego es puro espectáculo, tanto en lo visual como en lo narrativo. Square Enix no ha escatimado en presupuesto a la hora de mostrar músculo gráfico. Los entornos son hermosísimos y no hay una sola esquina por detallar; el diseño de los personajes es realmente lo que se merece una producción a la altura de esta categoría y se han respetado al máximo los modelos vistos a lo largo de los años. De hecho, la revisión tiene un punto contemplativo y pausado: muchas escenas nos llevan 'de paseo', a deleitarnos con los escenarios, mientras se desarrolla la trama entre los personajes.

Aunque siempre tenemos la opción de superar la historia de un tirón, al igual que en el original encontramos una buena cantidad de minijuegos y encargos (la mayoría centrados en la caza de monstruos). Son opcionales, pero satisfarán a los más completistas en su búsqueda de experiencia u objetos de interés. Con todo, algunas secundarias se antojan mejor escritas que otras.

Y hablando de lo no tan bueno, era inevitable encontrar fragmentos de relleno, con tramas que no llegan a ningún sitio o secundarios que no llegan a desarrollarse.

Otro punto negativo es la cámara de juego. Al igual que pasaba en 'Final Fantasy XV', se vuelve completamente loca en los combates, sobre todo cuando hay enemigos voladores y ejecutamos algún combo aéreo o atacamos a distancia. En esas ocasiones nos impide ver con claridad lo que ocurre durante la batalla, por lo que utilizar estrategia alguna se antoja imposible. Parece ser un mal con el que la compañía no sabe lidiar.

Finalmente, la banda sonora es magistral a todos los niveles. Cada reinvención de los temas originales es una delicia para nuestros oídos y por fin el título se encuentra perfectamente traducido al castellano, sin los errores míticos de la entrega original.

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