'Empire of Sin': Construyendo tu propio imperio criminal
Romero Games nos lleva a la Chicago del crimen organizado
jorge garmendia
Jueves, 17 de diciembre 2020, 10:20
Chicago, comienzos de la década de los veinte, la ley seca que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas acaba de entrar en vigor. La extendida afición por el whisky y la mala vida de sus gentes han convertido a los bares clandestinos, los casinos y los burdeles en los principales generadores de dólares del momento. La venta ilegal de alcohol ofrece buenas perspectivas de negocio a contrabandistas y gánsteres y la 'Segunda Ciudad' es ahora un peligroso campo de batalla donde las bandas de crimen organizado pugnan sin piedad, llenando las calles de sangre, por el control de cada establecimiento y cada distrito.
A este hirviente y oscuro escenario nos retrotrae 'Empire of Sin', un juego de estrategia en tiempo real ideado por Romero Games y publicado por Paradox Interactive, que presenta una ambiciosa combinación entre la más profunda (y corrupta) gestión empresarial y de recursos y un sistema de batallas tácticas por turnos al estilo XCOM.
Empire of Sin nos permite asumir el papel de un criminal de la época para competir, con la astucia y con la fuerza, por el control del despiadado y furtivo submundo que comienza a florecer en las cloacas de la metrópoli. El objetivo será sobreponerse y derrotar a los demás jefes del mapa, formando una temible banda del crimen con la que establecer nuestra autoridad por medio de estafas, impuestos por protección y otras corruptelas. Intentaremos así monopolizar la extensa red de negocios ilícitos y conquistar la ciudad barrio a barrio.
Comenzamos eligiendo entre uno de los catorce mafiosos disponibles, algunos reales y otros ficticios. Cada uno cuenta con un origen y cultura diferentes, sus propias convicciones y motivaciones, así como estadísticas y cualidades únicas tanto en la gestión como en el combate. En función del personaje que escojamos la partida se iniciará de una manera u otra, con una introducción personalizada en forma de cinemática y conversaciones de respuesta múltiple.
A partir de aquí, aunque durante nuestras andanzas deberemos ir completando una lista de misiones más o menos guiadas, la narrativa en Empire of Sin no es para nada lineal. Todo lo contrario. Su naturaleza de sandbox basada en la jugabilidad emergente nos brinda la oportunidad de reconstruir la historia a nuestro antojo, decisión tras decisión y acción tras acción. Con lo que, sumado a la posibilidad de asumir más de una decena de roles distintos al inicio, nos encontramos con un título que cuenta con un enorme potencial en términos de rejugabilidad.
No obstante, sea cual sea nuestra elección inicial, tendremos la posibilidad de seguir un completo y muy necesario tutorial con el que hacernos a los conceptos básicos del juego y dar los primeros pasos en el mundo del crimen organizado, adquiriendo los primeros establecimientos, afrontando alguna que otra reyerta armada y entablando relaciones con otras bandas. Una vez hayamos aprendido algunos trucos del oficio ya seremos libres de explorar por nuestra cuenta cada rincón del mapeado, por el que nos moveremos con simples golpes de click. Es entonces cuando nos daremos cuenta de la excelente presentación de Empire of Sin.
Es cierto que si analizamos su apartado gráfico de forma independiente, con algunas texturas y efectos gráficos mejorables, animaciones de los personajes que son bastante rígidas y una interfaz de usuario demasiado engorrosa, debemos asumir que este es un juego de notable justo. Sin embargo, en la puesta en escena final, la dedicación y el mimo de los desarrolladores en la dirección artística y musical logran crear una ambientación creíble, que nos traslada al ferviente e intenso Chicago de los años 20. Y en este sentido, lo que hace la mayor parte del trabajo son la fiel recreación de la época y del escenario y las excelentemente escogidas pistas de jazz de la banda sonora, que consiguen que jugar a Empire of Sin se sienta como tener un papel en un clásico del cine de mafiosos como 'El Padrino' o 'Camino a la perdición'.
Por otra parte, en lo jugable, Empire of Sin se cimenta en tres pilares: la gestión, la diplomacia y los combates. De éstos, la gestión empresarial y de recursos es sin duda el aspecto más denso, y consistente. Los parámetros a mantener bajo control son muy numerosos y, al menos inicialmente, es fácil sentirse abrumado por la gran cantidad de información. Pero bueno, al fin y al cabo, el negocio de la mafia no se trata solo de asesinatos y violencia, sino que el aspecto comercial y económico es fundamental para construir un verdadero imperio del crimen. Así que controlar las fuentes de ingreso (dirigiendo e invirtiendo en cervecerías, bares, hoteles, burdeles y casinos), gestionar la producción y la calidad del alcohol, mantener a raya a la policía o contratar a sicarios que realicen el trabajo sucio, son algunos ejemplos de la infinidad de tareas a acometer si pretendemos dominar el inframundo criminal. Pero tranquilidad, todo irá sobre ruedas a medida que nuestra red clandestina se expanda y vayamos desarrollando los diferentes tipos de negocio, ya que los quehaceres a realizar son siempre prácticamente los mismos.
En cambio, el sistema de diplomacia es una versión pormenorizada de lo visto en otros títulos del género. Hay un puñado de opciones para interactuar con la policía o con las bandas rivales y, como de costumbre, el objetivo será aumentar nuestra influencia, ganar dinero y evitar problemas. Pero esto no nos dará ningún quebradero de cabeza. Simplemente podemos optar por negociar con los enemigos, intimidarlos con alguna amenaza de gánster de principios de siglo o directamente sacar un arma y pedir las cosas por las malas.
Sí, cuando la diplomacia falla, toca solucionar las desavenencias con revólveres y escopetas. Es entonces cuanto Empire of Sin se convierte en un juego de combate táctico por turnos. Las reglas de los enfrentamientos, nuevamente, se limitan a imitar el modelo que ya funciona en el género. Así, ya sea en medio de una destilería de ginebra, en la guarida de una familia enemiga o en la misma calle, el entorno en el que se desarrolla la pelea se divide en las clásicas casillas. Esto es, una cuadricula que presenciamos desde una vista isométrica y sobre la que moveremos a los miembros de nuestra banda turno tras turno. Cada combatiente tiene su propia clase, inventario y habilidades y sus acciones dependerán de los puntos disponibles. Además, se incluyen todos los ingredientes de la receta habitual: hay diversos tipos de armas que se comportan de manera única, bombas y otros objetos arrojadizos, elementos de curación, fuego de cobertura...
En resumen, las mismas mecánicas y elementos de siempre, aunque implementadas con robustez y tintadas con la personalidad necesaria para escenificar con verosimilitud las reyertas callejeras y los duelos de mafiosos de la época. Lástima que no podamos decir lo mismo de la inteligencia artificial, a veces ausente y que dará lugar a tiroteos ridículos con movimientos, coberturas y acciones enemigas sin sentido. Algo que nos hará perder el interés por las batallas rápidamente y que deseemos tramitarlas cuanto antes, a excepción de los duelos con los jefes finales por el añadido esfuerzo estratégico que suponen.
Con todo lo anterior nuestra partida se desarrollará a medida que buscamos tener la mayor influencia en cada uno de los distritos en los que se divide la ciudad. A través de un menú es posible conocer el progreso que llevamos en el control de éstos, así como ver qué facciones siguen activas amenazando nuestra expansión. Según aumentemos nuestro poder y reputación, más puertas se nos abrirán y mayor será nuestra influencia, lo que nos permitirá reclutar hombres más cualificados y acceder a mejores equipos y materiales. Para ello existe la posibilidad de comerciar en el mercado negro y comprar armas, municiones y materiales. De esta forma iremos mejorando tanto al personaje principal y a los sicarios que le acompañan como a las infraestructuras y negocios que sustentan la economía de la organización, lo cual será esencial para garantizar el éxito en las misiones que se van sucediendo.
Nuestra valoración
Lejos de ser el mejor título de estrategia y combates por turnos de la historia, la ambición de Romero Games por recrear la Chicago del crimen organizado; por la construcción de un extenso e interesante contenido en términos de gestión, hace que Empire of Sin sea una experiencia seductora y única. Si bien es cierto que algunos errores en el apartado técnico (que esperemos sean corregidos en posteriores actualizaciones) lastran el resultado final y que la inexistente curva de dificultad puede volver el juego repetitivo, la posibilidad de encarnar a más de una decena de capos de la mafia hará que nos mantengamos entretenidos un buen puñado de horas.