Vivieron para contarlo
La élite del reporterismo informó sobre el Día D desde el campo de batalla. Sus crónicas y fotos forman ya parte de la Historia
JAVIER GUILLENEA
Miércoles, 5 de junio 2019
Grandes nombres del reportaje escrito y fotográfico, y también del cine, fueron testigos de lo que sucedió el 6 de junio de 1944 en las ... playas de Normandía y después lo contaron, cada uno a su manera. Conocieron el miedo en sus propias carnes y en las de los soldados que el Día D saltaron aterrados de las lanchas de desembarco. Sus superiores les habían dicho que la mejor forma de superar el pánico era seguir adelante, que quien se detuviera era hombre muerto. Los reporteros reflejaron en sus historias el horror de unos soldados obligados a correr al encuentro de las balas para dejar atrás el miedo. Lo que vieron y narraron fue la guerra desde dentro.
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WALTER CRONKITE
La batalla contada en primera persona
Apodado 'el hombre que más confianza inspira en Estados Unidos', Walter Cronkite, que murió en 2009 a los 92 años, está asociado a las grandes páginas de Historia de la segunda mitad del siglo XX en su país. Dio sus primeros pasos en un periódico de Texas hasta que, en los años 40, le llegó su primera gran oportunidad como corresponsal de guerra. Cubrió el frente norteafricano, el desembarco en Normandía, los aterrizajes de tropas en planeadores en Bélgica, sobrevoló Alemania en bombarderos e informó sobre los juicios de Núremberg. Se dice que fue él quien escribió el primer reportaje sobre el Día D. Lo hizo en primera persona, algo contrario a las costumbres de las agencias de prensa. Desde 1946 hasta 1948, dirigió la oficina de United Press en Moscú y en 1950 comenzó su carrera como presentador en la televisión, donde se convirtió en una leyenda. «De todo lo que he vivido, el Día D es lo que más me ha marcado», decía.
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ERNEST HEMINGWAY
Una estrella en la séptima ola de asalto
Ya era una estrella consagrada cuando embarcó en uno de los buques que se dirigían a Francia. Su personalidad desbordante atraía a los soldados pero no a los suboficiales, que la mañana del 6 de junio no le dieron autorización para desembarcar y le dejaron en un pontón. Tuvo que esperar a la séptima ola de asalto para poder pisar la playa de Omaha, cuando lo peor había pasado, aunque algunas versiones dicen que lo hizo por voluntad propia. De esta experiencia surgieron varios reportajes y una novela en la que cuenta el horror en las playas y el miedo de los soldados. Ernest Hemingway nació en 1899 en Illinois, Estados Unidos. Tras participar en la Primera Guerra Mundial como conductor de ambulancias, en 1923 publicó su primer libro, 'Tres relatos y diez poemas', y en 1926 su primera novela, 'Fiesta'. Como reportero, estuvo en la Guerra Civil española, en Normandía y en la Liberación de París. Recibió el Nobel en 1954. Siete años después, se suicidó.
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ROBERT CAPA
El poder de once fotos desenfocadas
Robert Capa fue el único fotógrafo en la primera oleada de soldados que pisó la playa de Omaha, donde se registró el mayor número de bajas. De las 134 fotos que tomó del desembarco durante más de seis horas bajo los obuses y entre las balas, solo once sobrevivieron al error cometido por un ayudante del laboratorio londinense encargado de revelarlas. Las once imágenes, más bien borrosas, dieron la vuelta al mundo acompañadas por un pie de foto en el que se decía que a su autor «le temblaban mucho las manos». Capa, no falto de humor, publicó años después sus memorias de guerra con el título de 'Ligeramente desenfocado'. El verdadero nombre del que está considerado como el mejor reportero gráfico de la historia era Endre Ernő Friedmann. Nació en Budapest en 1913 y se hizo famoso por las fotografías que sacó junto a Gerda Taro durante la Guerra Civil española. El 25 de mayo de 1954 murió tras pisar una mina mientras acompañaba a soldados franceses en Indochina. Intentaba obtener una buena foto.
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MARTA GELLHORN
La primera mujer en pisar la playa
Logró la exclusiva de su vida cuando se coló como polizón en un barco hospital que el 5 de junio zarpó hacia Normandía. Se convirtió de esta manera en la primera mujer en pisar la playa de Omaha e informar sobre el desembarco, aunque para ello tuvo que disfrazarse de camillero. La estadounidense Marta Gellhorn (1908-98) ya había destacado como corresponsal en la Guerra Civil española junto a quien fue su marido, Ernest Hemingway, entre 1940 y 1945. Para cuando llegó el Día D, el matrimonio ya estaba roto y el escritor se hizo con la acreditación de su esposa en la revista 'Collier' para ir él en su lugar, pero Gellhorn pronto se vengó. Ella alcanzó la playa antes que su celoso marido, quien tardó mucho más en poder llegar a la costa. A lo largo de su vida, la reportera cubrió numerosos conflictos bélicos. Cuando cumplió 90 años , ciega y enferma, se suicidó porque ya no podía ver «otro país, otro cielo, otro paisaje». En su testamento dejó escrito que arrojasen sus cenizas al Támesis «para seguir viajando».
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ERNST PYLE
Horror ante la «masiva producción» de muertos
Nacido en 1900, el estadounidense Ernest Pyle cubrió la guerra en África del Norte, en Italia y en Francia, donde acompañó a una unidad desde el desembarco de Normandía hasta París. La columna que escribía se publicaba en 400 diarios y 300 semanarios y acabó teniendo un gran peso social, hasta el punto de que cuando en 1944 dijo que los soldados de tierra deberían recibir una paga de combate en nada inferior a los pilotos, el Congreso de EE UU aumentó en un 50% la retribución a las tropas de Infantería en situación de combatientes. Su último destino fue Okinawa, donde en abril de 1945 murió por los disparos de un francotirador japonés. Los marines encontraron en sus bolsillos el borrador de una columna que pensaba publicar tras la guerra. En ella expresaba el horror que sentía al haber visto «hombres muertos en producción masiva en un país tras otro, mes tras mes y año tras año».
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SAMUEL FULLER
«La guerra es matar, matar y matar»
Periodista, escritor y cineasta, Samuel Fuller (1912-97) no tuvo que acreditarse como reportero por la sencilla razón de que por entonces era soldado de segunda clase y fue uno de los primeros en desembarcar en Omaha con la Primera División de Infantería del Ejército estadounidense, la famosa 'Big Red One'. Durante la contienda estuvo en África del Norte, Sicilia, en el centro de Europa, en Bélgica, Alemania y Checoslovaquia. «En Sicilia, en Normandía, en todas partes, no nos importaba dónde estábamos. Estábamos en guerra. Y la guerra es matar, matar, matar (...) La guerra no es psicológica, no es los servicios de inteligencia, ni el espionaje. Es mierda eso. Son fusiles y balas. Por cinco centavos la pieza. Y la muerte», contó más tarde en uno de sus relatos. Filmó en 1980 la película 'The Big Red One', titulada en España 'Uno Rojo, división de choque', a partir de su propia experiencia como soldado.
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