«Que tomen nota los políticos de lo que ha pasado en Andalucía con los cazadores»

– ¿La del domingo es más una reunión reivindicativa que una fiesta?

– No es una fiesta al uso. De entrada es un referente a nivel del Estado. El espacio equivale a cinco campos de fútbol y lo llenamos de gente. Gente que está preocupada. Hay un movimiento animalista muy grande, a nivel de toda Europa, subvencionado por partidos de izquierda, con mucho apoyo detrás, yque no tienen ni idea de lo que hablan. ¡Pero ni idea! Y ante el que los políticos ceden.

– ¿Se sienten ustedes desamparados por los políticos?

– Por la gran mayoría sí. Perohay que recordar que en España hay unos cinco millones de personas que viven directa o indirectamente de la caza. Yen el momento en que les toquen la fibra, sus intereses y su porvenir, se van a poner en pie. No van a permitir que les quiten lo suyo. ¡Y tienen capacidad de hacer mover los cimientos políticos de este país!

– ¿A qué se refiere?

– A la revolución de los cazadores, que ya ha empezado en Andalucía. Allí hay 100.000 cazadores federados.

– ¿Que han votado a Vox?

– Vox fue el único partido que apoyó directamente la caza y dio el pepinazo. Yojo, la Federación de allí no les dijo a los cazadores «vótale a este». Solo dijo, «señores, esto es lo que dicen los diferentes partidos políticos». Y los cazadores votaron en consecuencia. Que tomen nota nuestros políticos.

– Es evidente que en Euskadi hay una cultura de la caza. Pero aquí Vox no parece tener respaldo por mucho que apoye esta actividad.

– Euskadi es un pueblo de cazadores.

– En el que cada cual tiene sus inclinaciones políticas diferentes.

– ¡Como debe de ser! Pero en el momento en que a cada uno le toques seriamente la caza, ¡ay, amigo! Entonces veremos.

– Usted ha llegado a definir a los animalistas como «pequeño ejército del mal».

– Es gente sentimentalista. Se guía solo por los sentimientos, no por la razón. Mire, un animalista no tiene por qué ser alguien malo. Lo que ocurre es que en vez de profundizar, analizar e informarse, reacciona de mala forma. Porque la realidad es que si no hubiera cazadores, habría que inventar la caza. El hombre es un predador nato y la caza es predación regulada. Y la caza no hay que juzgarla desde aspecto sentimentales, como hacen los animalistas.

– ¿Cómo hay que abordarla?

– Desde aspectos ecológicos, conservacionistas. Hace 27 años yo ya escribí que Euskadi iba a ser el futuro paraíso de los corzos. Casi me lapidan. Pues mira, ahora tenemos problemas con los corzos, que son una plaga. Lo mismo con los jabalíes. La caza es un medio para solucionar estos problemas.

– ¿Para usted son los cazadores los verdaderos ecologistas?

– El cazador tiene que ser ecologista por principio y por propio interés. Caza la renta del patrimonio faunístico, lo que sobra, los intereses. Le interesa que ese patrimonio faunístico perviva. Por eso incluso en los cotos deja de cazar cuando hay pocas perdices.

– ¿Pero qué pasa con los cartuchos y los perdigones de plomo?

– No contaminan. Mire, el problema no es el plomo, es la deshumanización que tiene el campo. El campo está envenenado por algunos tratamientos del grano, con productos fitosanitarios como Tiram e Imidacloprid. Las perdices que han criado empiezan a comer los granos y mueren. Ylos ecologistas no dicen nada.