La viuda de Javier Ardines afirma que Pedro Nieva «sabía las rutinas» de su marido
Sostiene que el presunto inductor del crimen, al que consideraba un «amigo», sospechaba de la infidelidad desde antes de lo que admitió
ramón Muñiz | olga esteban
Viernes, 12 de noviembre 2021
Han pasado tres años y medio desde que Nuria, Alba e Iván se despertaran como viuda y huérfanos de Javier Ardines. El concejal de Llanes ... fue asesinado a unos cien metros del domicilio familiar, de madrugada, cuando iba al puerto a faenar. Ayer sus deudos pasaron el mal trago de acudir a la Audiencia Provincial, sentarse delante de los cuatro hombres acusados de orquestar aquel crimen y declarar.
En España los acusados pueden mentir en el juicio, los testigos están obligados a decir la verdad y las víctimas, desde 2015, cuentan con un estatuto que intenta protegerlas. Llegaron arropados por familiares y amigos, citados por decisión de la fiscal del caso, y lo que dijeron ante el jurado popular fue todo un misil en la línea de defensa de Pedro Nieva, el supuesto autor intelectual del suceso.
Nuria explicó que antes de la noche de autos lo consideraba su amigo. «Hacíamos planes juntos. Nos contábamos cosas, salíamos casi todos los fines de semana juntos, en un grupo de amigos». En su declaración como acusado Nieva aseguró que se había enterado de que su mujer (Katia) y Ardines mantenían una relación extramatrimonial «por casualidad», dejando sobre la mesa en la que comían los tres un teléfono en el que trataba de ver cómo mandar notas de voz pero que, sin saberlo, se quedó grabando.
La viuda de Ardines puso en cuestión esa parte del relato. Nieva «tenía sospechas anteriores», según le había confesado. «Si planificaba ir a otro sitio con su mujer ella siempre quería ir con nosotros», se lamentaba. «Me lo dijo, que sospechaba que tenía una relación con Javier», indicó.
La grabación de la polémica se efectuó en diciembre de 2017. Nieva reconoció en el juicio que el primer mes lo pasó «fatal», pero que con el tiempo se rehizo y asumió como inevitable el divorcio, que había contactado a un abogado para ello. «No culpo a Ardines de lo que pasaba», dijo.
La hija de la víctima debilitó también esa parte de la coartada. Reveló que a principios de agosto el acusado le había enviado la grabación de los amantes. ¿Por qué le enturbiaba con la vida sentimental de su padre? Según le justificó Nieva entonces «estaba destrozado». La hija recalcó que le había preguntado al acusado si esa historia era algo que sospechaba desde tiempo atrás. «Me respondió que sí», abundó.
Versiones contradictorias
El Pedro Nieva que declaró como acusado dijo rotundo: «No soy celoso ni controlador». El que aquel verano hablaba con la hija de Ardines le confió que sabía que su mujer se conectaba a whatsapp «a las 4.30 de la mañana», dijo la testigo. En casa de la víctima aquella grabación que les mandó su amigo tuvo consecuencias. Nuria M. B., la mujer, le pidió explicaciones a su marido. «Él no le dio importancia», evocó. ¿Supuso algún tipo de alteración en la pareja? «Sí, desde luego», indicó.
Faltaban solo tres semanas para que a la víctima le quitaran la vida cuando salía de casa. El lugar en el que fue atacado era «ideal» para una emboscada, según manifestaron los agentes de la investigación. «Mi marido era un hombre de costumbres», reveló su viuda. «Salía a faenar siempre sobre las seis y las seis y media, en la furgoneta», abundó. Nieva «conocía sus costumbres», agregó.
La rutina que Ardines quería seguir aquel 16 de agosto implicaba ponerse en el asiento del conductor y acudir al puerto. Le cortaron el paso tres vallas colocadas en la vía de servicio impidiendo su avance. Ese obstáculo le obligó a bajar del coche para apartarlas y ahí fue donde recibió el ataque. En realidad a principios de mes ya había aparecido una valla, como le comentó Javier. «Yo a diario llevaba a mi hijo para que lo cuidaran y vi aquella valla», ratificó la hija. «También la vi», coincidió su hermano. A todos les extrañó, porque no había obra que lo justificara, pero no le dieron mayor importancia.
Escucha el podcast 'Las dos muertes de Javier Ardines':
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Se trata de un trabajo periodístico que puedes escuchar en la web de EL CORREO y en la plataforma Podimo. Son un prólogo y diez capítulos con toda la información sobre el caso.
Otros conflictos de la víctima para suscitar dudas al jurado
Antes de que los familiares de Javier Ardines entraran, el magistrado-juez Francisco Iriarte adelantó a la fiscal y los abogados que les cortaría toda «pregunta sobre la vida personal» de la víctima. Los letrados de la defensa captaron el mensaje. Hasta ese momento venían interrogando a agentes, afilando sus preguntas para poner en cuestión la investigación, pero ante las víctimas evitaron el cuerpo a cuerpo. El único que hizo alguna pregunta fue Francisco Javier Beramendi, representante de Pedro Nieva, quien habló con sumo cuidado.
Bajo esas condiciones estiró una de las estrategias de la defensa, que pasa por poner el foco en los otros conflictos que rodeaban a Ardines. Su hija admitió que cuando la Guardia Civil le preguntó si su padre tenía enemigos les habló de los «insultos y vejaciones» que le dedicaban unas webs y los problemas que tenía con los interinos del Ayuntamiento. «Me preguntaron por todos los focos que tenía abiertos y se los cuentas porque no tienes nada que esconder», explicó la testigo.
Con uno de los agentes que declararon los abogados fueron más explícitos. Volvieron a cuestionar que no se investigara más a fondo a A., la amiga de Ardines cuyo ADN apareció en la escena del crímen. También le preguntaron por los rumores que corrieron tras el suceso. Uno de ellos apuntaba a unos fardos de droga que habían aparecido en la costa. Es un caso «que sigue sin resolverse», admitió el agente. El objetivo de las defensas es provocar la duda en al menos tres de los nueve jurados.
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