La autorización de la vacuna infantil llega con Euskadi en los mil contagios diarios

Cerca de 143.000 niños conforman este colectivo, según los datos publicados por el Eustat. La voluntad del Ejecutivo es que en unas semanas comiencen a recibir las inyecciones. «Si todo va bien, esperamos tener las primeras dosis en diciembre», dijo Sagardui en Radio Popular. Lo que no se atrevió a detallar es en qué semana del próximo mes empezarán a llegar los viales, ni en qué cantidad.

El preparado pediátrico de Pfizer consta de dos dosis administradas con tres semanas de separación. Lo que la diferencia de la que se inocula a mayores de 12 es la proporción. A los niños se les pinchará una inyección de 10 microgramos frente a los 30 que se inyecta a adolescentes y adultos. Una tercera parte. Medios del sindicato de enfermería SATSE apuntaron a este periódico que una de las opciones que valora la dirección es vacunar a los críos solo en algunos centros de salud de cada OSI. En el caso de Bilbao, la opción que gana más peso es el ambulatorio de Doctor Areilza. Las mismas fuentes agregaron que Osakidetza ha comenzado ya el proceso para contratar a enfermeras para la vacunación infantil. El proceso se solapará con el de las terceras dosis a mayores, que suma varias semanas en marcha para los que tienen 70 años o más.

En Lakua llevaban semanas esperando una decisión favorable de la EMA sobre la profilaxis pediátrica. Más aún tras el inicio de esta sexta ola. La consejera Sagardui ha insistido en reiteradas ocasiones en que los menores de 12 años constituyen el único grupo etario que carecía de una herramienta farmacológica para protegerse del virus. A ello atribuía que fuese, de largo, el colectivo con mayor incidencia acumulada específica en este último embate vírico. Este jueves ascendía a 1.002 puntos en chicos de 6 a 12 años en Euskadi, según los datos de Salud, frente a los 374 de la media de la comunidad. Hay además 116 aulas confinadas.

Y es que el virus no da tregua y los datos de contagios y de ingresos en los hospitales siguen creciendo. El Departamento vasco de Salud notificó este jueves un total de 950 nuevos infectados de covid, la cifra más elevada en esta sexta ola, y 36 pacientes críticos, cinco más que el pasado lunes. Para observar niveles cercanos al millar de contagios diarios hay que retroceder hasta mediados de agosto, cuando la embestida vírica del verano se encontraba en un momento álgido y continuaba en vigor la emergencia sanitaria.

La previsión es que la pandemia siga en fase expansiva, un escenario que llevará a más personas a los hospitales y que aboca, a las puertas de la Navidad, a la reactivación de esta herramienta jurídica, que permite decretar restricciones de aforo en la hostelería y en otros ámbitos de actividad. Es decir, volver a limitar la vida social de los vascos como vía para contener la transmisión. «La situación es preocupante», admitió la consejera Gotzone Sagardui.

Según el boletín oficial, la incidencia acumulada a 14 días mantiene un ritmo elevado de crecimiento y se sitúa en 374 casos por cada 100.000 habitantes, 127 más que hace una semana. Se trata de uno de los parámetros principales para calibrar la magnitud de este nuevo envite epidemiológico, pero en esta fase, dadas las altas coberturas vacunales, el principal foco de atención son los hospitales. Y el avance imparable de la pandemia empieza a poner en jaque al sistema.

En las últimas horas ha descendido la ocupación en planta. El informe reportó 179 vascos que han precisado tratamiento clínico para curarse de la enfermedad, once menos que el día anterior. Pero las alarmas están pulsadas. Sagardui aseguró que el incremento de los contagios supone un «aumento del riesgo de ocupación de camas hospitalarias y de UCI». Y también de fallecimientos. La consejera se mostró tajante: «Detrás de cada positivo hay riesgo de acabar con una vida». Reconoció que, matemáticamente, los hospitales vascos pueden llegar a alcanzar las 50 camas de intensivos ocupadas por enfermos covid, el límite anunciado por el propio Gobierno vasco para reactivar la emergencia sanitaria.

La parte positiva dentro de esta tormenta es que el RO, el factor que mide la velocidad de transmisión de virus, ha disminuido con respecto a hace una semana. El informe oficial lo situó en 1,29 de media general. Sin embargo, se trata de una cifra todavía preocupante, ya que superar el umbral de 1 significa que la epidemia crece. Otro parámetro que indica que el virus sigue fuera de control es la tasa de positividad. Sigue disparada. El lunes ascendió al 9,2%, el porcentaje más elevado de esta oleada.