La mascarilla dejará de ser obligatoria en la calle en España a partir del 26 de junio
Pedro Sánchez convoca un Consejo de Ministros extraordinario para el jueves para la modificación de la ley de la nueva normalidad que obligaba el uso de la protección en todos los espacios públicos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este viernes que las mascarillas dejarán de ser obligatorias en los espacios al aire libre en España a partir del sábado 26 de junio. En su intervención en la clausura del Cercle d'Economia, que se celebra en el Hotel W de Barcelona, ha explicado que convocará un Consejo de Ministros extraordinario el próximo jueves 24 para aprobar la medida. «Este será el último fin de semana con mascarillas en los espacios al aire libre», ha celebrado el presidente que ha destacado que las previsiones que hizo el Gobierno no solo son optimistas sino que se van a quedar cortas, en sus palabras.
El sábado 26 de junio las mascarillas dejarán de ser obligatorias en espacios públicos exteriores siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad con otras personas. La noticia llega después de que él mismo el pasado miércoles alentara el debate al asegurar que «pronto» la mascarilla iba a dejar de estar presente en los espacios exteriores. Moncloa –explicaron fuentes del Gobierno- decidió reservar al jefe del Ejecutivo el importante anuncio debido a que la abolición de la protección bucal, aunque lleva semanas encima de la mesa en los encuentros entre Sanidad y las comunidades, es competencia exclusiva del Ejecutivo.
En ese Consejo de Ministros Extraordinario –explicaron estas mismas fuentes- el Ejecutivo va a aprobar la reforma de la conocida como ley de la nueva normalidad (Ley 2/2021de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la Covid) que es la que fija desde el pasado marzo que la mascarilla debe portarse en todo momento y situación siempre que se permanezca en un espacio público y aunque haya distancia de seguridad.
Esa normativa fue la que las comunidades y Sanidad acordaron en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) «flexibilizar» (en la práctica, incumplir parcialmente) para permitir prescindir de la protección en playas, piscinas y otros lugares de asueto de medio acuático cuando se esté tomando el sol y sin moverse. Aquella, la de usar el Interterritorial para dar luz verde a soslayar una ley abiertamente, fue (y es) muy criticada por los servicios jurídicos del Estado.
A priori, los servicios jurídicos del Estado creen que bastaría con la aprobación de un real decreto-ley y que requerirá el refrendo del Congreso en los 30 días siguientes. En ese texto habría que retocar la redacción, «al menos» del artículo 6 que fija la obligatoriedad sin excepciones de la protección para todos los mayores de seis años que se encuentren «en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público». En realidad, explican los juristas, sería retrotraer la normativa a mayo de 2020 cuando se fijó la obligatoriedad de la protección en espacios exteriores siempre que no se pudiera guardar la distancia de seguridad.
Dos reuniones
Sanidad y Moncloa quieren evitar ahora un nuevo parche y por eso pretenden aprobar una reforma «ortodoxa» de la Ley 2/2021. El hecho de que el Gobierno haya convocado un consejo extraordinario para el jueves y no aproveche el ordinario de los martes tiene su motivo, según explicaron responsables de Sanidad. El Ejecutivo quiere discutir los detalles la nueva normativa sobre mascarillas con las autonomías, tanto el mismo martes en la Comisión de Salud Pública como el miércoles en CISNS.
A grandes líneas, la propuesta que los expertos del departamento que dirige Darias quieren hacer a las autonomías es que la protección facial en espacios públicos en exteriores solo sea obligatoria cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad (queda por establecer si sería 1,5, 2 metros ó más) con personas no convivientes o que no pertenezcan a la misma burbuja. El texto en el que trabajan codo con codo los servicios jurídicos y los expertos de Salud Pública probablemente introduzca varias excepciones en las que, a pesar de estar en exteriores y con distancia, siga siendo obligatoria la mascarilla.
A partir de hoy y hasta el jueves, Sanidad pretende volcarse en convencer a las comunidades más reacias a levantar la prohibición de los tapabocas en exteriores y cuya negativa a flexibilizar la normativa ha sido la que hasta ahora ha provocado que el Gobierno central esquivara voluntariamente llevar el asunto a las agendas oficiales de los foros de coordinación semanales (CISNS y Salud Pública) para evitar una disputa pública sobre un asunto que el Gobierno central considera «prioritario» aprobar por «unanimidad» y que entre en vigor de forma simultánea en los 19 territorios sea cual sea la posición de cada cual.
Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla-La Mancha, Galicia, Madrid, Aragón, Baleares o la propia Euskadi se han sumado con mayor o menor fervor a la corriente abolicionista. En el otro extremo –al menos hasta mediados de esta semana porque las posiciones son cambiantes- se han venido situando territorios como Navarra, Extremadura, Andalucía, Cantabria o Castilla y Léon, reacios a apoyar todavía el fin de los tapabocas. Estas últimas autonomías en realidad se alinean con una tesis epidemiológica que defiende que solo debe levantarse levantar la prohibición con una incidencia acumulada de 50 o con el 50% de la población inmunizada.
La medida, muy esperada por gran parte de la población y algunos gobiernos autonómicos, será una realidad el próximo fin de semana cuando entre en vigor el fin del uso obligatorio de las mascarillas en espacios exteriores.
Urkullu anticipó la medida esta mañana
El lehendakari, Iñigo Urkullu, señalaba esta mañana que «más pronto que tarde» podrían tomarse medidas para «suavizar» el uso de mascarillas en el exterior, siempre «teniendo en cuenta» el número de personas agrupadas. En esa línea ha insistido en que su uso continuará siendo necesario en espacios interiores.
Urkullu, en una entrevista en Euskadi Irratia, ha admitido que «usar la mascarilla es incómodo, para mí también», pero ha subrayado que ha sido una medida «efectiva» para frenar el avance del coronavirus.