El Gobierno vasco confirma una «leve tendencia negativa» del virus por las navidades

La progresión de la pandemia continúa en Euskadi por el efecto de la Navidad. El empeoramiento de los datos hace presagiar la llegada inminente de la tercera ola, que otras comunidades ya han confirmado. La comisión técnica del LABI, el consejo asesor del Gobierno vasco, reconoció este lunes que el cariz que ha tomado el virus «no es bueno, es preocupante». Así se afirmó en un dictamen hecho público tras la reunión urgente convocada para analizar la situación epidemiológica.

El Departamento vasco de Salud reportó 362 nuevos casos y una positividad del 6,8%. El número de contagios fue similar al registrado la víspera. Sin embargo, en comparación con el mismo día de la semana pasada, fueron casi un centenar más, por lo que se consolida la tendencia negativa del patógeno en los últimos 7 días, en los que se ha disparado el nivel de transmisión a cotas alejadas de las recomendaciones de la OMS. La alta movilidad del fin de semana previo a la Navidad, los encuentros familiares de los días 24 y 25 o las aglomeraciones en grandes superficies comerciales por el mal tiempo, entre otras actividades en las que se relajan las medidas de seguridad, se hacen notar ya en los registros diarios.

«Se constata un estancamiento en la evolución positiva experimentada desde principios de noviembre con una leve tendencia negativa», manifestó la mesa de expertos, que propone las medidas a seguir en base a la evolución del virus y sobre las que posteriormente decide el comité asesor, que preside el lehendakari. Los registros epidemiológicos no invitan al optimismo, pero todavía distan de los momentos más convulsos de la segunda ola vividos a principios de noviembre, cuando las restricciones se reforzaron con el cerrojazo total de la hostelería, entre otras limitaciones. La pandemia «no ofrece en este momento signos de alarma extraordinaria», señalaron.

Pero a la comisión técnica del LABI le preocupan tres factores que pueden hacer empeorar aún más los datos. Por un lado, hay que tener en cuenta que la sucesión de dos semanas con cuatro días no laborables ha podido «distorsionar» la relación de semanas anteriores entre el rastreo de contagios o contactos estrechos y el número de test realizados, que han sido bastantes menos que en jornadas no festivas y no ofrecen un fiel reflejo de la realidad. El segundo aspecto es la evolución negativa en otras comunidades y en países europeos, que no permite ninguna relajación. Y por último, la aparición en el País Vasco de, al menos, seis casos de la cepa británica.

Además, todos los indicadores van a peor. La tasa de incidencia a 14 días (casos por cada 100.000 habitantes) ha experimentado tímidas subidas en las cuatro últimas jornadas, situándose este lunes en 239, aunque ha llegado a estar 2 puntos más arriba, 6 más si se compara con el miércoles. Más severo es el empeoramiento del RO, el índice que determina la velocidad de propagación de la enfermedad. Este indicador se ha disparado hasta el 1,13 en Euskadi. Ya son 9 días seguidos de incremento, lo que permite intuir que el número de infecciones seguirá al alza.

Por tanto, el contexto es de «incertidumbre y riesgo», advirtió el órgano presidido por Jonan Fernández. Un repunte que afectará a los hospitales vascos. Hasta ayer, el panorama era similar al de días anteriores. Los registros de ingresos diarios se mantienen en niveles parecidos -el domingo hubo 35-, aunque es de esperar que esta semana se reflejen cifras más altas por el menor contacto de la ciudadanía con los servicios médicos en fines de semana. Asi, hay 353 pacientes hospitalizados, 275 en planta y 78 en la UCI. Por su parte, en las residencias vizcaínas hubo que lamentar dos muertes y se reportaron 18 nuevos afectados más por el agravamiento de algunos focos detectados días atrás.