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El equipo de la UCI de Txagorritxu aplaude a una paciente que abandona la unidad. Rafa gutiérrez y blanca castillo

Escalada de agradecimientos

Los pacientes han dado las gracias de corazón y a través de estas páginas a quienes han cuidado de ellos en hospitales y centros de salud

Martes, 5 de mayo 2020, 00:58

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Salieron del hospital y sintieron la necesidad de dar gracias y mil veces gracias a quienes les cuidaron a ellos o a sus familiares en su convalecencia. Las secciones de Enlace y Cartas al Director han recogido en estos dos duros meses las muestras de agradecimiento, admiración y cariño de decenas de vizcaínos y alaveses que decidieron abrazar a auxilares, enfermeras y médicos de la red sanitaria pública sin EPIs de por medio. Con palabras. De corazón.

  1. Emilio Alfaro

    «Porque tu marcha es una recompensa para ellos»

«Sólo querías decirles: 'Muchas gracias por estar ahí día tras día cuidándonos, rodeados de un enemigo peligroso, invisible y al acecho. Por conseguir que las sonrisas traspasen las mascarillas. Estáis llevando a cabo un trabajo que nunca podremos pagar y que no deberíamos olvidar nunca». Así se dirigía el pasado 26 de marzo a través de las páginas de este periódico el periodista Emilia Alfaro a todo el personal de la sexta planta del HUA Txagorritxu que le atendió durante los días en que la neumonía provocada por el coronavirus le dejaba sin aliento. «Pero cuando llega la hora de la verdad, sales al fin de la habitación que te ha contenido y te enfrentas a esos rostros risueños que te saludan desde el control de enfermería, porque tu marcha es una recompensa para ellos, la emoción ahoga la voz y sólo logras emitir un estrangulado 'gracias' que te suena muy muy pobre».

  1. Alfonso Camacho

    «Fueron dos ángeles con forma de enfermeras»

«Tengo 71 años y el día 22 de marzo el coronavirus me doblegó», así empezaba Alfonso Camacho una emotiva carta de agradecimiento a quienes le salvaron la vida en el hospital de Cruces durante unos días que, asegura, debió pasar en «negro», rodeado de aparatos que le mantenían con vida. Cuando escribió esto le llegaban «fogonazos» de su angustiosa lucha. «De los recuerdos que más me impactaron fueron dos ángeles con forma de enfermeras o auxiliares muy amables, que venían por la mañana, me daban la medicación, me lavaban y me daban conversación con cariño y dulzura». «Varios médicos jóvenes, cuando aún deliraba, me cogían la mano y me empezaron a convencer para discernir las alucinaciones de la realidad». Alfonso, pese a las lagunas, ya no olvida, «Gracias, muchas gracias a todos».

Aplausos desde los balcones de una familia en Bilbao. Rafa gutiérrez y blanca castillo

  1. Vertzin Berasaluze

    «Hacéis un trabajo extraordinario»

Vertzin escribió con sentimientos encontrados este homenaje a los trabajadores de Santa Marina. «El 12 de marzo, un rayo helado del destino nos removió las entrañas, nos acercó al abismo y nos huerfaneó el alma. Ese destino cruel tuvo un soplo de piedad y nos llevó al hospital de Santa Marina», empezaba su carta. No se olvidó de nadie, desde la dirección al conductor de la ambulancia. «Muchas gracias», les dijo. «Y no solamente por el magnífico y profesional desempeño de vuestras tareas, que también, sino sobre todo porque en estos momentos difíciles, de tensión, de ir a la carrera, de tener que estar pendiente de mil cosas, de tener que oír duelos y quebrantos no siempre amables… seguís atendiendo a los pacientes y usuarios con una sonrisa y palabras de ánimo incluso cuando él os resulta esquivo. Hacéis un trabajo extraordinario que, además, aderezáis con empatía».

  1. Pablo Mateos Muños

    «Suerte tener una sanidad pública de tal categoría»

El médico de familia y la enfermera de su esposa en el centro de salud de Aranbizkarra II de Vitoria fueron protagonistas del agradecimiento de Pablo junto al equipo de Cuidados Paliativos del hospital Santiago de Vitoria. Gracias a ellos, su duelo es un poco menos duro. «Y, por último, recordar a la sociedad en general la gran suerte que tenemos por tener una sanidad pública y unos profesionales de tal categoría. Que en ocasiones se nos olvida y no sabemos valorarlos como se merecen».

  1. Amparo de Bran Jiménez

    «La calidez del personal nos tranquilizó»

El coronavirus no ha borrado de la faz de la tierra las otras enfermedades. El padre de Amparo sufrió un ictus. «Quería expresar el agradecimiento de mi familia al servicio de Neurología del hospital de Galdakao (tanto a médicos como a enfermeras) por su profesionalidad y cercanía». Y añadió más cosas. «Así como al 112 por su rapidez, que a la mayor brevedad envió a la ambulancia desde Miraballes a atender nuestra llamada. En estas duras circunstancias la calidez y cariño del personal en el trato nos reconfortó y tranquilizó».

  1. Familia Marinas Camarma

    «Añadieron ese plus de cariño que tanto se agradece»

La madre, abuela y bisabuela Laura Camarma falleció. Pese al dolor, la familia quiso dar las gracias a todo el personal que cuidó de ella en la quinta planta de traumatología del HUA Santiago de Vitoria. Mentxu, Leire, Zuriñe... Enfermera, internistas... Va por ellas esta dedicatoria: «Añadieron ese plus de cariño y sensibilidad de que tanto se agradece en estas situaciones».

Homenaje entre arco iris en Vitoria. Rafa gutiérrez y blanca castillo

  1. Araceli Álava Aguado

    «Me hicieron sentirme segura y arropada»

Araceli sufrió una intervención ginecológica en pleno pico de la epidemia en Vitoria. Su pareja, por esta anómala situación, no podía estar a su lado. Pero estaban ellos, los ginecólogos, el banco de sangre, los anestesistas, el personal de quirófano, el de limpieza y las enfermeras que realizan las PCR en esa caseta instalada a las afueras del HUA Txagorritxu. «No puedo poner nombres porque seguro que alguno me dejo, aunque recuerdo el de muchos, porque todos se presentaban cuando se acercaban a mí haciéndome sentir segura y arropada, aunque no pudiera estar acompañada por mi pareja en estas circunstancias especiales. Araceli trató de borrar el miedo a quienes tengan que acudir estos días a un hospital para otra cosa que no sea el Covid. «Está todo meticulosamente controlado. Estamos en manos de grandes profesionales»

  1. Familia Ruiz Vivanco

    «Se están dejando el alma, el corazón y la vida»

«Este coronavirus se está llevando a una generación que lo ha dado todo y dejando muchos damnificados por el camino», aseguraron los Ruiz Vivanco. Ellos perdieron a su madre, pero fue un adiós «digno» con ayuda de los profesionales de Gorliz. «Nuestros sanitarios a veces defenestrados y no reconocidos lo suficiente se están dejando el alma, el corazón y la vida por salvarles, y en el final de sus días a nuestros padres, madres, generosamente les han agarrado de la mano mientras sus familias por videollamadas les hemos dicho todo lo que les queremos y hemos agradecido todo lo que han hecho por nosotras». «Nuestro eterno agradecimiento».

  1. Luis Ramón Solé

    «Agradecimiento, aliento y ánimo»

Tener que ver cómo tu hija pequeña entra en quirófano para ser intervenida de urgencia en esta situación se epidemia que impide el contacto social es tremendo. Luis Ramón Solé supo valorar el esfuerzo doble de los médicos y enfermeras del HUA Txagorritxu en esta situación. «Fue muy reconfortante para nosotros recibir una llamada telefónica del equipo médico para informarnos con palabras llenas de empatía de la finalización y el resultado de la intervención». Se sirvió de nuestra sección de Enlace para hacerles llegar «agradecimiento, ánimo y aliento».

  1. Fernando J. Pérez

    «Un mensaje de esperanza»

Y si un periodista abre este reportaje, otro lo cierra. Nuestro compañero Fernando J. Pérez se deshizo en halagos hacia el personal de Santa Marina. Ha sido uno de sus montes más escarpados.

«Este es un mensaje de esperanza para los miles de enfermos del Covid-19 y para sus familias, que viven la enfermedad desde una angustiosa distancia. Mi padre, Raimundo, es una de las más de 100.000 personas que han ganado al 'bitxo' en nuestro país». Lo superó, relató, «después de una dura lucha complicada por las severas patologías que arrastra tras haber sufrido cuatro derrames cerebrales en año y medio». Un día de estos celebrará sus 82 años en Zeberio, rodeado de sus nietos. «Pero este ejemplo de esperanza hubiera sido imposible sin el fantástico trabajo del equipo médico, y sanitarios en general, del hospital Santa Marina». «Mi padre está vivo gracias a su buen hacer. Pero más allá de su profesionalidad, me gustaría resaltar su humanidad, tanto con mi padre como con su familia. La atención y la cercanía que han mostrado con todos nosotros en estos momentos tan duros y delicados no se enseñan en ninguna facultad de Medicina o Enfermería. Es una muestra más de que lo mejor que nos está dejando esta crisis sanitaria es el valor humano de quienes están luchando en primera línea contra el virus. Gracias».

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