«Es mucho más cómodo para las personas mayores, nos ahorramos venir otra vez»
s. osorio
Lunes, 18 de octubre 2021, 23:10
Con total tranquilidad y sin temor a salir con los dos brazos doloridos. «A lo que tengo miedo de verdad es a coger el coronavirus ... o a que me metan la PCR por la boca, no a vacunarme», aseguraba ayer José Fernández, vecino de Ortuella de 85 años. Fue uno de los primeros mayores del territorio histórico -siempre mayores de 70 años y con la segunda dosis anticovid inoculada hace más de 6 meses-, en poner los dos brazos para recibir la vacuna antigripal y la tercera toma.
Los ambulatorios vizcaínos recibieron durante toda la jornada un goteo de personas citadas para protegerse contra el virus de la influenza. A personas de riesgo como Saturnina Gutiérrez, el personal de Osakidetza les ofreció 'in situ' la posibilidad de aumentar su grado de protección frente al covid. No lo dudó. «Sí, sí, así me lo quito de encima», decía la mujer de 92 años. Apoyada en su bastón, entró en la consulta y las dos enfermeras que participaron en el proceso le explicaron que primero iba a recibir la dosis de refuerzo y después la de la gripe.
Sin reposo
«¡Lo que quieras! Lo que no quiero es ponerme enferma de nada», exclamaba la nonagenaria remangándose la blusa. La doble inoculación duró apenas un par de minutos. «Es mucho más cómodo para las personas mayores, nos ahorramos venir otra vez», apuntó. Tras las dos inyecciones, el paciente se puede marchar. No es necesario reposar ni siquiera el cuarto de hora que se recomendaba en la administración de las dos primeras tomas de Pfizer y del resto de profilaxis anticovid.
«¿Ya está? ¿No me tenéis que dar nada?», preguntaba Elvira, otra de las ancianas que recibió las dos vacunas en el centro de salud de la localidad minera. «Está todo en ese ordenador», le tranquilizó una de las enfermeras enseñándole su historial médico digitalizado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión