«No buscamos venganza, queremos que se haga justicia por la muerte de Santi»
Casi cuatro años después de la muerte del menor guipuzcoano de 17 años tras recibir una paliza en San Sebastián, su familia se prepara para el juicio
Aiende S. Jiménez
Martes, 21 de febrero 2023, 07:21
La madrugada del 26 de abril de 2019 un grupo de jóvenes propinó una paliza a Santi Coca, un chico donostiarra de 17 años, que ... falleció dos días después por muerte cerebral. Su madre y su hermano, Fátima Hacine-Bacha e Iker Coca, recuerdan ese momento que «cambió y destrozó» sus vidas. Casi cuatro años después, están a las puertas de que comience el juicio a los agresores del joven, una cita que les «revuelve», pero que también necesitan para poder cerrar este «doloroso» capítulo. Aseguran que no buscan «venganza, solo justicia», y para ello piden «la máxima pena posible» para los seis acusados.
- Han pasado casi cuatro años desde que Santi murió. ¿Cómo están?
- Fátima: Yo sigo destrozada, desgarrada, con una agonía terrible de que esto no acaba y no puedo hacer un duelo al 100%. Es una gran injusticia que no se ha reparado en nada. Por eso es importante cerrar este capítulo, aunque el dolor sigue ahí.
- Iker: Yo estoy mal. Hace tres meses tuve que recurrir a una psicóloga que me ha ayudado un poco, pero esto de que no se acabe se hace eterno, tienes la autoestima por los suelos, estás desanimado todo el día y piensas que para qué vivimos. Porque no le encuentras un sentido a esto.
- El juicio arranca el 3 de marzo. ¿Cómo lo afrontan?
- I: Te revuelve todo, pero es necesario cerrar el capítulo. Hay que afrontarlo y cabeza alta, aunque duela, que duele muchísimo. Cualquiera podría pensar que lo primero que se me pasa por la cabeza es la venganza, pero con los valores que me ha inculcado mi familia lo único que quiero es justicia.
- ¿Qué sería hacer justicia?
- I: A mi hermano le han quitado la vida y no va a volver. Lo único que podemos pedir es que paguen por lo que han hecho. Que les condenen al máximo posible.
- F: Sí, el máximo. Fue un asesinato con alevosía y bien calculado. A la propia policía le chocó la brutalidad de las patadas que le dieron, estando ya con una muerte cerebral. Hay que ser salvaje. ¿Quién hace eso? Solo queremos que estas personas no estén en la calle, porque no asumen la barbaridad que han hecho y, si salen, volverán a reincidir. Son personas que habían delinquido antes, que fueron preparados exclusivamente para montarla. No pueden estar en la calle como si nada.
El paseo con madre e hijo se detiene frente al Náutico, justo en el lugar en el que Santi fue agredido y cayó inconsciente al lado de su hermano Iker, que estaba esa noche con él. Lamenta «no haber podido hacer más» por ayudarle. A él también le pegaron.
- ¿Habían vuelto a pasar por aquí o procuran evitarlo?
- F: Muchas veces lo evito, porque mis días son muy vulnerables. Me revuelve mucho, me baja la autoestima. Muchas veces no encuentro el sentido de la vida, de las ganas de vivir.
- I: Pasar por el sitio donde ocurrió es una faena, y encima yo estaba allí y me revuelve mucho. Yo si quiero un momento de paz y pensar en mi hermano me voy al cementerio y hablo con él, pero venir aquí me recuerda los peores momentos de mi vida. Como eso me hunde intento no pasar.
- ¿Qué ocurrió aquella noche?
- I: Lo estábamos pasando muy bien y llegó la hora de irnos a casa. Apareció mi hermano, que venía de otra discoteca, y este grupo se acercó a un amigo mío y le quitaron el paquete de tabaco de la mano. Les dije que las cosas no se hacían así, y noté que había tensión. Cuando me di la vuelta vi a un grupo lanzando puñetazos y patadas. Intenté separarlos y al segundo me golpearon y me tiraron al suelo. No pude hacer nada. A Santi y a mí siempre nos ha gustado ayudar y habíamos hecho un curso de primeros auxilios. Podía haber asistido en su reanimación y me arrepiento de no haber reaccionado.
- F: Tú también estabas en el suelo y estabas en shock. Eso no fue una pelea, fue un linchamiento. Santi vio que iban hacia ellos, echó a correr y fueron detrás de él. En las cámaras de seguridad se ve como huía.
- ¿Iker, cuándo se dio cuenta de lo que le había pasado a Santi?
- Cayó al lado mío. Nos tiraron casi a la vez. Yo al intentar separar y él al intentar protegerse. Hay seis acusados, pero allí había más gente.
«Era muy cariñoso»
Dejan atrás ese fatídico lugar y siguen caminando hasta el inicio del muelle, un lugar importante y feliz para ellos. «La playa de La Concha era uno de los sitios favoritos de Santi», recuerda su madre.
- ¿Cómo era Santi?
- F: Muy cariñoso. Le gustaba mucho abrazar y sonreir. Era muy social y muy humano. No le gustaban los problemas. Era bastante mediador, muy inteligente y educado. Tenía don de gentes. Le querían mucho.
- I: Era como mi mejor amigo, solo teníamos un año de diferencia. Teníamos amigos en común, compartíamos habitación...
- ¿Hablan de él habitualmente?
- F: Sobre todo de sus anécdotas, porque era gracioso.
- I: Cuando hablamos de él es porque sabemos que nos va a sacar una sonrisa. Nunca es para llorar o ponernos tristes, sino para recordarle de la mejor manera posible, como si lo tuviésemos aquí.
Uno de los acusados lleva cuatro meses en paradero desconocido
Los seis acusados de asesinar a Santi Coca será juzgados el 3 de marzo. Piden para cada uno de ellos 20 años de prisión por un delito de asesinato. La familia ejerce la acusación particular, y el Ayuntamiento de San Sebastián, la popular. El Consistorio, no obstante, varía en sus peticiones. Reclama para cinco de ellos una pena de 15 años, ya que considera que el sexto fue el autor de una «última y brutal patada» en la cabeza de Santi, y solicita para él 20 años. Se trata del joven argelino que se encuentra en busca y captura, después de que en octubre dejase de personarse en el juzgado, como estaba obligado como medida cautelar. Se ha dictado una orden de búsqueda.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión