El Ministerio apoyará el proyecto de Castro para reabrir el túnel minero que conectaba a Bizkaia
El Ayuntamiento, que ya tiene un estudio con una inversión estimada en 1,9 millones, lamenta que su intento por involucrar al Gobierno de Cantabria no haya dado sus frutos
Daniel Martínez
Domingo, 31 de agosto 2025, 10:36
El Ministerio de Transportes se ha implicado durante los últimos años con la recuperación del cargadero de Dícido, una demanda histórica de Castro, en la ... que ha invertido 1,2 millones de euros con cargo a las ayudas del programa del 1,5 % Cultural. Y de cara al futuro cercano, el departamento que dirige Óscar Puente hará lo propio con otra demanda histórica de la localidad: la rehabilitación del túnel minero de Herreros, ubicado entre la pedanía de Otañes y el municipio vizcaíno de Sopuerta, con el objetivo de convertir esta construcción que data de finales del siglo XIX en una prolongación de las vías verdes existentes. Lo hace declarando esta iniciativa como de interés general para el Gobierno de España –es una de las pocas actuaciones de todo el país que aparece citada de forma expresa– dentro del borrador de la nueva Ley de Movilidad Sostenible.
De esta manera, el Ministerio da un nuevo impulso a un proyecto en el que el equipo de Gobierno que dirige la alcaldesa Susana Herrán viene trabajando desde 2021. Durante la legislatura pasada, la regidora socialista ya anunció su intención de recuperar esta pasadizo subterráneo de cerca de 2 kilómetros. De hecho, ese año, Herrán dio a conocer el estudio encargado a la empresa Sociedad Asturiana de Diversificación Minera (Sadim). Junto con el grupo de espeleología Graes, esta empresa visitó el túnel abandonado y los técnicos desarrollaron el correspondiente informe, detallando que para el reacondicionamiento del túnel que permitiría a los usuarios trasladarse a pie o en bicicleta a ambos lados de la frontera entre Cantabria y Bizkaia sería necesaria una inversión de 1.931.160 euros y que las actuaciones tendrán que contar con 14 meses de plazo de ejecución.
«Queremos hacer una senda peatonal y ciclable para el disfrute de los castreños y para seguir recuperando nuestro patrimonio minero»
Susana Herrán
Alcaldesa de Castro Urdiales
«Han pasado unos años y habría que actualizar ese presupuesto. El importe es importante, pero creemos que vale la pena porque será para el beneficio de los vecinos de Castro y porque continúa la apuesta por seguir recuperando el patrimonio minero del municipio», resume Herrán. La alcaldesa recuerda que, tras presentar el proyecto, el Ayuntamiento ha mantenido conversaciones con el municipio vizcaíno de Sopuerta. La conclusión de esas conversaciones fue que existía un acuerdo total por la recuperación del túnel de Herreros, pero el problema era económico, pese a llevarlo a cabo a través de una financiación conjunta. «Nosotros tenemos un presupuesto algo mayor, pero Sopuerta no tenía capacidad. Necesitábamos el apoyo de los gobiernos autonómicos de Cantabria y del País Vasco», señala la regidora, que añade que en otra reunión con el viceconsejero vasco del área pusieron muy buena predisposición, pero desde entonces «ha sido imposible» cerrar una reunión a cuatro bandas con el Ejecutivo cántabro.
Castro Urdiales no renuncia –todo lo contrario– a esta colaboración con sendos gobiernos autonómicos, pero apunta que la calificación del proyecto como de interés general en la Ley de Movilidad Sostenible facilitaría también la captación de fondos del programa de subvenciones del Gobierno de España para la recuperación de vías verdes, donde «encajaría plenamente».
Características de la obra
El túnel de Herreros terminó de construirse en 1899 como parte del tren Castro-Traslaviña-Artzentales– para transportar hierro hasta la costa. El ferrocarril dejó de funcionar con el final de la actividad minera en 1966. Ahora, de materializarse su recuperación, se convertiría en uno de los túneles más largos transitables de las vías verdes europeas.
El estudio sufragado por el Ayuntamiento de Castro Urdiales para conectar ambos valles bajo tierra confirmaba la viabilidad técnica de la obra. Su estado de conservación tras 60 años sin actividad era relativamente aceptable, ya que de los 2 kilómetros de trazado, solo los 200 metros de la boca de Otañes se encontraban inundados. En algunas zonas de roca desnuda se detectaron algunos desprendimientos puntuales que tendrían que analizarse de manera mucho más concreta y la ventilación natural era suficiente para el tránsito de personas. El grueso del trabajo consistiría en el refuerzo de las bocas, la consolidación estructural del túnel y labores de drenaje, firme y pavimentación.
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