Machismo en el reguetón: ¿apología del maltrato o libertad de expresión?
Los ritmos latinos que triunfan en discotecas y listas de éxitos rezuman machismo en sus letras, hasta el punto de llegar a incitar a la violencia contra las mujeres
«No vas a revelarte conmigo o te doy tu castigo/ no me hagas abusar de la ley, que comienzo contigo y te acuso de ... violar la ley. / Si sigues en esa actitud voy a violarte».
«Pégala, azótala, sin miedo que no haré nada/ Mírala, si se ríe le gusta/ Yo le doy, tu le das por delante y por detrás».
Son los estribillos (por llamarlos de alguna manera) de dos canciones de reguetón, el género músical que por estas fechas atruena sin piedad en locales de moda, chiringuitos y terrazas veraniegas. Pura poesía la que cantan respectivamente Jiggy Drama ('Contra la pared') y Trebol Clan ('Agárrala'), dos representantes de los ritmos latinos que arrasan en las discotecas y también en las listas de éxitos. El machismo es tan explícito que no deja lugar a dudas pero en un país con 27 víctimas de violencia de género sólo en lo que va de año, ¿debería censurarse esta clara apología del maltrato cuando además proviene, en muchos casos, de ídolos de adolescentes? ¿O debería primar siempre y sobre cualquier concepto la libertad de expresión?
Más que un debate, la cuestión abre las compuertas de un fango cenagoso en el que cuesta adentrarse. Vaya por delante que la que suscribe no está a favor de censura alguna, que abomina de criminalizar la creación artística incluso cuando los límites de la ficción sean muy difusos, ni siquiera de borrar de un plumazo cualquier rastro de artistas señalados por el MeToo por muy infecto que sea su pasado, pero sorprende que se normalice la denigración gratuita de las mujeres en la música. Con una media anual de 62 asesinadas en los últimos 16 años (un millar en total) y un millón y medio de denuncias desde 2003 por agresiones machistas, no cabe duda de que como colectivo merecemos una especial protección, como así queda garantizado (sobre el papel, al menos) por la ley de violencia de género aprobada ese mismo año. ¿Se imaginaría lo que ocurriría si la letra de esas canciones hiciese referencia a sectores de población discriminados por su raza u orientación sexual? ¿A negros o a homosexuales, por ejemplo?
«Estoy enamorado de cuatro babys, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo, ninguna me pone pero». En 2016, la canción 'Cuatro babys' de Maluma desató una oleada de indignación social. Más de 90.000 personas suscribieron una petición de Change.org para solicitar la retirada tanto de la canción como del vídeo, por ser «absolutamente denigrante para el género femenino. La polémica quedó en eso, en polémica; el considerado 'rey del reguetón' sigue a lo suyo repitiendo esquemas machistas en sus canciones y escalando puestos en las listas de éxitos.
También la polémica persigue, a lo largo de los años, a Loquillo por 'La mataré', canción emblemática de los 80 que encumbró a la cima del éxito a la banda que formaba con Los Trogloditas. Su autor, Sabino Méndez, ha defendido hasta la saciedad que su letra se ha malinterpretado porque «es la primera canción de denuncia de la violencia machista».
De esta manera la reivindicó posteriormente Loquillo, tras recuperarla en su repertorio después de autocensurarse en sus conciertos durante una temporada. Así lo explicó el Loco: «Estaba hasta los cojones de que no pudiera tocar esa canción por una polémica en un momento determinado. Se nos acusó de un montón de cosas cuando al mismo tiempo se estrenó una película como 'Átame', donde a una tía se la secuestra… ¡Por favor!, éramos unos críos, nos metieron en un follón y un lío que parecía que fuéramos asesinos en serie. Entonces, pasado el tiempo, pasada la polémica y pasado todo, digo 'perdón, yo canto lo que me da la gana' y punto. Es una canción que habla de lo que habla, ¿qué pasa?, ¿que no se puede hablar de eso? Y más aún, ¿puedes comparar 'La mataré' con un montón de canciones que hay hoy en día de rap, de heavy, de thrash metal, donde se dicen verdaderas barbaridades? (...) Insisto, si tiene que ser así entonces eliminemos los tangos, eliminemos muchas rumbas… (...) Posiblemente si hubiera cantado esa canción con cuarenta y cinco años hubiese hecho otra cosa, pero es que nos cogió como unos críos».
No, no le falta razón a Loquillo, no se trata eliminar cualquier rastro de productos culturales que son el reflejo social de una época determinada por mucho que no nos gusten los valores que reflejan (o porque no reflejen ninguno) porque acabaríamos en un distopía como la que ideó Bradbury en 'Fahrenheit 451'. Y no, ninguna sociedad sana y democrática debería hacer concesiones a la censura. Tampoco con el rapero Valtonic, que se enfrenta a una desproporcionada pena de cárcel (a mi juicio) por letras en las que injuria al Rey, la Corona y las Fuerzas de Seguridad del Estado (con las mujeres habría tenido bula). Pero que haya cantantes que hoy en día versionen el clásico 'o eres mía o de nadie', que describan a la mujer como un objeto sexual para uso y disfrute de machos alfa o que trivialicen la violencia de género debería ser considerado cuando menos una anormalidad. Luego no nos llevemos las manos a cabeza cuando las estadísticas reflejan cómo crecen preocupantemente entre quinceañeros las conductas machistas y de control de la pareja: son las mismas pautas de comportamiento que reproducen los grandes éxitos del reguetón.
Por si no les queda claro, aquí se lo explican con mucho arte alumnos de Bachillerato de la escuela José María Cruz Novillo de Cuenca. Con motivo del último Día de la Mujer, un grupo de estudiantes quiso dejar en evidencia el machismo que esconden estas canciones. Les bastó desnudarles de su música para lograr un resultado demoledor.
El video se hizo viral y lleva ya casi 200.000 reproducciones en YouTube. Ya ha superado esa cifra este reguetón feminista grabado por otros alumnos de Bachillerato, en este caso del instituto Maestro Juan de Ávila de Ciudad Real. Con mucho ritmo pero sin un ápice de machismo, 'Yo solo quiero bailar', compuesto por el profesor de música del centro, Miguel Ángel Maroto, denuncia situaciones cotidianas para las adolescentes, como que desconocidos se restrieguen contra ellas en las discotecas o que sus novietes les pidan llevar la falda larga o les exijan la clave de Instagram. 'Y si te digo que no es que no / no significa tal vez, es que no / y si te digo que sí, puede que acabe en un no'. Este sí que es un buen estribillo. No se lo pierdan, el vídeo es una genialidad y es más que probable que después se descubran tarareando la canción.
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