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«La clave está en armonizar el vivir más con el vivir mejor»

Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de la Nutrición, situó en la dieta saludable el freno ante el envejecimiento

LAURA CASTELLANOS

Miércoles, 30 de septiembre 2020, 01:19

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El popular dicho 'somos lo que comemos' tiene cada vez más seguidores. Ahondar en los beneficios de una alimentación plena y saludable, unida al ejercicio físico regular, redunda en beneficios bien conocidos por todos, aunque a veces se olviden entre las estanterías del supermercado. En concreto, Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de la Nutrición, recordó las principales problemáticas que acarrea la edad en el plano físico y mental, y cómo con la alimentación pueden frenar, o al menos atrasar, muchas de las dolencias habituales que sufren las personas de más edad.

«Los ancianos son un grupo de población que está creciendo de manera importante, sobre todo en los países desarrollados, aunque conforman un colectivo muy heterogéneo», remarcó el experto en referencia a la actividad que muchos de ellos continúan haciendo a diario. En cualquier caso, y como resumió, «el envejecimiento es un proceso fisiológico en el que hay cambios importantes en la composición corporal, en los procesos de absorción de los alimentos y en el funcionamiento de casi todos los órganos, y esto hace que se propicien distintas limitaciones en el aporte de alimentos y en la reparación que cause un deterioro». Y si bien es un hecho que forma parte de la vida, se puede ralentizar, en la medida de lo posible, con algunas claves básicas.

¿Cuáles son algunas de las alteraciones más frecuentes? «La inestabilidad genómica, el acortamiento de los telómeros, los cambios epigenéticos, la desfunción mitocondrial...», enumeró Aranceta, cuya primera consecuencia es que «nuestras células envejezcan y que la funcionalidad de nuestros órganos sea paulatinamente peor».

Con una esperanza de vida superior a épocas pasadas, el experto analizó los nuevos retos a los que se enfrenta la sociedad, tanto la que ahora sobrepasa los 60 años, como los que llegarán a ellos en el futuro. «Existen muchos programas, como el de 'Envejecer con éxito' o el de 'Envejecimiento activo', que promueven optimizar las oportunidades de salud y de autogestión en las personas mayores para que puedan seguir teniendo una vida gratificante», por ello no hay que olvidar que «no solo hay que vivir más, sino también mejor». Este nuevo contexto debe encarrilar cambios para «adaptarnos a las necesidades de estas personas, lo que esperan de la vida y de su entorno».

Prevalencia de malnutrición

Aunque puede chocar, uno de los problemas clásicos en este grupo de población está en la malnutrición, «es el primer paso para el deterioro del sistema inmunitario y ser más susceptibles a infecciones, procesos degenerativos, distintos tipos de cáncer...». Así como en domicilios no suele darse tanto este fenómeno, sí es destacable su presencia tanto en residencias como en hospitales.

«Tan solo el 6% de las residencias tiene un experto en nutrición que controle el diseño y el cumplimiento de las dietas»

Como reconoció Aranceta, «nos interesa tener un buen estado nutricial para tener un buen sistema inmunológico y, por lo tanto, tener resiliencia ante las adversidades del exterior y las que se generan en nuestro entorno». El caso de los hospitales tiene fácil explicación, y es que «en ocasiones ya llegan con malnutrición y salen con un índice agravado porque hay muchas pruebas en ayunas o porque la comida no les gusta». Mientras que recoge cómo también se da en las residencias tras analizar que solo el 6% de ellas contaban con un experto en nutrición, algo que, aseguró, «debería ser ya una prioridad en todos los entes institucionales».

Para solventar estas cuestiones apuestan por la formación centrada en mejorar la alimentación, con hincapié en la 'dieta mediterránea', promocionar el ejercicio físico y generar una ocupación gratificante. Una serie de cuidados en los que también entran a formar parte los cuidadores de ayuda domiciliaria, un grupo «de suma importancia, algo en lo que hay que seguir trabajando».

Ajuste calórico y microbiota

El experto recordó que en los procesos de envejecimiento hay que tener en cuenta «el ajuste calórico, el aporte de antioxidantes y la ocupación física y mental». En el primer caso, señaló que «comer menos calorías dentro de una dieta equilibrada es capaz de aumentar la duración de la vida en un 40%».

Uno de los elementos que gestiona dicha restricción calórica, expuso, «es la modulación del acortamiento de los telómeros», además de diversas enzimas y algunos nutrientes. Ha de haber buenos hábitos y aplicar técnicas culinarias óptimas, con especial interés en «la cocina al vapor, seguida de los cocidos o la plancha». Con mención aparte a la hidratación, «a la que a veces no le prestamos suficiente cuidado».

Con vistas al futuro, aseguró que la investigación de la microbiota será fundamental para «el estudio de enfermedades crónicas». Estos microorganismos son quienes modulan lo que se absorbe y son capaces de «sintetizar sustancias ligadas al estado de ánimo y procesos cognitivos», además de «ácidos grasos, vitaminas K y D, calcio, hierro y magnesio».

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