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Hay otras fórmulas como las parejas de hecho que están subiendo en detrimento de la nupcialidad tradicional. Adobe Stock

Los juzgados vascos registran un divorcio por cada dos bodas

La caída de la nupcialidad contrasta con la estabilidad de las separaciones, que están ganando terreno en los últimos años

Domingo, 1 de septiembre 2024, 00:40

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Las bodas hace tiempo que ya no son para toda la vida. Desde que se aprobara la ley del divorcio en España allá por 1981, no han dejado de firmarse separaciones. Y el ritmo se mantiene, e incluso aumenta, en un contexto en que las uniones matrimoniales encadenan un descenso detrás de otro. Deja un escenario inaudito: por cada dos matrimonios que se oficializan en Euskadi, se rompe uno.

Ese es el dato más reciente, del año pasado. A lo largo de 2023, se dieron el 'sí, quiero', 7.225 parejas vascas, la cifra más baja -salvo los años de pandemia- de la serie, que arranca tanto en el Instituto Nacional de Estadística como en su homólogo vasco en 1975. En el otro lado están las demandas de divorcio, que según el balance del Consejo General del Poder Judicial, ascendieron a 3.387.

Y ni siquiera en esa cifra aparecen todas las rupturas. «Las estadísticas pueden ser engañosas y la realidad es que ahí no figuran parejas de hecho ni parejas que han convivido sin firmar nada», precisa Nerea Sologaistua, letrada y vocal de la Asociación española de Abogados de Familia (Aeafa).

La profesional vizcaína, especializada en derecho de familia y violencia de género, invita a fijarse en «otros indicadores de ruptura» más allá de los divorcios, como pueden ser las guardas y custodias no matrimoniales. Se trata de las medidas establecidas para el cuidado de los hijos menores de edad en casos de parejas sin casar que se rompen. El año pasado se registraron en los juzgados vascos 1.943 medidas nuevas sobre la patria potestad de los vástagos, lo que dejaría, sumando los divorcios, al menos 5.330 rupturas, una por cada 1,3 bodas.

Jon Leonardo, sociólogo y catedrático emérito de la Universidad de Deusto, también abunda en la idea de que «hay otras fórmulas como las parejas de hecho que están subiendo en detrimento de la nupcialidad tradicional». Pero, a su entender, los datos reflejan una «crisis del compromiso», que también se ve en los índices de nupcialidad, «muy bajos y tardíos» en las sociedades occidentales.

Existen, explica, «muchas teorías» sobre esta «posmodernidad», entre ellas que estamos «en una sociedad culturalmente narcisista» en la que se buscan «compromisos indoloros». «Entro en una relación o compromiso siempre y cuando me aporte y siempre pueda salir sin gran gasto energético personal», expone.

En esa «tendencia general» a la ruptura, apunta, existen «altibajos y picos». Así como las bodas, por ejemplo, se han ido reduciendo año tras año, en el caso de los divorcios se producen dientes de sierra, con ascensos destacables, por ejemplo, en 2006 (5.110 frente a los 3.161 de 2005) y en 2014 (3.881 frente a los 3.572 del año anterior) y caídas como la que se produjo en plena pandemia (3.348 divorcios en 2020 por los 4.148 de 2019).

Entre 46 y 49 años

El sociólogo, en cualquier caso, pone sobre la mesa otro factor a la hora de analizar la incidencia de las separaciones: el del incremento de la esperanza de vida. Vivir más está «llevando al mundo occidental» a realizar «una revisión», porque «llega un momento en el que el compromiso que hiciste en la juventud tiene una caducidad y la sociedad se plantea nuevos reinicios». La media de edad en las separaciones está en 46,3 años en el caso de las mujeres y en 49,7 en el de los hombres. «La caducidad son 16 años, hablamos de divorcios en los primeros quince o veinte años», señala.

Y precisamente por ese alargamiento de la vida, en el «incremento» que se está registrando, pese a que la estadística diga «que en 2023 hubo menos» divorcios que otros años -según el CGPJ en Euskadi se redujeron un 6,7% los no consensuados y un 3,9% los consensuados-, Sologaistua asegura que «desde la Abogacía estamos detectando un incremento». Señala, en ese sentido, que, al margen de las separaciones de «familias con hijos muy pequeños, incluso bebés», aprecian en el despacho «un aumento en las personas mayores de 60», que en algunos casos, si no están casados, «no figuran tampoco en la estadística de medidas sobre hijos porque los tienen ya mayores de edad».

Ese crecimiento se ve también en el número de divorcios por cada boda. Entre 1981 y 2023, se produjo una separación por cada 4,24 matrimonios, frente a los 2,1 del año pasado. Y todo apunta a que seguirá al alza. En los tres primeros meses del año, se registraron 1.018 rupturas de este tipo en la comunidad autónoma, un 19% más que en las mismas fechas del periodo anterior, y las medidas sobre guardas y custodias se situaron en 492, en unas cifras similares a las del primer trimestre de 2024 (489).

En su contexto

  • 3.387 demandas de divorcio se registraron el pasado año en Euskadi, cuando se casaron 7.225 parejas. Desde que entró en vigor la Ley de Divorcio, en 1981, y hasta 2023, se materializaron 112.638 separaciones de este tipo. En el mismo periodo, las bodas ascendieron a 478.496.

  • Parejas que no se registran Una de las dificultades para saber con exactitud cuántas rupturas se han producido es que han crecido las parejas de hecho y aquellas que conviven pero no registran su unión sobre el papel, por lo que tampoco consta su separación.

  • 1.943 guardas y custodias de parejas no matrimoniales contabilizaron en 2023 los juzgados vascos. Las medidas sobre la tutela de los hijos es un indicador de parejas que, sin estar casadas, optaron por separar sus caminos.

  • 2024 registra un aumento en el primer trimestre Los datos disponibles más actuales corresponden al primer trimestre de 2024, con 1.018 divorcios en Euskadi. Son un 19% más que en las mismas fechas del año anterior.

  • 4,24 bodas por cada divorcio se han producido de media en Euskadi entre 1981 y 2023. La tasa ha ido variando con los años y, en la actualidad, se sitúa en 2,1 matrimonios por cada separación firmada.

  • Mínimos en los 90 y el máximo en 2006 El 2006 fue el año que más divorcios gestionaron los órganos judiciales vascos, 5.064, según los datos del CGPJ. En segundo lugar se situó 2007, con 5.041. En esos años, con más de 9.000 enlaces cada uno, ya se había iniciado el paulatino descenso de las bodas, y se registraron 1,8 matrimonios por cada separación.

«Hacen falta más juzgados de familia y especializados»

«Si me toca un juicio por un divorcio a las cinco, el juez ha visto a lo largo del día una reclamación por un contrato civil, un tema de lindes...». Y por eso, expone Nerea Sologaistua, vocal de la Asociación española de Abogados de Familia, son necesarios «más juzgados de familia». En Bizkaia, explica la letrada, «solo hay en Bilbao y Barakaldo», mientras que en el resto de partidos judiciales «son mixtos», en los que los jueces «son héroes porque te llevan un divorcio y 17.000 cosas distintas». Pero que haya específicos de familia, como los de las dos principales localidades del territorio, «no significa que estén especializados, porque no hay regulada como tal una formación o una dotación de medios». «Es urgente que haya una especialización, porque una ruptura mal llevada, o un proceso de familia mal llevado, genera problemas serios», sostiene la abogada. «Parece que la falta de medios es un discurso manido», apunta antes de insistir en que es «una realidad» que «afecta a personas con nombres y apellidos».

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