Lunes, 2 de julio 2018, 00:09
En Nueva Écjia, una provincia de Filipinas al norte de Manila, los devotos de San Juan Bautista celebran a su santo patrón de una manera única. Hombres, mujeres y niños se transforman en «taong putik» («gentes de barro») y cubren y adornan sus cuerpos con barro y hojas secas de plátano y coco, para crear unas singulares vestimentas en homenaje al santo, el único cuyo nacimiento se celebra en la liturgia cristiana. Los fieles van de casa en casa pidiendo velas o limosnas para comprarlas y, después, tras los agradecimientos y súplicas en la iglesia, las prenden y se unen en procesión.
Noel Celis - AFP
En Nueva Écjia, una provincia de Filipinas al norte de Manila, los devotos de San Juan Bautista celebran a su santo patrón de una manera única. Hombres, mujeres y niños se transforman en «taong putik» («gentes de barro») y cubren y adornan sus cuerpos con barro y hojas secas de plátano y coco, para crear unas singulares vestimentas en homenaje al santo, el único cuyo nacimiento se celebra en la liturgia cristiana. Los fieles van de casa en casa pidiendo velas o limosnas para comprarlas y, después, tras los agradecimientos y súplicas en la iglesia, las prenden y se unen en procesión.
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En Nueva Écjia, una provincia de Filipinas al norte de Manila, los devotos de San Juan Bautista celebran a su santo patrón de una manera única. Hombres, mujeres y niños se transforman en «taong putik» («gentes de barro») y cubren y adornan sus cuerpos con barro y hojas secas de plátano y coco, para crear unas singulares vestimentas en homenaje al santo, el único cuyo nacimiento se celebra en la liturgia cristiana. Los fieles van de casa en casa pidiendo velas o limosnas para comprarlas y, después, tras los agradecimientos y súplicas en la iglesia, las prenden y se unen en procesión.
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