«Tenemos que formar a los alumnos para empleos que somos incapaces de atisbar»

- ¿La universidad ha vivido hasta ahora de espaldas a la realidad empresarial?

- Siempre ha habido una colaboración con la empresa. Y en estos dos últimos años hemos impulsado las aulas universidad-empresa, que son foros de colaboración para que nuestros estudiantes participen activamente haciendo sus trabajos de fin de grado o máster, doctorados...

- ¿Qué cambia, entonces?

- Digamos que ahora lo que hacemos es articular eso para que favorezca mucho más el ámbito formativo de nuestros alumnos.

- Las empresas se quejan de que los universitarios no salen preparados para las necesidades del mercado.

- El desajuste se da no tanto en la formación recibida sino en otro tipo de actitudes, lo que llamamos 'soft skills', habilidades blandas. Los desajustes entre oferta y demanda son inherentes a la vida profesional. Sería imposible, y no debe ser así, el tener un ajuste perfecto porque esto es un círculo virtuoso: la empresa tira de la formación y la formación, de la empresa.

- ¿A qué se refiere?

- No podemos formar exclusivamente para la demanda que tienen las empresas hoy; tenemos que anticiparnos y formarlos en un conocimiento que dentro de unos años probablemente generará un empleo que somos incapaces de atisbar.

- ¿En qué áreas está pensando?

- Hay una alta demanda en los grados tecnológicos, salud... Pero de cara al futuro necesitamos equipos multidisciplinares, fomentar el emprendimiento entre distintas áreas.

- ¿Qué se está llevando a cabo?

- Hemos puesto en marcha el edificio de Nautika Itsasgunea, y estamos convencidos de que el área de la energía eólica marina y las energías limpias, en general, son un reto. El cuidado del mar, el ámbito de la pesca, la biología marina, la cultura, la digitalización, los ordenadores cuánticos... Los retos son múltiples y queremos fomentar el emprendimiento.

- ¿Es difícil implicar al alumnado?

- En general los estudiantes han tenido más preferencia por el empleo por cuenta ajena que por el autoempleo. Y luego también creo que no hay que ocultar que culturalmente hay un cierto tono peyorativo, a veces, cuando hablamos de cultura empresarial o de ser empresario o empresaria. Socialmente no queda tan bien. Lo que tenemos que hacer como universidad es derribar ciertos prejuicios y entender que emprender y generar empleo es algo solidario y bueno.

- ¿Qué hay que hacer para que nuestros estudiantes no se vayan al extranjero?

- Si exportamos talento tenemos que ser capaces de atraerlo también y, a ser posible, que sea más del que mandamos fuera. Tenemos que ser un país atractivo para que la gente que se haya ido luego quiera volver y para que la gente de fuera nos conozca y quiera venir. Este es el gran reto.

- ¿Considera que Euskadi es un lugar atractivo en ese sentido?

- El Índice de Innovación de Regiones Europeas nos sitúa como una región innovadora. Euskadi atrae talento. Pero en el ámbito productivo y empresarial necesitamos más músculo para tener empresas que sean atractivas. Se suele decir que tenemos a jóvenes sobrecualificados. Bueno, yo creo que lo que tenemos es un sector productivo que no es capaz de integrar nuestro capital humano.

- El sector industrial pierde peso en favor de los servicios. Es más complicado generar puestos de alto valor añadido.

- Esos análisis se los dejo a quien corresponda. A mí lo que me toca es mi papel como rectora de la universidad pública. Pero tenemos que ampliar la demanda de puestos de trabajo de alto valor añadido, generar nuevos nichos, nuevas oportunidades.

- Sólo el 2% de los estudiantes extranjeros que llegan a España eligen Euskadi. ¿Por qué no vienen alumnos internacionales?

- Porque Euskadi no es una región con un alto porcentaje de extranjeros. Es lógico que no tengan mucha presencia en los estudios de grado. Pero en máster y doctorado tenemos porcentajes bastante altos, cercanos al 25%, de alumnos internacionales. Ahí es donde entendemos que tenemos que poner más esfuerzo, porque luego hay más posibilidades de que el talento se quede.

- La UPV cuenta ahora con dos grados íntegros en inglés. ¿Habrá más en el futuro?

- Tenemos que seguir apostando por ello. Es más fácil que venga gente si tenemos más oferta en inglés, que es la 'lingua franca' en Europa. Pero me gustaría señalar que tenemos muchos más grados donde la presencia del inglés es muy alta.

- ¿La financiación de la UPV es suficiente?

- Es suficiente para lo que hacemos. Todos los años ejecutamos unos presupuestos y no hay déficit. Pero queremos ser más ambiciosos y plantear proyectos que, estos sí, necesitarían de una financiación añadida.

- A la universidad llegan ya las primeras generaciones que se han criado con pantallas. ¿Cómo ve a las nuevas hornadas?

- Cambios generacionales ha habido siempre. Ahora lo que igual asusta un poquito es la velocidad de esos cambios. Yo creo que eso es un reto, aunque plantee renovar nuestras metodologías.

- ¿Qué hacemos con Chat GPT?

- Utilizarlo bien.

- ¿Hay algún protocolo para evitar que los estudiantes lo usen para que les haga los trabajos?

- No entendemos que sea necesario desarrollar una normativa. Cuando salió Wikipedia también fue una revolución y no hubo que hacer ninguna. Esto no va de normas, va de sentido común y de la evolución de los modelos de aprendizaje y de enseñanza en función de las tecnologías disponibles. Lo que nos toca es definir bien qué queremos que nuestros alumnos aprendan y cómo hacerlo.

- En esta revolución digital, ¿qué futuro le augura a las Letras y las Humanidades?

- Mucho. Creo que el futuro es de grupos multidisciplinares. No concibo que nos haga más humanos el tener una vida llena de objetos tecnológicos sin que haya criterios humanos detrás. Valores, ética y conocimiento humanístico.

- ¿Qué opina de que el Gobierno haya retrasado la entrada en vigor de la nueva Selectividad?

- El cambio que se pretendía implantar era muy precipitado. Nuestros estudiantes tienen que saber a qué atenerse a principio de curso. Estas cosas hay que hacerlas con sosiego, tiempo y mucho respeto a nuestros estudiantes.

- El curso arranca con un nuevo conflicto en la UPV. Profesores sustitutos denuncian precariedad y sueldos de 800 euros; ustedes afirman que se limitan a cumplir la nueva ley. ¿No hay solución?

- Voy a ser muy clara y muy tajante. La ley dice claramente que sólo se sustituye la parte de docencia, no la de investigación; por tanto, es una dedicación parcial y, evidentemente, el contrato será parcial. Nadie con una dedicación completa en la universidad cobra 800 euros. Nadie. La ley es clara: no se puede hacer un contrato a tiempo completo a gente que no hace investigación. Otra cosa es una sustitución en una plaza vacante; ahí sí que intentamos que sean a dedicación completa. Y esas son la gran mayoría de las que tenemos.

- Los afectados les acusan de interpretar la normativa a la baja.

- No existe un colectivo de sustitutos. Alguien que viene a sustituir viene y se va. La gente no se jubila como sustituto. La gente que entra a hacer una carrera académica lo que hace normalmente es su tesis doctoral y acreditarse como profesor adjunto, agregado... Si hay necesidades en el departamento en el que quiere hacer su carrera, pues en cuanto puede se estabiliza; somos la universidad que antes estabiliza, hemos adelantado dos años la estabilización y la permanencia de nuestro profesorado acreditado. Lo que esta universidad hace y seguirá haciendo es tratar de minimizar los contratos a jornada parcial.

- Ha denunciado en más de una ocasión que el exceso de burocracia lastra los ritmos de la universidad. ¿Ha cambiado algo con la nueva Ley de Universidades?

- Reivindico más flexibilidad. Por supuesto, rendición de cuentas, toda. Pero no puede ser que para sacar un contrato para algún proyecto de investigación las trabas sean tantas que se retrase ocho meses. No es algo fácil de solucionar porque es algo que trasciende al Ministerio de Universidades y a competencias del Gobierno vasco. Pero no, no se ha avanzado en este sentido.