El informe sobre ovnis del Pentágono no contiene «nada extraordinario», según los expertos
El documento «no demuestra en ningún momento que exista una amenaza para la seguridad nacional»
«Nada de extraterrestres». Así resume Vicente-Juan Ballester Olmos el informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos sobre observaciones ... de fenómenos aéreos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés) protagonizadas por pilotos militares publicado el viernes. Para el ufólogo valenciano, el principal impulsor de la desclasificación de expedientes sobre ovnis en España, el documento demuestra que «no se ha encontrado nada extraordinario» en los casos analizados. Además, añade, deja claro que «los investigadores militares de UAP tienen mucho que aprender de los investigadores de ovnis» en lo que se refiere a identificación de estímulos, ya que sólo han explicado un suceso.
El informe, realizado a petición del Senado, es una evaluación preliminar de las investigaciones de un grupo de trabajo del Departamento de Defensa (DOD) creado en agosto de 2020 para determinar si los UAP suponen una amenaza para la seguridad nacional. Han participado en su elaboración diecisiete agencias civiles y militares, y se han examinado 144 casos ocurridos desde 2004. Para los autores, «los UAP plantean claramente un problema de seguridad aérea y pueden representar un desafío para la seguridad nacional de EE UU». Ante eso, el Pentágono va a poner en marcha un programa de investigación de UAP, como ahora llaman los militares a los ovnis para desvincularlos del mito extraterrestre.
Aunque la mayoría de los UAP parecen ser «objetos físicos», ya que «se registraron a través de múltiples sensores, que incluyen radar, infrarrojos, electroóptica, buscadores de armas y observación visual», el documento establece que los incidentes pueden deberse a «confusiones aéreas, fenómenos atmosféricos, programas secretos del Gobierno o la industria estadounidense, ingenios de adversarios extranjeros y otros». «Nada de extraterrestres», apostilla Ballester Olmos.
«Básicamente, la conclusión del informe es: dadnos dinero para investigar si los UAP son un peligro real», dice el físico y escéptico Julio Plaza, quien advierte de la pobreza de un informe de nueve páginas que «no demuestra en ningún momento que exista una amenaza para la seguridad nacional». «Los autores admiten que hay un reducido número de informes de alta calidad, lo que, dicen, les impide sacar conclusiones firmes sobre la naturaleza o intenciones de los UAP», coincide Ballester Olmos. Los dos expertos destacan cómo, por ejemplo, en los 80 casos en los que los objetos parecen realizar maniobras inusuales, los investigadores admiten que podrían deberse a «errores de los sensores, falsificación o percepción errónea del observador».
«Los militares tienen que aprender, y eso les va a costar, a dudar de la fiabilidad de los testimonios de sus pilotos»
«Los militares tienen que aprender, y eso les va a costar, a dudar de la fiabilidad del testimonio de sus pilotos. El testimonio de un piloto no va a misa. Se equivocan muchas veces de forma muy grosera», afirma Ballester Olmos. Sabe de lo que habla: ha explicado muchos casos de ovnis protagonizados por pilotos civiles y militares. Plaza, que ha analizado dos vídeos de UAP grabados por cazas cuya autenticidad ha reconocido el Pentágono, cree que el objeto de uno de ellos «puede ser un avión» y el del otro «un globo o algún pájaro de gran envergadura». Sus conclusiones son similares a las que han llegado otros investigadores escépticos para esos dos sucesos inexplicados para los militares.
A Ballester Olmos, que considera los ovnis un mito moderno, le llama la atención que los investigadores del DOD sólo hayan sido capaces de explicar un caso (0,7%) de 144 cuando el Grupo de Estudio e Información sobre Fenómenos Aeroespaciales No Identificados (GEIPAN) francés, «ha resuelto el 98% de los avistamientos de ovnis en los últimos diez años. Los investigadores militares de UAP deben aprender mucho de los investigadores de ovnis», dice. Y teme que pasen «años hasta que el nuevo grupo de trabajo alcance el 'know how' de los investigadores del Proyecto Libro Azul», clausurado en 1969 después de diecisiete años porque no merecía la pena seguir investigando el fenómeno ovni, ya que no había en él nada extraordinario. «Estamos ante el Proyecto Libro Azul del siglo XXI», dice el ufólogo valenciano de una iniciativa en al que se enterrarán millones de dólares.
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